Capítulo 25

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Michael se dirigió hacia la entrada, donde había gran cantidad de fotógrafos esperando a que los famosos llegaran. 

Esperé unos metros más allá, que los cuatro se hicieron las fotos que debían hacerse. La gente iba tan jodidamente arreglada que seguía sintiéndome en un nivel inferior.

Era algo así como una fiesta privada, para promocionar algunos artistas. Allí asistían diferentes famosos. No me entraba en la cabeza como había llegado allí.

Cuando terminaron las fotos, los chicos entraron. Tomando mi mano, Michael se encaminó hacia dentro, recorriendo toda la alfombra roja y le seguí, sin montar ningún escándalo, aunque quería soltarle la mano y arrojarla lo más lejos posible.

- Clary... - susurró mi nombre en mi oído, pero me deshice de su mano y me dirigí hacia Calum, dejándolo atrás.

- Creo que sin duda eres la más guapa de este sitio - Calum alzó una ceja y sonrió.

Cuando lo hacía, se formaban pequeños pliegues en el lateral de sus ojos y me divertía verlo. Se veía tan vulnerable. Tan diferente al lado de Michael.

Un grupo de chicos se acercó a los cuatro, y se saludaron con un apretón de manos. Uno de ellos, me miró fijamente antes de susurrarle algo a Ashton, y volvió a mirarme.

- Ella es Clary - Ashton se acercó a mí - y ha venido con...

- Sola, he venido sola - le interrumpí, saludando a ese chico casi tan alto como Ashton.

- Soy Scott.

Vestía igual que ellos. Y su brazo estaba completamente tatuado. Su pelo, era rubio, y estaba peinado hacia un lado de manera despeinada. Un pequeño aro negro atravesaba su nariz. Sonriendo, pude ver cómo sus dientes se alineaban perfectamente.

- Encantada - le devolví el saludo.

- ¿Quieres ir a buscar algo para beber?

- Me encantaría - me alargó su brazo y lo tomé, apegándome a su lado.

Era guapo, pero no era mi tipo, ni si quiera me interesaba. Sólo quería ver qué hacía Michael al respecto, y hasta el momento, todo iba perfectamente. Refunfuñó algo y luego tiró de mi brazo libre.

- ¿Qué estás haciendo? - espetó enfadado.

- Qué más te da lo que haga, Mike - me coloqué bien el pelo y le dejé atrás, mientras seguía a Scott.

En el ático, había una infinita barra libre con tantas bebidas que jamás podría memorizarlas. Hacía algo de frío, así que enrosqué mis brazos entre ellos mientras Scott pedía algo para beber.

- ¿Qué te apetece? - se giró.

- Cualquier cosa sin alcohol.

Sentía el frío recorrerme la espalda. Ahora echaba de menos mi precioso suéter azul marino. 

- Aquí tienes - me alargó una copa -, sin alcohol.

Era una copa alargada, con algo rojizo dentro. No parecía ser nada malo así que lo bebí rápidamente, y a mi sorpresa me gustó más de lo que pretendía.

- Lo siento, tengo que coger otro de esos - le frené, y fui a pedir lo mismo de nuevo.

Veía diferentes caras, muchas conocidas. Me sentía tan fuera de lugar que me asustaba. Yo allí no era más que alguien insignificante.

- No pienses eso - de repente Scott me sacó de mis pensamientos.

- ¿Pensar el qué?

- Eso que estás pensando - le miré alzando una ceja, pidiendo más detalles -, que aquí no encajas. Yo no soy famoso, ni quiero serlo. Aquí mi hermano mayor es el que se lleva todo el mérito como artista, yo solo soy el pequeño. Y me encanta serlo. Imagínate tener que atender a una persona cada minuto, para que te dijeran lo bueno que es tu trabajo. ¿No es mejor estar aquí y beber lo que sea esto, sin que nadie nos moleste?

Sorprendente. Había deducido todo lo que pensaba, y pocas veces lograba que alguien me sacara de la cabeza lo que estaba pensando. 

- La verdad es que sí - reí.

Miré a través del cristal. Michael estaba hablando con un pequeño grupo de gente, e inclinaba la cabeza para mirar por la ventana. Sostuve la mirada con la suya unos instantes, pero volví a centrarme.

Michael tenía un poder de absorción demasiado poderoso en mí. Pero estaba enfadado por lo sucedido, así que ahora no quería cederle el placer.

Sabiendo que tenía su atención, me acerqué a Scott y le rodeé con los brazos.

Sentía la cabeza algo aturdida y no controlaba demasiado mis acciones. Pero no me importaba. Scott se acercó a mí y dejó un beso en mi frente. Le dediqué una fugaz sonrisa.

¿Porqué había hecho eso? No pretendía hacerlo. Sentí que Michael se removía inquieto, así que sabía que tenía el destino de mi parte. Sonreí victoriosa y le seguí rodeando, acercándome a él.

- Ven - de repente Scott me frenó, y se dirigió a una pequeña puerta que había en el lateral de la terraza. Le seguí por detrás. 

Tenía ganas de volver dentro, el frío me estaba golpeando los huesos cada vez más fuerte y mi piel se erizaba constantemente.

- ¿Dónde vamos? - pregunté.

- Sólo te estoy haciendo un favor.

Los sonidos estallaban en mi cabeza más fuerte de lo común. Todo el paisaje empezaba a dar grandes tumbos en sí mismo, y yo parecía tener una peonza bajo mis pies. Todo mi cuerpo flaqueaba. No entendía muy bien porqué me encontraba mal de esta manera.

Agarré la pequeña pared para no caerme.

- Espera, por favor - respiré hondo antes de ponerme en pie - ¿has puesto alcohol?

- Sólo un poco - sonrió y se acercó a mí para apretar mi cintura.

Asestando un golpe seco, clavó mi cadera en la pared y me rodeó con ambos brazos, cruzando la pierna para que no pudiera moverme.

- ¿Qué haces? - sentí mi cadera adolorida pero no le di importancia.

- Vamos, me estabas rogando eso mismo hace poco - pasó sus manos por mi cuerpo y me moví para salir de allí.

Pero no tenía fuerza. Todo daba enormes vueltas y había perdido completamente la dirección.

- Para, por favor - suspiré, esperando que dejara irme.

O que estaba soñando.

- Clary, no tienes que hacerte la dura conmigo. Ahora entiendo porque a Michael le gustas.

- No le gusto. Nos odiamos - le corregí, acordándome de Michael en ese preciso instante.

Me debilité tanto que no pude contestar nada más.

Scott tiró de mi vestido.

Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora