Will
Lo reconozco: al ver a Chloe esta noche me he sentido el ser más horrible del mundo por no haberle dicho nada desde ayer. Por la forma en la que ha evitado mirarme durante la cena y su estado de nerviosismo evidente, es obvio que ha interpretado mi silencio de forma errónea. No ha sido mi intención darle a entender que me arrepiento de lo que ocurrió ayer, porque no es así. Joder, por supuesto que no. Simplemente estaba tan aturdido por lo que Dean me dijo sobre mamá que no he encontrado un segundo de tranquilidad mental desde entonces para pensar en lo nuestro. Y hoy, además, en el trabajo, no he parado ni un segundo. De hecho, ni comer tranquilo he podido; he almorzado un sándwich de atún en un taxi de camino a los juzgados. Ha sido un día horrible, en el que no podía dejar de pensar en mamá, en que está enferma y en que Dean lleva años viéndose con ella. No ha habido espacio para nada más. Llevo 24 horas con un nudo de ansiedad en el estómago. Sin embargo, al ver a Chloe esta noche, el nudo de ansiedad se ha transformado en otra cosa. En hormigueo, en un latigazo caliente descendiendo por mi vientre, en deseo. Dios, he tenido que vencer el impulso de levantarme del sofá cuando ha aparecido para estrecharla entre mis brazos y besarla frente a todos. Yo que soy Don contención, me siento descontrolado cuando la tengo cerca. Debe ser su espontaneidad que es contagiosa.
Chloe gime en mi boca, enreda sus dedos en mi pelo y yo la empujo un poco más contra la puerta para sentirla más cerca.
Besar a Chloe es la cosa más jodidamente increíble que existe en este mundo.
Es curioso, cuando la relación entre Layla y yo terminó creí que nunca volvería a sentir nada fuerte e intenso por una mujer. Pensé que había sido
afortunado por haber encontrado ese tipo de amor una vez y que no volvería a hacerlo. Que nunca volvería a sentir ese deseo irrefrenable, esa necesidad de estar con la otra persona a todas horas. Pensé que todo eso iba ligado a la juventud y que como adulto viviría todo esto de otra manera. De una manera mucho más pausada y... ¿desapasionada? Y puede que así haya sido hasta ahora. Pero no es así con Chloe. Para nada. Con ella todo es chispas, fuego. Un incendio contenido a punto de explotar.
—Lo siento —susurro contra sus labios, poniendo distancia entre nosotros para poder mirarla a los ojos. Ella sigue con la espalda contra la pared y yo bloqueándole el paso, con los antebrazos apoyados a lado y lado de su cabeza—. Dije que te llamaría y no lo he hecho. Soy un hombre de palabra y he incumplido la mía. Discúlpame por eso. No era mi intención darte a entender que quería que olvidáramos lo que ocurrió entre nosotros, porque no es así. Es solo que Dean ayer me dio cosas en las que pensar y eso ha robado protagonismo a todo lo demás.
—He notado cierta tensión entre vosotros. ¿Qué ha pasado? —Sus ojos se tiñen de preocupación.
—Por ahora no puedo contarte nada porque es un tema delicado. Es tan delicado que aún no he podido regodearme con el recuerdo de todo lo que hicimos ayer. Y créeme cuando te digo que eso es algo con lo que me encantaría regodearme durante mucho rato...
Ella responde a mi insinuación con una risita, rodea mi trasero con sus manos y empuja hacia delante, hasta que nuestras caderas se encuentran y mi polla queda encajada entre sus muslos. Sonríe cuando esta responde al encuentro endureciéndose.
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Entre Leyes y Pálpitos (Libro 3: Saga Vínculos Legales)
RomanceMe llamo Chloe Graham y dejé de creer en los finales felices el día que mi madre murió y tuve que asumir la tutela de mi hermano pequeño, ahora convertido en un adolescente huraño y conflictivo. Tampoco creo en las princesas encantadas. Al menos, yo...