Capítulo 37

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Efectivamente, era Mare. Se acercó frenética antes de darme un ligero golpe en el brazo.

- ¿Pero qué te pasa? - rodó los ojos como si no pudiera creerlo.

- Nada - contesté confusa arrugando la nariz.

- Desapareces sin decir nada, besas a Travis, después a Michael y ahora él te lleva al instituto. ¿Qué está pasando? ¿Queda alguien más por besar? Te quedan 3 miembros de 5 Seconds Of Summer.

- Para el carro guapa - alcé una ceja -. No puedo darte ninguna explicación porque ni yo sé que está pasando. Pero me gusta Michael y...

- Dios bendito - arqueó los brazos teatralmente.

- Deja de gritar, me estás poniendo nerviosa.

No sabía qué iba a hacer, pero Michael me gustaba. Muchísimo. Y tenía que encontrar alguna forma de lidiar con todo el asunto. Sé que Travis era quizá demasiado sensible, y no sé como se iba a tomar la noticia así que decidí aplazarla unos días. No quería esconderle nada, sólo alargarlo el mayor tiempo posible. Eso tampoco es tan malo, ¿no?

De todas maneras me sentía mal, pero no podía dejar de pensar en lo bien que me sentía con Mike. Y con todo lo que sucedió a noche.

Una vez llegué a casa me deshice de los zapatos y subí a mi habitación. Era fin de semana así que no iba a hacer nada relacionado con trabajos y deberes. Necesitaba respirar.

Recordaba cuando Michael me dijo que había vida fuera de los libros de bilogía, y aunque sé que estaba enfadado todo lo que me decía se repetía en mi mente como si quisiera ponerse en mi contra. Ahora deseaba llamarle, preguntarle si todo había ido bien en su viaje de vuelta pero él no me había enviado ningún mensaje así que prefería no ser una carga para él.

"Quizá deba comprarme unos pantalones nuevos" miré mi viejo armario. Tenía un amor incondicional a mi ropa, pero empezaba a pensar que debía cambiar algo de él.

Así que me encaminé hacia el centro comercial. La mitad de la ropa era demasiado ostentosa, y la otra mitad ni si quiera me gustaba. Finalmente me hice con unos pantalones negros.

Eran más ajustados de lo que jamás había planteado llevar, y sus rodillas estaban rotas. Se los había visto a Michael alguna vez, y era el único que podía llevarlos de esa manera. Le quedaban demasiado bien.

Me compré esos pantalones. Eran algo totalmente diferente a mí, pero me gustaron al instante. Di una vuelta más por todo aquello antes de volver a casa.

Pero Travis se acercó. Llevaba su característica chaqueta marrón de pelo claro en el cuello y unos pantalones negros holgados. Me miró incrédulo antes de acercarse a mí.

- No te he visto en todo el día Clary - murmuró dándome un beso en la mejilla.

Sonreía ampliamente. Me destrozaba el corazón tener que decirle que era Michael quien me gustaba. No tuve fuerzas. Quizá era una completa zorra, pero no podía hacer nada. Los ojos de Travis eran demasiado frágiles.

- Lo siento, tenía prisa esta mañana - fue lo único que dije, casi olvidando que me había dicho algo.

- Oh - asintió con la cabeza -. ¿Quieres ir a tomar algo? Podemos salir por ahí, donde te apetezca.

- No puedo Travis, hoy es mejor que vuelva pronto - fingí una sonrisa -. Otro día.

Me alejé sin decir mucho más. De todas formas no me sentía bien con lo que acababa de hacer así que si me giraba para ver a Travis probablemente me pusiera a llorar y a suplicar lo idiota que soy y que es Travis quien me conviene.

Tenía una lucha interna entre llamar a Michael pero le envié un mensaje.

Yo:

Te echo de menos.

Ahora me contestaría con algo como: bien, vale. Michael no era alguien demasiado romántico, y lo único que hacía era rodar los ojos cuando yo decía algo demasiado para él. Casi podía ver sus arrugas frontales y como ponía los ojos en blanco, fingiendo un enfado aunque acabara soltando una pequeña risa.

Una vez en casa guardé mis pantalones nuevos y cené algo. Sólo iba a ponerme una película en el ordenador antes de ir a dormir. Después de una competición demasiado reñida entre Todos los días de mi vida y 50 primeras citas, ganó la primera con una ventaja casi imperceptible.

Abriendo el ordenador recordé que tenía Twitter abierto con la página del grupo. No sabía si estaba bien o no mirar, pero tenía que acabar con los dichosos nervios de una vez, así que actualicé la página. 

No tenía respuesta del mensaje de antes. Michael estaba ocupado en algún concierto o con los chicos, era alguien famoso, y los famosos apenas tienen tiempo para respirar.

Había fotos de todos ellos paseando por algún sitio de la ciudad. Se veían bien. Ver a Michael en esas fotos me removía el estómago. Estaba lejos pero podía sentir que me pertenecía tanto que estaba aquí. Me asustaba pensar eso, porque Michael probablemente no lo pensara de mí. Pero no iba a admitirlo en voz alta, sería dar demasiada ventaja.

Seguí mirando algunas actualizaciones. 

"Luke con una fan esta mañana". 

"Michael con una fan esta mañana". 

Todas ellas estaban contentas. Me preguntaba porqué yo, y no ellas. Realmente tenía motivos. Tenía que dejar de pensar así si quería mantenerme viva aunque fuera por un tiempo.

Continué subiendo hasta llegar a la última actualización, apenas diez minutos publicada. 

"Calum y Michael con algunas groupies en la habitación de su hotel".

Mis ojos se helaron al instante. Sentí una punzada en el estómago y la cena se me revolvió. Michael tenía las manos entrelazadas con una chica morena apenas cubierta con un minúsculo vestido negro. 

Cerré la pantalla queriendo perder esa foto de vista. Y me sentí idiota. Era idiota por creer que alguien de ese tipo pudiera ser algo más que un chaval revolucionado por las hormonas. Pero un día le bastó para encontrar a una fresca que pudiera sentar en su regazo y llevar a su cama.

Sentía mis ojos humedecerse y mi garganta se secó. Ya no recordaba nada del día anterior, sólo veía las manos tatuadas de Mike junto a las de esa jodida morena. 

Y ni si quiera se había molestado en tener cuidado.

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⏰ Última actualización: Aug 27, 2015 ⏰

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