¿Qué te detiene?

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Chloe

Por suerte para mí y mi deseo sexual reprimido, el día siguiente pasa rápido. Por la mañana me ha costado alrededor de dos horas convencer a Eli de que mi propuesta para la sesión de fotos con las «chalecos naranjas» era una buena idea. Al principio no le ha entusiasmado demasiado, pero en cuanto le he enseñado un borrador de mi propuesta y le he contado los detalles, ha decidido apoyarme y me ha acompañado al despacho de Avery Keaton para hablar con ella. Sorprendentemente, la redactora jefa de la revista se ha mostrado receptiva con mi idea y me ha animado a volver a presentársela desarrollada el viernes, por lo que me quedan unos días de mucho trabajo

por delante.

También he aprovechado la hora del almuerzo para llamar a Lucy y preguntarle cómo va todo. Hoy vuela con Aiden a Los Ángeles y mañana empezarán de forma oficial el proceso de adopción con su periodo de adaptación correspondiente. Está nerviosa e ilusionada y prometo volver a llamarla mañana para que me cuente cómo ha ido todo.

A pesar del estrés, salgo del trabajo puntual, porque hoy es un día especial. Dentro de una hora y media Will pasará a recogerme por casa y antes quiero cambiarme la ropa interior y ponerme un vestido bonito.

Elijo un conjunto de braguitas y sujetador de encaje, de color negro, y un vestido rojo y ceñido que se pega a mis curvas como un guante. Me cepillo el pelo y me retoco el maquillaje. Una vez lista, compruebo la hora, dejo 20 dólares sobre la mesa para que Rider se pida una pizza para cenar, me pongo los zapatos de tacón y la gabardina y salgo. Ya ha oscurecido, aunque no hace frío en exceso. Hace unos días dejamos atrás el invierno y dimos la bienvenida a la primavera, lo que ha supuesto ver incrementar en algunos grados los termómetros. Will está aparcado unos metros más

adelante, en una zona de carga y descarga. Me espera fuera, apoyado sobre la carrocería del coche. Lleva puesto un traje azul marino que le queda como un guante, junto a una camisa de un azul más claro y una corbata gris. Ladea una sonrisa cuando me ve y en mi estómago las malditas mariposas empiezan a revolotear como si acabaran de avistar un prado de flores con polen delicioso aguardando.

Me acerco a él con indecisión. No sé muy bien cómo deberíamos saludarnos. ¿Con un abrazo? ¿Un apretón de manos? ¿Un beso en la mejilla? Ante mi duda, Will decide por mí: me coge de la mano, me atrae a él y me besa en los labios. Es un pico casto y corto, pero eso no evita que las mariposas se multipliquen por mil.

—Estás preciosa —susurra contra mis labios. Rodea mi cintura con sus brazos.

—Gracias.

—Y me moría de ganas de verte.

—No más que yo.

Me da un beso en la nariz y sonríe.

—¿Te gusta la comida italiana? Lo miro coqueta.

—Bueno, no está mal. Aunque prefiero la comida escocesa. En especial de las Highlands.

Will atrapa su labio inferior con los dientes y noto algo duro apretarse contra mí cadera.

Entre Leyes  y Pálpitos  (Libro 3: Saga Vínculos Legales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora