Will
Es de madrugada. Hace horas que llegué a casa con Chloe y he perdido la cuenta de las veces que nos lo hemos montado. Estamos en la cama, desnudos. Nuestras piernas se entrelazan bajo las sábanas.
—Hoy te noto distinto —dice ella en un susurro.
—¿Satisfecho?
Chloe ríe entre dientes.
—No me refiero a eso, viciosillo, aunque eso también. —Me pellizca la cadera mordiéndose el labio y sube la mano hacia mi frente. —El viernes parecías preocupado y te pasaste toda la cena con una arruga aquí. — Aprieta con suavidad mi entrecejo con el dedo índice, como si alisara las arrugas de la piel—. Pero ahora no está. Pareces... aliviado. ¿Has arreglado las cosas con Dean?
Yo asiento con un movimiento lento.
—Eres una chica intuitiva.
—Cuando algo me gusta me fijo en los detalles, y tú me gustas mucho.
Cuelo una mano tras su nuca, enredo los dedos en su pelo y empujo con firmeza su rostro hacia el mío hasta que nuestras bocas se encuentran.
—Tú me gustas más —musito.
Ella sonríe divertida y con un movimiento fluido se sienta a horcajadas sobre mí.
—Cuéntamelo.
—¿El qué? —digo distraídamente, pues soy incapaz de apartar la mirada de sus tetas.
—Lo que pasó entre Dean y tú.
—Ah. —Rodeo sus caderas con las manos—. ¿Por qué quieres saberlo?
—Tengo curiosidad. —Se encoge de hombros—. Parecía importante.
—No creo que pueda hablarte de algo así teniéndote desnuda sobre mí. Será imposible concentrarme.
Ella suelta una risita, se levanta, coge mi camisa del suelo y se la pone. Luego, vuelve a sentarse sobre mí, con sus piernas a lado y lado de mi cuerpo.
—¿Mejor así?
Atrapo mi labio inferior con los dientes.
—No mucho, la verdad. Que lleves una camisa mía no te hace precisamente menos apetecible, más bien al contrario. Ahora no hago más que pensar en las ganas que tengo de arrancártela.
—William MacKinnon, es usted un adicto al sexo.
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Entre Leyes y Pálpitos (Libro 3: Saga Vínculos Legales)
RomanceMe llamo Chloe Graham y dejé de creer en los finales felices el día que mi madre murió y tuve que asumir la tutela de mi hermano pequeño, ahora convertido en un adolescente huraño y conflictivo. Tampoco creo en las princesas encantadas. Al menos, yo...