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—Eso, levanta un poco la barbilla y baja el hombro—corrijo la postura de uno de los soldados—. Ahora... dispara.

Tira del gatillo, dando en el blanco en el campo mientras permanecemos en la azotea con el entrenamiento de tiro a larga distancia. «Francotiradores, básicamente»

»Muy bien, solo recuerda mantener la postura, no presiones el arma con tu cuerpo—palmeo su hombro antes de pasar al siguiente

Mi celular vibra en mi bolsillo, así que lo saco mientras corrijo la postura del siguiente soldado y no puedo evitar la sonrisa que se forma en mis labios al ver el identificador de llamadas.

»Rachel, encárgate ¿si?—ordeno y ella parpadea sorprendida por dejar a un teniente a cargo de la lección, pero asiente y toma mi lugar

—Si, mi capitana.

Me alejo lo suficiente, ella me lanza una mirada de ojos entrecerrados y yo me encojo de hombros mientras llevo el celular a mi oreja.

—Señor presidente—saludo, y puedo escuchar su risa del otro lado

—Mmm, ¿debería llamarte Primera Dama?—se burla

—¿La tuya? Me gustaría—río—. ¿A qué se debe su repentina llamada?

—Bueno, sabes que como nuevo presidente tengo algunas cosas qué hacer—inicia y entrecierro los ojos—. Incluyendo reunirme con algunos jefes de seguridad mundial. Ya sabes, Interpol y todo eso.

—Mmm, sé por dónde vas.

—¿Si? Me alegra oírlo—casi puedo ver su sonrisa coqueta—. Invité a los máximos jerarcas de la FEMF a Washington para... ya sabes, confirmar que no somos el enemigo.

—Oh, créeme, eres el enemigo de Christopher—suspiro—. Si se entera de lo que hay entre nosotros... ni el servicio secreto junto a cada agente de la CIA podrá protegerte.

—No veo problema en unos cuantos golpes si el premio final eres tú—asegura y me carcajeo mientras niego

—Okey, ¿invitaste a mi futuro ex esposo y su mano derecha a Washington para...?

—Verte—aclara y muerdo mi labio—. Tú también vendrás, a los ojos de todos eres la Primera Dama del mundo. Y yo tengo planes para ambos.

—Eso suena bien—río—. ¿Qué te parece si lo hablamos más tarde cuando salga del trabajo? Ayer... no fue un buen día y no quiero que hoy también lo sea dándoles ese ejemplo a mis soldados.

—¿Qué pasó ayer?—su tono es de inmediato preocupado, pero en el fondo escucho que lo llaman—. Re prográmala, estoy ocupado.

—¿Qué?—jadeo—. No, tú tienes cosas que hacer y yo no voy a entretenerte. Yo... antes de dormir te llamaré, adiós.

No le dejo oportunidad a replicar porque si lo hago faltará a lo que sea que tenga y no quiero que haga eso.

—Hailey—la voz de Christopher me sobresalta y debo sujetar el celular con fuerza para no dejarlo caer

Me doy la vuelta y lo miro a la espera de algo, pero él escanea mi rostro como si estuviera buscando algo. Con un escrutinio que me hace fruncir el ceño.

—¿Qué se le ofrece, ministro?—cuestiono

—Quiero llevar a Makayla a la mansión hoy, quiero que pase tiempo con mi familia—dice.

Asiento.

—Búscala después del trabajo—intento pasar por su lado y me toma de la muñeca—. Suéltame, puedes buscar a la niña después del trabajo, ¿necesitas algo más?

—Que me dejes hablar, joder.

—Y yo necesito regresar el tiempo, volver años atrás para nunca conocerte—me zafo de su agarre y él frunce el ceño enderezándose—. No todo es posible, ¿no crees?

—Hailey...

—No, no tienes derecho a ser escuchado—niego—. Lo perdiste hace tiempo.

***

—Si, que hermosa te ves—cierro el vestido de Makayla y ella chilla cuando la pongo frente al espejo para que se vea—. Si, mami tiene un buen gusto, ¿cierto?

Beso su mejilla y ella ríe, pegando sus labios a mi mejilla para dejarme más llena de baba que de otra cosa.

El timbre suena, así que respiro profundo y tomo su pañalera antes de bajar con ella al primer piso, donde Christopher ya espera junto a Ivan por orden mía.

—Le toca su biberón en una hora—le informo y asiente—. Hay dos cambios de ropa y suficientes pañales. Si está un poco fastidiada solo tómala tú y dale tiempo contigo unos minutos, la calmará.

—Lo sé, conozco a mi hija, Hailey—su suspiro es cansado y yo respiro profundo antes de entregársela—. Ella estará bien.

—Christopher—pongo mi mano sobre la suya y sus ojos de inmediato van a los míos—, por lo que más quieras, te suplico que la cuides—mi voz se rompe y él cierra los ojos como si le doliera—. Si no me amas a mi, ama a tu hija porque tú eres la luz de sus ojos y yo no quiero alejarla de ti. Pero si vuelves a descuidarla, no hay forma de que te deje acercarte a ella de nuevo.

Es una súplica y una amenaza. «No me hagas alejarla de ti» pido entre líneas.

No soportaría que a mi hija la faltara lo mismo que a mi; no soportaría que ella creyera que su padre es un cobarde, que nunca la amó lo suficiente como para cuidarla.

—Ella es mi vida, Hailey—murmura, abriendo los ojos para fijarse en los míos y una de sus manos acaricia mi mejilla, logrando que mi corazón caiga a mis pies—. Te lo juro, por ustedes que son lo más sagrado que tengo, que voy a arreglar lo que hice.

Sus caricias se sienten igual de bien. Y eso lo empeora tanto... porque lo extraño, pero al que era antes. Y dudo que ese vuelva.

—Ya es tarde para arreglar las cosas conmigo—aparto su mano y él respira profundo—. Pero no es tarde para arreglarlas con tu hija. Por favor, no le rompas el corazón como a mi.

Traga grueso.

—Nena...

—Deja...—aprieto mis manos en puños y niego retrocediendo—. Deja de llamarme así. Solo empeoras las cosas.

Me mira fijamente. Me mira... tan profundamente que creo que puede llegar a ver qué tanto hirió mi alma.

—Te veo en la noche—asiente y se encamina a la salida

Me dejo caer sentada en el sofá y escucho la puerta cerrarse antes de dejar que las lágrimas salgan, dejar que los sollozos y las súplicas ahogadas escapen de mis labios porque necesito dejarlas salir o voy a colapsar.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora