Capítulo 13

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De pronto, quedé hundida bajo un profundo sueño.

Por la mañana me desperté sin saber donde estaba. Inclinando la cabeza, vi a Michael completamente dormido. Estaba relajado, con diferencia a las otras veces, y sostenía mi cintura con una de sus manos. ¿Porqué no podía ser siempre así?

Su cálida respiración chocaba en mi cara levemente. Sonreí al ver cómo ahora era completamente diferente. Más que un famoso, parecía un niño pequeño.

Sus ojos se entre abrieron y se quedó mirándome. Miró su mano, que sostenía mi cintura, pero no la apartó.

Su cara, adormilada, se veía igual de bien que siempre. Sus ojos algo cerrados parecían más claros de lo habitual, y su pelo totalmente alborotado me hacía recordar lo atractivo que era, incluso dormido.

Alguien llamó a la puerta, y escuché por primera vez la voz grabe de Michael. Eso no era sano para mi salud.

Se levantó, maldiciendo en voz alta todo lo que veía. Me di cuenta entonces de que estaba en calzoncillos y mi cara enrojeció por momentos.

- ¿Quién es? - dijo detrás de la puerta.

- Soy yo - alguien contestó, aunque no sabía quién era.

Michael abrió y apareció un chico rubio malditamente alto, que parecía tener una media sonrisa en sus labios. Inclinó la cabeza hacia mí, y luego miró nuevamente a Michael, pero no comentó absolutamente nada.

- Esta tarde es el concierto.

- Mierda - Michael se llevó las manos a la cabeza y se frotó la cara.

- Y en un par de horas el ensayo - se frotó el ojo.

- Dame media hora.

- Y deja de quitarme mis calzoncillos - rodó los ojos divertido antes de irse.

- No es mi culpa que me quede mejor que a ti.

Michael soltó una carcajada antes de volver hacia mí.

- Hoy es el concierto aquí. Tengo que irme, el ensayo es en dos horas, y aún no he hecho nada. Seguramente los chicos quieran ir a por pizzas antes de ir al ensayo. Especialmente Luke.

- ¿Ese chico sólo piensa en comida? - alcé una ceja.

- Y en lo bien que me queda su ropa interior - puso las manos en jarra, en cada lado de la cadera y lució los calzoncillos de Luke antes de reír.

Puse mis manos en la cara, los nervios consiguieron que acabara completamente roja. Michael me miró antes de coger algo del armario.

- Tengo que ir a darme una ducha, ahora que no tengo que compartirla con Luke. Puedes ducharte después si quieres, tengo que preparar todo.

Se escurrió por una puerta blanca que había en la habitación de al lado. Me quedé sentada en la cama, pensando en todo.

Temía que Michael volviera a ser Michael en cualquier momento, y cuando eso pasara probablemente perdería los nervios.

Sentí el agua de la ducha pocos minutos después, y empezó a cantar mientras el agua caía. Me gustaba escuchar su voz, parecía tan calmada en ese momento.

- She sleeps alone , my heart wants to come home. I wish I was, I wish I was beside you. She lies awake, I'm trying to find the words to say. I wish I was, I wish I was beside you.

Sonaba igual que en acantilado. Su voz era diferente a la de cuando estaba enfadado, y me sorprendía escucharle cantar así. Cerré los ojos, mientras tarareaba esa canción. Me preguntaba si la habría escrito él.

Pronto terminó, y salió del baño con una toalla rodeando su cintura, y las pequeñas gotas que caían de su pecho, cruzando los tatuajes de sus brazos. Su pelo caía mojado en su cara, y se veía más rojo de lo que lo tenía.

Si algún día se me pasaba por la mente aparecer con el pelo rojo, probablemente mi hermano acabaría conmigo de alguna manera. Pero no tenía agallas suficientes de hacer tal locura.

Entré en la ducha, antes de seguir mirando a Michael aunque no quisiera. Se rió, al darse cuenta de que me había quedado descaradamente repasando su cuerpo.

Las paredes eran blancas, como el resto del lavabo, con pequeños toques rojos y dorados. Encendí el agua, por fin podía ducharme después de todo.

No sabía porqué seguía allí después de todo, aguantando algo que no me pertenecía. Michael sólo intentaba salvar su culo y que no le relacionaran conmigo, porque no era algo que a él le favoreciera, a no ser que fuera una modelo de metro ochenta con ojos azules y un cuerpo de escándalo.

Era una estudiante de ojos marrones y pelo liso que se dedicaba a estudiar, y a la que, segun Michael, no le gustaba la moda. Aunque no tenía ningún tipo de enfado con eso, mi estilo me pertenecía y eso nadie podía quitármelo.

Aún así, no era nada buena para él. Era tan mala como él para mí. Desde que le conocía, había subido a un coche sin licencia, con alguien que corría tres veces más de lo permitido. Había dormido en un hotel de alguien potencialmente famoso, había mentido a mi hermano. Fríamente, esa no parecía yo en ninguno de los sentidos.

Al salir de la ducha, la habitación estaba vacía. Michael no estaba por ningún lado. Se había ido, probablemente, porque tenía prisa y yo no ayudaba demasiado.

La puerta se abrió, y apareció él, con una guitarra en la mano. Al verme quieta en el centro de la habitación, dedujo que algo no iba bien, y mordió levemente su labio inferior.

- ¿Qué pasa?

- Nada. Pensaba que te habías ido.

- Esa es tu especialidad - se encogió de hombros, provocándome para que ardiera de rabia, como siempre.

Michael estaba de vuelta.

- Michael deja de d...

- Era una broma - me miró, sin reír y sacó una funda negra de detrás de la cama.

Guardó la guitarra que llevaba en la mano. Era vieja, pero se conservaba bien.

- Esta guitarra es la que usamos para tocar mientras empieza el concierto - murmuró sin mirarme, y asentí, aunque él tampoco me vio hacerlo.

Se colgó de su hombro derecho la guitarra y luego cogió el móvil, de la pequeña mesa de la habitación. Con una de sus manos en el bolsillo se acercó a mí.

- He pensado qué...

Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora