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—Shh, tranquila—respiro profundamente y saco a Makayla de la cuna cuando entro a su habitación

Cuando la tomo en brazos su llanto disminuye, así que dejo besos en su frente mientras comienzo a buscar las cosas para cambiarla.

—¿Puedo hacerlo yo?—la voz de Christopher me sobresalta y frunzo el ceño antes de darme la vuelta para encontrarlo en la habitación.

En pijama.

«¿Qué diablos...?»

—¿Qué haces tú aquí?—cuestiono y respira profundo, pasando su mano por su cabello de recién levantado

—No creí que estuvieras muy bien anoche, me quedé para cuidar de Makayla—dice y ruedo los ojos mientras resoplo

—No todos nos podemos dar el lujo de descuidar a nuestros hijos, pero gracias—pongo a Makayla sobre el cambiador

—Hailey, deja de hacer esto, maldita sea—gruñe—. Cometí un error, uno grave, ¿eso es lo que quieres escuchar?. Maldita sea, lo arruiné, y ahora intento hacerlo mejor. ¿Un padre no puede equivocarse?

—¿A ese nivel?—bufo—. Una equivocación cualquiera estaría dentro de lo aceptable, pero...—los ojos se me llenan de lágrimas mientras mi hija me mira— ella casi muere. ¿Cómo pretendes que lo olvide?

—No quiero que lo olvides, quiero que me dejes remediarlo.

—¿Y cómo puedes remediarlo si ya no confío en ti?—cuestiono, acabando con Makayla antes de cargarla de nuevo. Me enfrento a Christopher—. No confío, Christopher. Eso a lo que tú llamas "error" te costó mi confianza y dudo muchísimo que algún día lo olvide.

Lo aparto y paso por su lado para ir escaleras abajo.

—Lo sé—dice detrás de mi y ruedo los ojos—. Sé que no soy digno de tu maldita confianza después de eso pero ¿cómo puedo demostrarte que no volverá a pasar si no me lo permites?

—¿Cómo pretendes que confíe en tu palabra de que no va a volver a pasar?—cuestiono—. Si accedí a la custodia compartida es porque ella es tu hija también, pero no hay forma de que la tengas más de lo que acordamos. Un fin de semana.

Si, un fin de semana. La razón para exigir eso fue exactamente la misma que estoy discutiendo. El incidente del hospital.

No confío en que pueda cuidarla solo todos los días de la semana sin tener que dejarla sola en algún momento. No voy a disculparme por ser recelosa con la seguridad de mi hija incluso cuando se trata de su padre.

—Y lo acepté para demostrarte que puedo hacerlo, joder—masculla Christopher

—¿Para demostrarme a mi?—me giro y lo encaro—. ¿Cómo? ¿Haciendo lo que hiciste anoche? ¿Negándote a darme el divorcio?. Disculpa, pero todas tus acciones me gritan que no puedo confiar en ti.

—Oh, ¿y yo si en ti después de que te llevaste a mi hija tres meses a otro país sin preguntarme?—ataca y yo río secamente

—Sí que eres un cínico—siseo—. ¿A raíz de qué fue eso, eh?—me acerco y aprieta los labios—. Contéstame, ¿por qué hice eso, Christopher? ¿Y por qué mierda no te quejaste en su momento?—lo miro a los ojos—. Quieres venir aquí y hacerte el digno, ¿en serio? Eres peor de lo que creí.

—Eso ya lo sabías cuando nos casamos.

—Cuando nos casamos también creí que serías un buen esposo y luego un buen padre para nuestra hija—le recuerdo—. Por lo visto soy demasiado ingenua, ¿no es así?

Maldice.

—Eso no fue lo que quise...

—Basta—lo corto—. Me voy a Londres en unas horas. Cumplí con lo que debía y ahora me voy, así que te agradecería que te guardaras todo lo que quieras decir para la reunión con nuestros abogados.

—¡No necesitamos abogados!—su grito sobresalta a Makayla y la hace comenzar a llorar—. Mierda, princesa...

Aprieto a mi hija contra mi pecho, negando con decepción mientras las lágrimas pican en mis ojos exigiéndome salir.

—Vete—suplico—. No hagas más esto. Vete, Christopher.

—No—se acerca y retrocedo—. Tú te fuiste una vez, yo me fui muchas durante nuestro último año de matrimonio. No voy a volver a irme, Hailey.

—No te creo ni una sola maldita palabra—le digo antes de darme la vuelta y caminar a la cocina para preparar el desayuno mientras consuelo a Makayla.

***

Un día después...

—Maldición, necesito tanto un trago—me quejo cuando tomo asiento con las chicas en la mesa—. Mañana es la reunión con los abogados y el mío ha estado llamando constantemente porque Christopher quiere cancelar la cita. ¡Solo porque si!

Se niega a reunirse, se niega a firmar. Quiere jodidamente hablar y... no sé si podría soportar escucharlo excusarse.

—A eso llamo tener cojones—resopla Brenda—. Después de todo, ¿verdaderamente quiere hacerte la vida imposible? Sin duda no tiene vergüenza.

No la tiene.

No he hablado con él desde lo que pasó en Washington. He rechazado cada llamada que ha hecho y... simplemente estoy cansada.

Cansada de llorar, de ser la maldita buena persona que le hace la vida fácil.

—Eso ya lo sabíamos—Rachel niega—. ¿Por qué no simplemente lo escuchas para que ya deje de fastidiarte?

—¿Hablamos del mismo Christopher?—bufo—. No va a parar incluso cuando lo escuche. Y, además, ¿qué voy a escuchar? ¿Sus justificaciones? Podría jurar que voy a asesinarlo la próxima vez que lo escuche decir "no quise" como si eso lo arreglara.

Creo que nadie entiende aún la magnitud de todo.

Entiendo el maldito punto de desahogarme por fin pero... estoy tan cansada de llorar frente a él que de verdad no puedo. O eso creo.

—Si, eso solo te hará sentir peor—Alexa asiente—. Pero podrías tomarlo como una oportunidad para soltar todo, Hail. Ya sabes, ambos discutiendo sobre todo lo que pasó hasta que ya no quede nada.

—Decir lo que tienes guardado ayuda muchísimo—Laila asiente—. Y que me jodan, no creo que ese imbécil merezca que lo escuches, pero tú mereces escucharlo y sacar todo para por fin cerrar esa herida.

Dudo.

¿Lo hará? ¿Podré sacarlo de mi sistema más fácil si simplemente le suelto en cara todo lo que he estado conteniendo?

Detalladamente me refiero, porque obviamente ya lo ha escuchado en nuestras discusiones pero nunca ha escuchado toda la verdad de mi parte.

—¿Creen que eso... funcione?—murmuro y las miradas comprensivas caen sobre mi mientras Laila acaricia mi espalda—. En Washington yo... no pude evitar comparar a Christopher y Nathan. Y no es justo. Necesito sacarlo de mi sistema.

—Entonces haz eso—Brenda asiente—. Hazlo y luego iremos a un club a tomar hasta que ya no podamos. Porque merecemos esa distracción de nuestras desastrosas vidas.

Río.

—Habla por ti—Alexa de encoge de hombros y la pellizco—. ¡Auch! Bien, pero después de las ocho porque quiero darle un beso de buenas noches a Abby.

—Bien, entonces lo haremos—Laila aplaude y reímos—. ¡A disfrutar de la soltería, nenas!—mira a Alexa—. O de la noche, en tu caso.

Alexa bufa.

—Asegúrense de que beba lo suficiente para no recordar nada a la mañana siguiente—pido—. Voy a necesitarlo si verdaderamente haré esa mierda con Christopher.

—Si señora—me dan un saludo militar y ruedo los ojos—. Sacarás buenos resultados de la noche, Hailey, ya lo verás.

Eso espero.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora