Parte sin título 21

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Cuando subí el pequeño escalón para entrar en casa, me arrepentí de haber caído en la estúpida trampa de Michael, por mucho que intentara evitarlo.

"Soy idiota" pensé mientras abría la puerta.

Kevin me preguntó por Travis y nuestro supuesto encuentro, y lejos de contarle la verdad, le dije que muy bien, y qué me había gustado mucho. No sabía cuanto tiempo esto seguiría así, porque ellos dos se conocían probablemente hablaran de ello en el club, así que tenía que pensar otra cosa.

Encendí la tele con la esperanza de evadirme de todo aquello, pero una foto familiar apareció en la pantalla. Abrí los ojos como platos.

- La actual banda 5 Seconds Of Summer continúa con su gira. Después de su concierto en Nueva York, su estancia aquí ha durado más de lo previsto. La banda australiana cada vez crece más, y los fans del mundo han empezado a organizar grandes encuentros para captar su atención. La semana pasada, Luke Hemmings, anunció que en dos semanas ellos iban a...

Apagué la tele tirando el mando ligeramente hasta el sofá y refunfuñé algo. Alguien de ahí arriba la había tomado conmigo. Era muy difícil olvidarse de alguien cuando la propia presentadora de televisión lo mencionaba. ¿Qué iba a ser lo siguiente?

La semana pasó más larga de costumbre. Intenté no pensar en Michael, y lo llevaba genial. Travis seguía incómodo conmigo, aunque le rogara cada día en el desayuno que confiara en mí, y que cada vez que Michael hablaba era para hacer daño. America estaba encantada con la historia, y no dejaba de ofrecerme modelitos ceñidos que ella adoraba, a los que yo me negaba rotundamente a llevar.

- Algún día tendrás que dejar los tejanos rotos y esas camisas de cuadros atadas a tu cintura.

- ¿Qué pasa con ello? Me encanta - me encogí de hombros.

- Y a mí, pero  tienes  pánico a la ropa de tu talla Clary.

Rodé los ojos, incapaz de seguir la conversación. Mare era increíblemente cansina cuando se lo proponía, y  ahora  era uno de esos momentos.

Movió su larga y rubia cabellera  hacia  un lado y se encogió de hombros, dándose por vencida conmigo.

- Por fin es viernes - cambió de tema - sólo una  hora  y soy libre.

Cuando literatura finalizó, me dirigí a casa. Había sido una semana larga y estaba deseando poder pisar mi cama. Este fin de semana tenía una pequeña reunión de prácticas en el edificio de la empresa, y había prometido a Mare acompañarla a un evento que hacían el sábado por la noche.

Abrí el armario para planear que me pondría mañana. Necesitaba ir algo formal, así que probablemente acabara con un vestido negro y los tacones con los cuales se me olvidaba andar.

Cerrando la puerta de nuevo, mi móvil vibró en el bolsillo trasero del pantalón y miré la pantalla. Había un número desconocido en él, y dudé si cogerlo, pero decidí pasarlo. Desde que había conocido a Michael, habían pasado algunas cosas un poco raras e intentaba evitarlas todas.

Pero sonó de nuevo, y esta vez lo cogí.

- Clary, soy Michael - su voz colapsó mi cuerpo.

Llevaba una semana sin saber nada de él, y escuchar su voz me producía una agradable sensación.

- He acabado los conciertos esta semana, y tengo el fin de semana libre. Voy a buscarte en media hora. Coge algunas cosas para pasar el sábado y el domingo. Santa mierda estoy sonando como alguien raro. De todas maneras, espérame en media hora.

- Michael no creo que sea buena idea.

Pasar el fin de semana con él era la mejor idea, y la peor a la vez. Tenía tantas cosas en mente que no sabía cómo empezar a imaginarme aquello.

- Lo es - su voz bajó el tono.

- Los dos sabemos lo que pasa cuando estamos juntos más de lo planeado, ¿recuerdas? - caminé por toda la habitación.

- No voy a rogarte Clary.

- Me gustaría que lo hicieras.

- He dicho que no voy a hacerlo - sopló - sólo ven.

- Está bien.

Colgué. Me llevé las manos a la cabeza y me tiré en mi cama. Qué acababa de hacer. Estaba apunto de empezar el mayor de mis desastres. Pasar el fin de semana con él no podía ser bueno. Pero no podía negarlo.

Cogí el bolso negro con distintos departamentos, y empecé depositar todo lo que necesitaba; ropa, un pijama, ropa interior, algo de maquillaje y zapatos de recambio. Cerré la cremallera del bolso y me dirigí fuera.

Kevin no estaba a esa hora, así que le enviaría un mensaje una vez allí para que no pudiera arrepentirme de lo que estaba haciendo.

Michael me esperaba fuera, con el coche de Ashton. Sinceramente, seguía dándome miedo subir a ese coche con Michael como conductor.

- ¿Porqué dijiste eso delante de Travis? - dije al entrar en el coche.

Estaba sonando una canción demasiado fuerte y bajé el volumen.

- ¿Quien?

- Dijiste que querías verme de nuevo en tu hotel, delante de Travis y todo el mundo. ¿Sabes lo que has hecho? Ahora me ven como una zorra en todos lados.

- Eres demasiado exagerada - rió, arrancando el coche - sólo lo escuchó tu amigo.

- Y media cafetería - aclaré.

- Y tenía que hacerlo. Tú amigo me produce... no me gusta.

- Pero a mí sí.

- ¿Entonces ese es tu novio, de verdad?

- Sí - contesté firmemente.

Le había dicho que tenía novio, así que de alguna manera tenía que buscarme alguno, porque si supiera que me lo había inventado, se reiría de mí nuevamente. Y esta vez con sentido, porque ni yo misma entendía porqué hacía eso.

Ya tendría tiempo para contarle a Travis que ahora había pasado a ser mi supuesto novio.

- Hacéis buena pareja - se encogió de hombros - sois del mismo estilo.

- ¿Qué quieres decir con eso? - le fulminé con la mirada.

- ¿De verdad quieres que lo diga? Creo que lo imaginas tú misma - estalló en una carcajada.

Definitivamente, era idiota por haber aceptado.

- Vamos, relájate. Es mi fin de semana libre y vamos a pasarlo bien, sin libros ni trabajos de instituto.

- Me lo paso bien haciendo trabajos - me incliné dándole la espalda.

- Lo que tú digas.

Michael volvió a subir la música y nadie dijo nada más hasta llegar al hotel.

Salió él y se dirigió hacia la puerta, cogiendo mi mano y atrayéndome hacia él. Con su chaqueta puesta en mis hombros y prácticamente el rostro, me encaminó hacia la puerta trasera, y una vez allí le devolví la chaqueta.

Cada vez que hacía eso recordaba que no quería que le vieran conmigo. Mi estómago se hizo pequeño pero me mordí el labio, siguiéndole hasta su habitación.

Estaba más desordenada de lo común, pero podía estar días disfrutando del olor a Michael que desprendía su habitación.

- ¿Es que vas a tener esa pizza de peperoni aquí mucho tiempo? - cerré la caja con un último trozo de pizza y lo aparté de la mesa de su habitación de hotel.

- Nunca sabes cuando vas a tener hambre - se llevó las manos en sus pantalones negros - o si va a venir Luke a buscar ese trozo de pizza - se rió.

- ¿Cómo están los chicos?

Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora