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—Oh, mi vida, ¿qué pasa?—Tomo a Makayla en mis brazos cuando entro a su habitación y la encuentro llorando mientras Lena intenta consolarla.

—Se despertó y no pude calmarla—Lena me da una sonrisa apenada—. Lo siento mucho.

—Está bien, no pasa nada—asiento, llevando a Makayla fuera para llevarla a mi habitación.

Hace ya una hora que llegamos de nuestro paseo. Estábamos sudorosos y cansados así que cada uno fue a su habitación a asearse.

Pero no pude evitar salir al escuchar el llanto de mi hija.

—¿A dónde vas?—pregunta Christopher detrás de mi, y el sonido de su voz de inmediato llama la atención de nuestra hija haciéndola callar.

—Paapa—Makayla abre y cierra sus manitos en dirección a Christopher y eso hace que de inmediato su padre se acerque a tomarla en sus brazos.

—A mi habitación, dejaré que duerma conmigo esta noche—beso la mejilla de Makayla—. ¿Quieres dormir con mamá hoy, bebé?

Makayla chilla, inclinándose para golpear su cabeza contra la mía, luego arrugando la nariz cuando se da cuenta que duele.

Río.

—¿Me evitas?—Christopher enarca una ceja—. ¿Es una especie de... plan para no dormir conmigo, nena?—respiro profundo cuando su brazo libre me rodea la cintura.

—No, no es ningún plan—ruedo los ojos—. Puedes dormir con nosotras—aparto algunos mechones de cabello de su frente—. Tienes que cortarte el cabello.

—Lo sé—se inclina y deja un beso en mis labios que me hace sonreír—. Vuelve a tu lugar, Hailey.

—¿Mi lugar?—frunzo el ceño.

—A mi lado, en nuestra cama—cierro los ojos cuando besa mi frente—. En nuestra habitación. Duerme conmigo esta noche.

No. Hay muchos recuerdos ahí. Muchos que amo, pero muchos que me recuerdan que debo tomar una decisión tarde o temprano.

Perdonarlo o no. Y aún no sé que quiero.

—Mi habitación—levanto la mirada para verlo—. Prefiero que durmamos en mi habitación—le doy una pequeña sonrisa cuando entrecierra los ojos—. Makayla puede dormir con nosotros otro día, quizás.

Respira profundo. «Sé que eso lo convenció»

—Iré a dormirla—pasa por mi lado y no puedo evitar carcajearme mientras miro sobre mi hombro, viéndolo alejarse y entrar a la habitación de Makayla.

***

—¿Nena?—escucho la voz de Christopher y respiro profundo antes de abrir la puerta del baño—. Dios. Mierda.

Sonrío, recostándome al marco de la puerta mientras mi esposo me repasa con la mirada. Desde mis bragas de encaje rojo al camisón de seda roja transparente con un abierto en medio y el sombrero vaquero que usé para nuestro paseo.

Tal como lo pidió.

—¿Qué tal luzco?—doy una vuelta en mi sitio

—Como una jodida fantasía—se acerca a mi y río cuando me levanta obligándome a rodear su cintura con mis piernas—. Joder, nena—maldice antes de unir nuestros labios.

Sus manos magrean mi trasero, sujetándome antes de presionarme contra la pared mientras su lengua me reclama de forma invasiva, exquisita y profunda, acariciándome como si no hubiera un mañana.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora