Capítulo 23

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- Mañana hay una celebración en Nueva York, en uno de los hoteles, y la banda tiene que asistir, es el primer año que 5 Seconds Of Summer está invitado, y me gustaría que fueras conmigo - me miró fijamente pellizcándose su labio inferior.

- No lo sé Mike, yo sólo...

- No, no tienes por qué responderme ahora, sólo piénsatelo.

Al ser vienes, me había levantado a las 6am para poder organizarlo todo, y no llegar tarde al instituto. Sentía el peso de mis ojos augmentar en cada minuto que pasaba, pero no dejaba de darle vueltas a lo que Michael me acababa de proponer. Era una locura aparecer allí con él, y sólo me arriesgaba a empeorar las cosas. No sabía qué hacer.

Me acurruqué bajo el pecho de Michael. Escuchaba como este subía y bajaba lentamente, y ese pequeño sonido me tranquilizaba. Acomodé ahí mi cabeza y me hice un ovillo, a su lado. Pasó la mano por detrás de mí, posándola en mi espalda para cogerme.

Era la vez que mejor había dormido en un largo tiempo. Creo que me había venido bien olvidarme de todo lo que me rodeaba; el instituto, las prácticas, la continua presión familiar.

Sentía sus ojos celestes mirarme atentamente, y abrí los ojos para buscar su mirada. Estaba tumbado, y su respiración se encontraba con la mía. Me miraba atentamente, y sonrió ligeramente al verme despierta.

- ¿Cuanto rato llevas despierto?

- El suficiente - contestó levantándose de la cama.

Creo que el antiguo y primer Michael que conocía estaba de vuelta.

- Voy a acompañarte esta noche.

Me mordí el labio, inquieta. Lo había dicho. No sabía si realmente era lo correcto, pero era lo que me apetecía. Me sorprendí a mi misma con esta última frase, porque solía pensar en lo correcto - que solía apetecerme - pero esta vez me arriesgué demasiado.

- Genial - me miró -. Ahora tengo que irme, será un momento.

- Me dijiste que estos días tú...

- Lo sé Clary. Son sólo unas cuantas fotos para la portada de la radio. No tardaré demasiado. Puedes esperarme aquí.

- No, de todas maneras tengo que hacer algo.

Después de que Michael se fuera llamé a Mare para contarle todo lo que estaba pasando. Juraría que ella estaba más alegre que yo por todo lo que venía por delante. Ahora sí necesitaba su ayuda. Necesitaba encontrar algo de ropa que pudiera ser adecuada para aquella fiesta o lo que fuera. No podía presentarme con tejanos, y creo que Michael odiaría que lo hiciera, y después se reiría durante años sobre eso.

- Oh Dios, creo que no te vas a arrepentir de esto. Vengo a buscarte en media hora, sólo deja que me quite el pijama. ¿Dónde estás?

- En el hotel Belvedere, pero mejor espérame allí cerca.

Me cambié. Dejé la camiseta de Michael en una esquina de su cama, doblada, y me aseguré de todo antes de salir. 

Cuandopor fin encontré a Mare, subí al coche y me dedicó una efusiva mirada.

Después de estar buscando durante horas, no conseguía dar con algo. Todo era demasiado... descubierto.

- Es imposible andar con esto Mare, se me sube y se me ve el culo - me tiré el vestido hacia abajo y entré nuevamente al probador.

- Pues no te muevas - murmuró a lo lejos.

- Creo que me pondré algo que tenga en el armario, esto es absurdo - tiré el vestido por arriba y ella lo cogió alargándome otro.

- Ni hablar, guapa.

Esta vez me había llevado un vestido azul fuerte, también ceñido, igual que los cientos de vestidos anteriores. Tenía un pequeño complemento en el cuello y en la cintura del vestido en dorado.

- No me gusta - me quedé mirando el espejo, sin reconocerme.

Mare me miró sorprendida y luego alzó las manos.

- Es tan bonito... - hundió los hombros, dándose por vencida - Pruébate este último.

Lo miré antes de ponermelo. Era blanco, sin demasiados complementos. Tenía una pequeña obertura en el pecho, discreta y a la vez insinuante. La espalda era completamente descubierta, y los costados rodeaban la espalda por los lados hasta unirse un poco más arriba de mi coxis. Era tan provocativo como los otros, pero me gustaba. A la vez, se veía elegante, y jamás me había visto de esa manera.

- ¡Tienes que ponerte este vestido Clary! Oh Santo Dios... - se llevó las manos a la boca.

- Me gusta - asentí dando el visto bueno al vestido.

Después de eso, finalmente tenía algo que ponerme esta noche. Le envié un mensaje a Michael para avisarle de que llegaría algo tarde y probablemente no iría a comer. Necesitaba tiempo para conseguir unos zapatos.

Temía ese momento. Andar con tacones altos no era mi fuerte, y seguiría sin serlo durante mucho tiempo. 

Finalmente, cogí unos altísimos tacones rojos mate, para acompañar el vestido. 

Después de todo, había conseguido encontrar algo que ponerme sin sentirme demasiado ridícula. Quería ver la reacción de Michael al verme ese vestido, y no dejaba de pensar en que posiblemente le sorprendería.

Volviendo al hotel, un grupo de fans esperaban fuera, e intenté entrar lo más rápido posible. Sentía que ellas me conocían, y no lo entendía honestamente.

Ya me conocía el camino hasta su habitación, así que lo recorrí hasta llegar a la habitación. Después de llamar, Michael abrió la puerta y me miró.

- ¿Dónde estabas? - preguntó.

Esperaba que esto fuera una sorpresa así que esperaría hasta la noche para enseñarle mi pequeño regalo.

- Nada importante - le sonreí y entré.

- ¿Dónde estabas Clary? Santa mierda, llevo como dos horas buscándote -parecía enfadado.

- Por ahí, y yo no he sido quien se ha ido - pasé algo enfadada y dejé todas las bolsas en la cama.

- ¿Quería pasar el fin de semana contigo y cuando me voy aprovechas para irte de compras todo el día? - se frotó la nuca.

- Pero qué problema hay contigo?

¿Porque era tan difícil todo con él? Y aún así no podía contarle nada.

- Que soy un pedazo de idiota, ¿sabes? Lo soy, sin duda.

- No puedes enfadarte, es injusto - le miré directamente, y le di un leve empujón -. Tú te has ido primero, y sólo he esperado a que volvieras. Es importante para mí.

- Cuando he llegado a la habitación no estabas - gritó -. Pensaba que te habías ido a tu casa y justo después recibo un mensaje y me dices que no vas a quedarte aquí. ¿Estabas con tu novio ?  Oh, olvidaba que tenías a ese inútil a tu lado.

- ¡No es inútil! - mis ojos se llenaron de lágrimas.


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