Capítulo 34

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"Sal, ahora".

Me releí el mensaje un par de veces más. Eran las 3 de la madrugada y no entendía porqué había dicho eso ahora. Cogí un jersey ancho que colgaba del perchero y me envolví en él antes de salir a fuera.

Michael estaba allí plantado. La lluvia caía, y estaba totalmente empapado. Su pelo caía por su frente en forma de pequeños ríos de agua, y me miraba fijamente.

- Querías que me fuera para poder besar a tu novio. No tenías por qué esperar - de repente murmuró.

A penas se movía. Sus ojos estaban algo irritados, y tenía cara de cansado. Quise correr hacia él y besarle, abrazarle, suplicarle que se quedara, pero no quería acabar llorando otra vez.

Sentía la pesadez en sus palabras, y como si estas le dolieran.

- Esto no es verdad - dejé en un suspiro.

- Quiero ser bueno para ti, pero no puedo.

- Mike...

- No. Quiero que... Que sientas algo por mí, y todo lo que he conseguido es que me odies y quieras que desaparezca. No sé hacerlo Clary. Nadie me ha enseñado a querer, no sé cómo se hace y jamás lo sabré. Vivo de la música, y de mi guitarra, pero ¿de qué me sirve si no puedo cantarle a nadie? Y yo mismo me odio, joder - se pasó la mano por el pelo empapado y tensó la mandíbula - soy un gilipollas sin manual de instrucciones.

Corrí hacia él y le besé con ambas manos. Rodeé su cuello mojado y deslicé las manos, saborando sus húmedos labios. Michael me presionó la cintura como si rogara que no me moviera. Ni si quiera quería aire para respirar.

El agua caía por mi pelo a medida que el beso se alargaba. Le acaricié ambas mejillas antes de separarme.

- No puedo odiarte - volví a besarle.

- Lo haces. Pero intentaré ser alguien bueno para ti, Clary.

No notaba la lluvia caer encima de nosotros. La ropa se estaba quedando totalmente pegada al cuerpo pero no le di importancia. Sólo podía ver a Michael.

- Estás preciosa - apartó mi pelo mojado de la cara y me ruboricé sin querer.

Mike estaba más atractivo que nunca. Su pelo totalmente despeinado caía por su cara, y las gotas acariciaban sus facciones con suavidad. Su piel húmeda brillaba bajo el foco de la calle, y su agitada respiración conseguía algo en mí que nadie había logrado.

- Tengo frío - reí por lo bajo y tiré de él sin deshacerme de su mano enredada en la mía.

Cuando llegamos al portal, me quité el jersey totalmente empapado y lo dejé en una esquina.

- Tengo que irme - de repente Mike susurró.

- Por favor, quédate.

- Lo sé, sólo quería oír cómo sonaba en tu boca - rió pellizcándose el labio inferior con sus dientes.

Le indiqué que hiciera silencio y subimos hasta mi habitación. Coloqué bien el cierre de seguridad y me aseguré de que no podía abrirse de ninguna manera.

- Qué mierda estabas mirando - abrió mi ordenador.

- Querido John. Es mi terapia de amor - me encogí de hombros riéndo.

- Y tienes mi Twitter abierto - alzó una ceja antes de estallar en una carcajada.

Corrí hacia el ordenador y lo cerré de un golpe, tan roja como un tomate. Aparté el ordenador y le fulminé con la mirada.

- No.

- Sí - insistió, y me quise fundir en un agujero negro en ese momento.

Levantándose se encaminó a mi lavabo y se quitó la camiseta empapada. Después los pantalones, y se quedó en calzoncillos.

- ¿Llevas unos puñeteros calzoncillos de superhéroes? - me llevé la mano a la boca.

- Luke se quedó mis anteriores, así que era esto o ir sin calzoncillos.

Seguí su piel absorvida. Jamás me cansaría de ver a Michael en cada situación. Su pálida piel, contrastada de negros tatuajes, y ahora húmeda y cálida.

Cogí una camiseta limpia y cambié mi anterior, cubriéndome de manera que no se veía la ropa interior.

- Me encanta cuando llevas ese tipo de camisetas - se acercó a mí y plantó un suave beso en la nuca.

- Michael, ¿y tu gira?

- Mañana tengo concierto, pero tengo tiempo. Sólo hay 3 horas.

- ¿Has venido en coche durante 3 horas?

- Sí.

- Pero yo...

- Necesitaba hacerlo - acarició mi mejilla.

Me froté los ojos. Eran casi las cuatro de la mañana y a penas me sostenía despierta.

- Tienes que descansar ahora Clary - entró en mi cama y me indicó que entrara.

Me acuerruqué en su pecho y pasó su brazo. Echaba de menos el olor que desprendía su piel, y tracé pequeños círculos en su pecho cubierto de tinta.
Buscó mis labios y plantó un suave beso, que se fue intensificando. Me recoloqué encima de él a horcajadas y pasé ambas manos por su pecho. Mike agarró mi cintura y recorrió mis curvas con un par de dedos. Tiró ligeramente de mí para presionar mi cuerpo contra el suyo. Sentía su lengua juguetear con la mía. Mi estómago se contrajo al sentir ese beso. Sólo Mike podía hacer eso.

- Clary... - Mike dejó en un susurro provocativo.

Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora