Capítulo 12

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- Clary... - empezó a hablar.

Asentí con la cabeza, dándole paso a que siguiera hablando. Se sentó en otro lado de la cama, quedando cerca de mí. Se mordió el labio inferior y lo humedeció levemente.

- ¿Porqué te has ido antes? - trazó una fina línea con sus labios.

- No importa.

No quería recordar aquello.

- Por favor - su voz disminuyó.

- Ashton me dijo que estuviste con otra chica en el hotel la noche anterior y yo me sentí... Déjalo Michael, no sé que hago aquí.

Hice ademán de levantarme pero su mano se posó en mi pierna y me impidió levantarme de la cama.

- Estuve con una chica - eso me hirió más de lo previsto.

Inconscientemente, Michael me producía algo que cada vez me apegaba más a él. Pero él no se daba cuenta, porque no pretendía hacerlo, así que la única idiota de la historia era yo.

- Pero no hice nada con ella.

- Puedes hacer lo que quieras con ella - me encogí de hombros.

- Lo sé - lo sabía, joder.

- Les dijiste a tus amigos que habías ido a buscar comida.

- Clary, Calum puede ser la persona más idiota de este mundo, me mataría si escuchara esto - se rió para sus adentros - sólo me apetecía tranquilidad, sin tener que dar explicaciones a nadie sobre lo que hago, tengo 19 años.

¿Porqué lograba cambiar tan fácilmente? ¿Y porqué no podía quedarse eternamente así? En pocos minutos volvería a ser el mismo grosero, impertinente, y famoso Michael Clifford. Ahora sólo era un chico de su edad siendo él mismo, y me sorprendía demasiado.

- Creía que te reías de mí.

- Lo hago.

Le fulminé con la mirada.

- Pero no como tu crees - especificó.

- He pasado de ser un chico obsesionado con la música, en mi escuela, a ser alguien que recorre el mundo en una gira, y que apenas puede hacer algo. Me encanta dónde estoy, y creo que es la primera vez que estoy orgulloso de mí mismo, pero necesito sentirme normal a veces.

- Miembro de 5 Seconds Of Summer - dije en un suspiro.

Michael asintió y pasó la mano por su pelo algo descabellado. Cruzando ambas manos se me quedó mirando, y sonrió.

- No te ves tan mal, aunque lleves ese jersey - finalmente rió.

- Me gusta este jersey, ¿de acuerdo? - le di un ligero golpe en el hombro.

El móvil de Michael sonó y se disculpó antes de cogerlo. Asintió un par de veces y finalmente colgó.

Su rostro había pasado a ser relajado a estar completamente tenso. Se movió nervioso por la habitación.

- ¿Todo bien? - le miré.

- Sí - dejó caer en una imperceptible sílaba.

- Pues contármelo - intenté tranquilizarle.

- ¡Estoy bien, mierda! - de repente gritó.

- ¡Y por esto es por lo que me arrepiento de haber venido! Jamás sé como reaccionas, me estás volviendo loca Michael - me levanté y me dirigí a la puerta.

- ¿Dónde vas? - me miró sorprendido.

- A mi casa - contesté sin mirarle.

Si no salía de allí, acabaría llorando, y era lo último que quería. Michael me había dejado tan vulnerable como era posible en un simple segundo. ¿Porqué no podia ser como el resto de chicos? Su carácter era más complicado de lo que nadie se podía imaginar, y no sabía cómo mantenerme a su lado si pasaba a esos extremos.

- Ahora no es seguro que te vayas - me detuvo.

Su voz se suavizó en cuestión de segundos y le miré, cuando ya casi había cruzado la puerta.

- Hay paparazzis por todos lados, incluso las dos puertas. Si sales de aquí vas a aparecer en todos los sitios posibles.

- Quiero irme - simplemente musité.

- No lo hagas ahora. Por eso me han llamado. Se han colado dos paparazzis en la entrada del hotel, y ambas salidas están bloqueadas por la gran cantidad de ellos.

- No debía haber venido.

Sus ojos parecían dibujar algo de culpabilidad, pero eso era imposible en Michael, así que me lo quité pronto de la cabeza. Retrocedí y me senté nuevamente en la cama, tapándome la cara con ambas manos.

Ahora era un objeto al que atrapar, en el mundo de la fama. Y no podía imaginarme lo que diría la gente de mí si ahora salía del hotel, con exactitud de su habitación. Pero contar que sólo había estado en su habitación para llegar a odiarnos más, no parecía demasiado convincente. Aunque era la triste verdad. Triste para mí.

Michael no dijo nada desde mi última frase. Sólo me miraba atentamente y después se sentó a la cama a mi lado, incorporándose en la misma posición que yo, de modo que quedamos con la espalda en la pared, mirando el delicado estampado de la pared, y la televisión apagada de delante.

Aunque todo aquello me ponía nerviosa, hoy había dormido poco, y el cansancio de todo lo que había pasado se retrató en mis ojos. Sentí una enorme pesadez en los ojos, y los cerré sin poder aguantar más.

Incliné la cabeza hacia el hombro de Michael, y respiré profundamente antes de quedarme dormida en su hombro. No se movió. Sentía su respiración más cerca de lo habitual, y ese sonido me relajó hasta perder completamente la noción de la situación.

De pronto...

n/a: omg espero que os esté gustandooooo

xoxox

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