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-No, no me interesa dialogar nada-ruedo los ojos, dándole un poco del puré de zanahoria a Makayla mientras sostengo el celular contra mi oreja con mi mano libre-. Si Christopher quiere todos los bienes, que se los quede. No quiero hablar con él sobre nada. Ni siquiera las malditas reparticiones.

Se empeña en hacerme la vida imposible. Es como si quisiera dejarme claro que él puede jugar conmigo como un depredador con su presa.

¿Hablar para los acuerdos de reparticiones de bienes? Ninguno de nosotros necesita reparticiones de los malditos bienes. Puede quedarse con lo que quiera, puede quemarlo todo si le da la gana. Pero no hablaré con él.

No a menos que se trate de nuestra hija y ya ha quedado claro que la custodia será compartida, sin embargo, Makayla vivirá conmigo y a él lo visitará los fines de semana.

Eso fue lo único que acordamos en la primera y única reunión que tuvimos con los abogados. Pude ver la rabia mezclada con dolor por mi desconfianza en sus ojos, pero solo asintió y se fue.

-Señorita Williams, su esposo hace de todo para que usted le conceda verla-el abogado suspira-. ¿Segura que no desea una orden de restricción?

-No, Michael, pero gracias-me compadezco-. Solo... mantente firme, ¿si?

-Como usted quiera, gracias por contestar.

-Gracias a ti por llamar, adiós.

Cuelgo el celular y lo dejo a un lado antes de mirar a Makayla, con su boca y mejillas llenas de puré. Río y ella sonríe.

Mi dulce pequeñita.

-Eres tan pura, mi cielo-limpio un poco del puré-. Y si tus ojos no se iluminaran tanto cuando ves a tu padre todo sería más fácil. Pero supongo que no puedo culparte por amarlo, yo también lo hago.

Mentiría si dijera que no. Christopher y yo estuvimos saliendo siete años, casados cinco y fue el primer hombre que dejé entrar, que me mostró que no todos son como mi padre.

Porque no lo son, él simplemente se volvió como el donador de esperma que dice ser mi padre y me dejó a un lado.

Y por eso no quiero verlo. Por eso no quiero hablar. Me duele el alma todavía. Estoy furiosa, indignada, pero sobretodo dolida porque yo lo creí diferente.

Nunca lo creí un santo, conozco a Christopher. Sé que es un asesino, que puede llegar a ser un imbécil déspota y prepotente, pero él me amaba. Yo era su centro.

Hasta que ya no lo fui.

-Señora-Ivan entra a la cocina-. Sus amigas están aquí.

-Déjalas pasar, no hay problema-asiento y él se retira-. ¿Quieres más?-intento darle otra cucharada a Makayla pero ella aprieta los labios

Río, pruebo un poco del puré y frunzo el ceño.

-Dios santo, que maldición es tener que comer sin sal-contengo una arcada-. Que asco.

Makayla ríe al ver mi cara de disgusto y yo abro la boca ofendida antes de tomar las toallas húmedas y comenzar a limpiarla.

-Déjame, yo quiero hacerlo-Rachel llega hasta mi y ruedo los ojos antes de entregarle la toalla, dejando que ella limpie a Makayla, que solo la mira entretenida por la forma aguda en la que le habla mientras lo hace

-Discúlpala, tiene fiebre de bebés-Laila rueda los ojos antes de abrazarme, luego Brenda y Alexa.

No invito a Luisa a mi casa porque no somos amigas. Ella y yo tenemos dos personalidades que chocan y prefiero evitar conflictos con la esposa de mi mejor amigo.

-Pónganme al día de los chismes-casi suplico cuando tomamos asiento en la mesa y ellas se miran entre si antes de comenzar a soltar

-Laila se folló al ministro-suelta Brenda

-Rachel le puso el cuerno a Bratt con un tipo de un bar-dice Laila

-Y Brenda se folla a Parker-Rachel me mira cuando acaba con mi hija y yo muevo su sillita a mi lado

-¿Cómo?-frunzo el ceño mirando de una a otra antes de fijar mis ojos en Alexa-. ¿A ti no te ha pasado nada?

Niega.

-Soy una mujer responsable-se levanta y toma un vino de mi colección antes de sacar las copas y comenzar a servir-. Ellas son las locas que necesitan sexo. A mi me complacen cada noche.

-Eso, restriégalo en nuestras caras-ruedo los ojos y ella ríe

-Ah-ah-niega señalándome cuando deja las copas en la mesa y cada una toma la suya-. Tú no te harás la tonta. Yo te vi con ese delicioso hombre cuando viajé a Brasil.

Le lanzo una mala mirada cuando todas las chicas fijan sus ojos en mi.

Juego con el vino, meneo la copa mientras considero si debería evadir el tema o darles la verdadera explicación de lo que pasa.

-Es Nathan Brown-admito en un suspiro y el silencio reina en la cocina

Nathan es un hombre... increíble. Es castaño, de ojos azules, sumamente dulce y encantador al que no le molesta que yo aún haya superado a mi próximamente ex esposo.

Es demasiado bueno.

Y también...

-¿Te follas al nuevo presidente de Estados Unidos?-jadea Laila y yo sonrío antes de tomar un largo trago de vino que me sabe a cielo.

«Que buen gusto heredé de papá en el vino. Es lo único que le agradezgo»

-Si a "follar" llamas a "viajó a Brasil en sus vacaciones para conocerme, rentó un yate, me folló como si estuviera obsesionado con mi cuerpo y además es encantador con mi hija porque ama a los niños"-suelto rápidamente y asiento-. Entonces si.

-¿Qué tan bien folla?-pregunta Brenda-. ¿Mejor que Christopher?

-¿Rentó un yate para ti?-Rachel parpadea

-¿Conoció a Makayla?-esa es Alexa

-Tiene un estilo diferente al de Christopher-ruedo los ojos-. Si, lo rentó para mi-miro a Alexa-; y lo de Makayla fue porque cuando le dije que tenía una hija dijo "entonces debes dormir en casa con ella. Te llevaré y luego vendrán las dos por la mañana". No pude decirle que no.

-¿Qué tan diferente al de Christopher?-Laila enarca una ceja-. ¿Diferente de: no tuve orgasmo? ¿No conectamos? ¿Es demasiado rudo? ¿Demasiado dulce?

-Si tuve orgasmo, gracias-pero no como con Christopher-. Y es muy dulce, parece que no le gusta lo rudo-y Christopher podía ser ambos.

Tengo que dejar de compararlos, joder. Voy a volverme loca.

-¿Y qué sabe sobre todo lo que está pasando?-pregunta Alexa

-Poco, solo que mi esposo descuidó el matrimonio-me encojo de hombros-. No le di detalles, no son de su incumbencia. Pero encontró fotos con Christopher y de inmediato supo que mi esposo del que intento divorciarme es el ministro de la FEMF.

-¿Y qué dijo?-Rachel ni siquiera disimula la curiosidad

-Que no le importaba, que fuera por él si eso quería. Dijo que estaba dispuesto a luchar por mi, pero yo le pedí que no lo hiciera. Sabe que es complicado.

-Debes haberlo dejado loco para querer estar contigo sin importar toda la mierda por la que pasas ahora-Laila suspira-. ¿Le darás una oportunidad?

-Tuvimos dos citas.

-¿Y qué tal?

-Estuvo bien, pero no estoy preparada para salir con nadie todavía-me encojo de hombros-. Lo dejé claro y él dijo que no había problema, que me tomara mi tiempo.

-Demasiado bueno para ser verdad-dice Brenda

-La parte mala ya es que siga amando a mi esposo que es un imbécil.

-Oh. Cierto-ríe y yo niego

-Pero...-las miro a las cuatro-. No van a librarse de lo suyo, cuéntenme con detalles qué diablos fue lo que pasó.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora