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—¡Salud por eso!—grita Laila y todas levantamos los shots de tequila—. ¡A la mierda los hombres!

—A la mierda—coincide Rachel y yo tomo mi shot antes de servirme otro que también me tomo de un solo trago—. Wow, amiga, despacio.

Me encojo de hombros, sintiendo que la música y el alcohol comienzan a penetrar mi piel y la necesidad de algo más me llega.

—A la mierda eso, necesito alcohol—me encamino a la barra y le ofrezco una sonrisa al bartender que me guiña un ojo antes de acercarse

—¿Qué vas a pedir, cariño?—pregunta en un tono coqueto y creo notar un ligero acento extraño. «Creo que es español»

—Quiero lo más fuerte que tengas—sonrío—. Lo que me haga relajarme más rápido, por favor.

—¿Siendo irresponsable esta noche?—pregunta y asiento señalando a Alexa que se para a mi lado vigilando

Los escoltas también están por algún lado, pero prefiero hacer como si nadie me estuviera vigilando y confiar en Alexa para llevarnos salvas y sanas a nuestras casas.

—Si, algo sobre la necesidad de la sociedad de que las mujeres seamos unas sumisas idiotas que perdonan cada cosa que hacen los hombres sin chistar—me encojo de hombros y él ríe mientras desliza un trago frente a mi—. ¿Sabes lo que se siente eso? Porque creo que todos los que dicen eso son unos hipócritas de mierda que harían lo mismo que yo en mi lugar—resoplo—. Moralistas y su mierda ridícula.

—Bueno, eso es mucho odio—apoya sus brazos en la barra—. Déjame adivinar... ¿ex esposo?—señala mi dedo y ruedo los ojos por la sombra del anillo que quedó en mi piel

Asiento, tomando el trago y oliéndolo un poco. Es frutal.

—¿Qué es?—pregunto

—Un martini con Everclear—me informa—. Hay que tener cuidado con eso, puede hacerte daño si tomas mucho del Everclear. Con dos de esos basta para que estés en camino a la borrachera y... no lo mezcles con cerveza.

Asiento, tomo un trago del martini que sabe un poco más fuerte que el usual. Pero ya conozco el Everclear, así que sé que no debo fiarme mucho de este.

—Que el próximo sea solo vodka—pido y asiente antes de que yo me aleje a la pista de baile, comenzando a mover mis caderas al ritmo de la canción que suena

La conozco, es de Yandel, pero no me detengo a recordar el nombre porque Brenda se acerca a mi y comienza a bailar conmigo.

La música corta cualquier línea de pensamiento que exista en mi cabeza, simplemente me hace disfrutar del ritmo y bailar junto a mis amigas que me animan a mover mis caderas cuando todos los ojos se fijan en nosotras.

Tomo la mano de Rachel y comienzo a bailar pegada a ella mientras reímos sin soltar nuestros tragos. Ambas nos restregamos contra la otra y estoy segura que esto alimenta la fantasía de muchos de los hombres que nos miran embelesados.

Las manos de Rachel se mueven por mi cintura y yo río moviendo mis caderas mientras bajo por su cuerpo sintiendo mi piel humedecerse por la acción.

Hombres intentan acercarse, pero los escoltas intervienen y eso enoja a muchos. Sin embargo, no nos molestamos en pararnos a detallarlo, simplemente nos encogemos de hombros y seguimos en lo nuestro, disfrutando del alcohol y del ambiente que crea la canción entre nosotras que bailamos sin preocupaciones.

—Hay alguien ahí que parece buscarte—todas miramos en la misma dirección en la que lo hace Laila y mis cejas se levantan al ver a Parker

—Bueno, iré a... hablar con él—nos dice Brenda y nosotras reímos apoyándola con soniditos y señales que la avergüenzan mientras se acerca a Parker, que niega en nuestra dirección

Le lanzo un beso y él me responde con una sonrisa antes de llevar a Brenda al pasillo, así que yo sigo en lo mío con Rachel, Laila y Alexa.

—¿Por qué nunca vinimos aquí?—cuestiono y Laila ríe

—Es una disco española, la encontré hace un par de días—me informa y asiento antes de tirar de ella hacia mi y bailar con ella—. ¿Estás bien?

—No, pero no quiero hablarlo—niego y ella me ofrece una sonrisa de comprensión—. Solo disfrutemos la noche, que ya mañana tengo que hacerle frente a la vida y necesito un poco de impulso para eso.

—Por supuesto, Hail—ríe y se da la vuelta, bailando contra mi mientras yo le sigo el juego, casi burlándome por los hombres que prácticamente babean

Cuando Alexa se acerca nos extiende un shot de tequila a cada una, y como Laila rechaza el suyo entonces me lo tomo antes de buscar mi piña colada y volver a la pista de baile con otros dos shots que tomé mientras esperaba.

Para ese punto de la noche ya estoy más que mareada, pero eso no me impide disfrutar del baile y de provocar a algunos imbéciles que no logran dar más de tres pasos en mi dirección y eso parece frustrarlos en gran manera.

Estoy sudando, el cabello se me pega al cuello y sé que mi piel comienza a brillar, pero también sé que no me veo mal «gracias a dios por eso» así que simplemente me encojo de hombros y pido tres piñas coladas más antes de que el bartender solo me extienda una botella de agua mineral fría alegando que mañana lo voy a agradecer.

—Cariño, ya estás borracha—explica Alexa y ruedo los ojos, pero todo me da vueltas ante ese maldito gesto

—No, no es así—no estoy segura si pronuncié bien las palabras, pero Alexa enarca una ceja y creo que si.

»No quiero ir a casa...—hago un puchero y ella ríe apartando el cabello de mi rostro mientras pone la boca de una botella contra mis labios para que tome agua—. No.

—Si, ya son las cuatro, es hora de volver—tira de mi mano para levantarme y maldigo en voz alta cuando mis pies tropiezan y el mundo comienza a darme vueltas—. Uh, mejor le pediré a Ivan que te cargue.

Resoplo, cayendo sobre la silla de nuevo y recostando mi cabeza en la barra, cerrando los ojos para intentar mejorar los mareos. Pero no ayuda con una mierda.

Pronto alguien me carga y chillo.

—No vomite, por favor—suplica Iván

—No seas idiota—bufo, recostando mi cabeza en su hombro

—Puedo serlo, el ministro va a matarme si me ve cargándola.

—Dios, ¿pueden parar de hablar de ese hombre por un día?—me quejo—. No va a matarte, deja de llorar como una niña, Ivan. Mejor calla.

Bufa, pero obedece.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora