Capítulo 22

45 5 0
                                    

- Pues... - Luke empezó a decir.

Hasta el momento había estado completamente absorbida por lo que había pasado en el ascensor, y mi cabeza no dejaba de repetir lo ocurrido. Quería volver a sentir sus labios de aquella manera. Y quería sentir sus manos presionando tan fuerte mis caderas que no pudiera moverme bajo su agarre.

Pero cuando los chicos mencionaron algo sobre mañana volví de todos mis pensamientos, no entendía nada.

- Cállate Luke - Michael lo miró - no le he dicho nada.

- ¿Decirme qué? - esta vez hablé sólo para Michael.

- Nada, después hablamos de esto, ¿de acuerdo?

Asentí, totalmente confundida. Incluso parecía que le había sentado mal, y volvían a marcarse esas arrugas frontales en su pálida piel. Me terminé el vaso de agua y parecía que todos habían terminado.

- Vamos a ir al club hoy, ¿queréis venir? - Calum me miró a mí más que Michael y le miré dudosa.

- Nos quedamos aquí - Michael habló finalmente, levantándose de la silla.

Todos seguimos el  mismo camino. En la entrada, había un grupo de chicas esperándoles. Me imaginé que no eran fans por la manera en la que miraban a los chicos. Michael se retiró algo del grupo y yo me quedé a su lado.

- Vamos a ir en coche, ¿queréis venir? - Ashton se adelantó para hablar con ellas, y todas asintieron prácticamente a la vez.

Reunían más maquillaje del que había visto en toda mi vida, y cada una de ellas lucía un lujoso y provocador vestido. Jamás había imaginado que esas chicas "groupies" llegaban a ir tan lejos. Había llegado a pensar que era un simple rumor de gente famosa, pero que no solía darse a cabo. Pero en tres semanas había visto más chicas semi-desnudas que en los vestuarios del colegio.

- ¿No vas a venir, Michael? - una de ellas se peinó un mechón perfectamente rizado y le guiñó el ojo.

Me miró a mí, casi tan sorprendida como yo, pero dibujó una maléfica sonrisa y siguió insistiendo.

"Me encantaría arrancarte los pelos" grité para mis adentros. Esa chica estaba acercándose demasiado a Michael.

- Lo siento Sophie, no voy a ir al club esta noche.

Antes de que hablara nuevamente, Michael tiró de mí para ir a su habitación. Esperaba una respuesta por su parte pero sólo estuvo en silencio todo el camino de vuelta a la habitación. Lo único que se escuchaba eran los pasos ahogados bajo la moqueta del suelo.

- ¿Es que no vas a decir nada? - finalmente pregunté.

- ¿Qué? - abrió la puerta de la habitación, quitándose la camiseta.

Odiaba que hiciera eso porque conseguía debilitar hasta el punto más fuerte de mí.

- La conocías - me encogí de hombros.

Me arrepentí poco después de haber dicho eso. Michael no era mi novio, y no tenía ningún derecho a controlar su vida. Pero no podía evitar hervir de rabia cada vez que pasaba algo así. 

Ahogó una pequeña risa y buscó una camiseta entre la ropa revuelta del armario.

- Eres divertida, ¿sabes? - se giró para mirarme, pintó una burlona sonrisa que me sacó de quicio y se puso otra camiseta.

- No lo pretendo - contesté buscando mi pijama -. Michael - de repente llevé mis manos a la cabeza.

Se giró.

- He dejado mi pijama en mi cama - torcí la boca -. Da igual, puedo dormir con esto puesto.

- Esos pantalones tan... grandes se ven incómodos Clary - arrugó la nariz - puedo prestarte algo. Y así dejo de ver esos horribles pantalones para dormir.

- Mis pantalones no son horribles. No soy yo quien va tatuada, con el pelo rojo y ropa parcialmente rota - le contesté.

- Pero me has besado -salió un pequeño hoyuelo al sonreír.

- Me has besado tú.

Tiró en mi cara una de sus camisetas. La miré antes de devolvérsela.

- No voy a ponerme esto.

- ¿Qué tiene de malo?

- No tiene pantalones - abrí las manos, señalando lo obvio.

- No tengo más pantalones aquí. Esto te cubre lo suficiente. Además no voy a mirarte, tranquila.

No sabía si tomarme esto como algo bueno o malo. Pero de momento lo había pintado como algo malo, aunque no iba a dejar que se saliera con la suya. Estar con Michael parecía una completa lucha para ver quien resistía más.

- Llévame a casa, necesito coger el pijama.

- No voy a llevarte a casa, y además he bebido alcohol.

- ¿Y cuando te ha importado eso? Eres Michael Clifford - le imité, ironizando su voz.

- Sí, pero no me gustaría tener un accidente por culpa de una estúpida camiseta. Ahora pontelo, me estás poniendo nervioso - me tiró de nuevo su camiseta y respiré hondo antes de asimilar que debía dormir con eso, o con los tejanos que llevaba puestos. 

Me dirigí al cuarto de baño con su camiseta.

- ¿Dónde estás yendo? - me preguntó.

- No quiero que me veas cambiarme - cerré la puerta.

Apreté la camiseta de Michael contra mi pecho, inhalando todo su olor. Me agradaba la idea de dormir con su camiseta puesta, y respirar un poco de Michael, por muy estúpido que sonara. Si alguien pudiera verme ahora creo que se reiría durante horas.

Me puse su camiseta y me quité los pantalones, dejándolos doblados en una esquina. 

Salí de la habitación y sentí los ojos de Michael recorrerme las piernas, ahora desnudas de arriba a bajo, acabando en mis labios. Su mirada no me incomodó, pero sentí un ligero temblor en mis piernas al sentir sus claros ojos clavados en mí.

Se dio cuenta y giró nuevamente la cara, acomodándose en un lado de la cama. 

Caminé hacia la cama y me metí en ella, tapándome las piernas con la sábana blanca. Michael se rió y luego se incorporó.

- Creo que eres divertida - de repente susurró, y le miré atenta.

- ¿Porqué?

- No lo sé - se encogió de hombros.

Ambos reímos. Esta vez pude ver más de cerca sus ojos, sus labios, y su pequeña y perfilada nariz. Cuando reía, esta se movía ligeramente, y se me olvidaba completamente que era Michael Clifford. Parecía ser sólo alguien inocente disfrutar de los detalles.

- Antes, Ashton ha dicho algo sobre mañana - empezó a hablar.

Notaba cada vez que se tensaba, y esta vez volví a hacerlo. Se mordió el labio, el mismo que había besado hacía pocas horas y me miró.

Asentí con un gesto, dándole paso a seguir hablando.

- Antes no estaba enfadado, sólo quería contártelo yo, y ellos lo han dicho antes de que pudiera saber cómo decirlo. Mañana...


Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora