Capítulo 28

47 7 0
                                    

Entonces Michael se acercó a mí. Sus ojos estaban tan cerca que podía analizarlos lentamente. Su cálido aliento, ligeramente mentolado chocaba en mi boca de manera irregular. 

Tiró de mi, y me acercó a él, eliminando los pocos centímetros de distancia que habían. Mi cuerpo me decía que debía frenar aquello, pero no lo hice. Enrosqué mis manos en su espalda, ahora desnuda, saboreando cada instante de sus dulces labios.

Con lentitud, desabrochó mi camisa hasta la mitad de ella, dejando una pequeña abertura en mi pecho. No dije nada, estaba demasiado absorbida entre sus rojizos labios. Acarició mi espalda, y acabó de desbotonar la camisa, tirándola hacia un lado.

Me sentí desprotegida al no notar mi camisa en mi cuerpo, y me separé de él.

- No... no puedo quedarme así - fui a por mi camisa y la enrosqué como pude en mi cuerpo, de la manera más rápida.

- No voy a hacerte nada, Clary - rodó los ojos.

- Lo sé.

- No puedes meterte en el agua con esto - señaló mi ropa.

Quedé pensativa. Tampoco podía ser tan malo hacer algo así. Después de darle vueltas, asentí.

- Está bien, pero no te des la vuelta hasta que esté dentro del agua - le dediqué una pequeña sonrisa y él bufó.

Se deshizo de sus botas negras y las dejó al pie de una de aquellas rocas. Después buscó el botón de su pantalón también negro y se lo quitó, dejándolo justo al lado de las botas. Se había quedado en calzoncillos. Adoraba el tono pálido de su piel, y cómo los tatuajes negros contrastaban perfectamente con ella. Quería reseguir todos los tatuajes con el dedo, trazando cada línea. No dejaba de preguntarme qué significaban cada uno de ellos.

Se pasó la mano por el pelo, antes de tirarse al agua y hundirse en ella. 

Nuevamente me quité la camiseta, que pocos minutos antes él me había quitado, y la dejé junto a la falda al lado de la ropa de Michael. Me acerqué a la roca para tocar el agua con un pie. Estaba cálida.

Sentándome en una de las rocas, fui bajando poco a poco hasta quedar cubierta por el claro agua. Me acerqué a Michael, que seguía de espaldas, y me aferré a la suya, sorprendiéndole por detrás.

- Ya estoy - reí, y él cogió mis muslos con sus manos para tenerme agarrada -. Espera, ¿qué vas a hacer?

No obtuve respuesta por su parte, y poco después entendí qué pretendía.

- ¡No! - chillé.

Se hundió en el agua, y yo detrás de él. Volvió a salir y se giró para mirarme antes de estallar en una carcajada. Sus mechones rojizos estaban peinados hacia atrás. Reí, sin poder evitarlo, y traté de hundirle yo esta vez, aun que fue algo imposible.

De nuevo, cogió mi cintura y me sumergió dentro del agua unos segundos. 

- Te odio Mike- me aparté un mechón de pelo que cubría mi cara, y él simplemente se rió.

- Echaba de menos un día así - torció la boca, y ambos nos miramos silenciosos.

Pero antes de que pudiera decir nada, me agarró de nuevo, pero esta vez escapé y nadé unos metros más allá. Me seguía por detrás, así que la risa me hizo perder toda la fuerza que tenía.

- Está bien, tú ganas - alcé las manos.

- ¿Qué gano? - se acercó lentamente y posó las manos en mi barriga.

Me acerqué a él.

- Nada - volví a apartarme, y le dejé completamente confundido.

Reí esta vez ampliamente, disfrutando de mi considerable victoria.

Pero pronto se hizo conmigo de nuevo y esta vez sostuvo mis muslos en su cuerpo y los enroscó en sus caderas. Volvía a estar tan malditamente cerca de él...

- ¿No vas a darme lo que he ganado? - susurró en mi oído.

Le miré antes de besarle. Necesitaba hacerlo. Pasé mis manos por su pelo y las sostuve allí. Necesitaba eso hacía muchísimo tiempo. Él ahogó una respiración en mi boca y me presionó más fuertemente contra su cuerpo.

Pero lo hacía con demasiada fuerza. Parecía que rogara ese beso, y me parecía raro en él. 

Acaricié su mejilla después de separarme unos centímetros.

- ¿Todo bien? - le miré.

No contestó, y se lanzó nuevamente a mis labios ansioso.

- ¿Qué pasa? 

- Nada - contestó escaso, y se mordió el labio inferior.

- No es verdad. Te pasa algo - me separé de él por completo.

- ¡Santa mierda, no me pasa nada Clary! - clavó el puño en el agua y se salpicó pequeñas gotas a sí mismo.

Me había gritado de una manera sorprendente. Me encogí al escuchar ese grito pero después me enfadé. De verdad, ¿quién demonios tenía el manual de instrucciones para entender a Michael Clifford?

- Deja de gritarme cada vez que algo va mal - salí del agua y me hice un ovillo, apoyándome en una de esas rocas. Michael salió del agua detrás de mí, y en silencio se acercó a mí.

Tenía frío después de todo, y me envolví en mi propios brazos. Él me alargó su camiseta pero la aparté dándole la espalda.

- No entiendo qué ocurre ahora. Estábamos bien y tú solo... lo has mandado todo a la mierda.

- Te he dicho que estaba bien.

- Es sólo que no quieres hablar. Siempre lo haces Mike; cuando algo no funciona te enfadas con todo el mundo.

- No quiero hablar ahora de eso - se sacudió el pelo y me miró fijamente.

- Lo que sea.

- Nunca lo haces, pretendes que todo el mundo sepa qué es lo que piensas sin decirlo. ¿Porqué? Oh Dios, eres Michael Clifford, eres parte de 5 Seconds Of Summer, pero sigues siendo una persona normal, como yo, y como todos.

Se pellizcó el puente de la nariz. Pensaba que contestaría algo pero se quedó totalmente en silencio. Mi ropa interior empezaba a secarse así que cogí rápidamente la falda y la camisa y me cubrí.

- ¿Quieres hablar de ello? Vamos a hablar entonces - Michael espetó.

- ¿Qué es lo que te ocurre Mike? - me volteé.

- Yo...

Manual de instrucciones - m.cDonde viven las historias. Descúbrelo ahora