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Dos días después...

—Mi hermosa sobrina—Simón le extiende los brazos a Makayla cuando me acerco con ella en brazos y mi hija chilla extendiendo sus brazos hacia Simón

Se la entrego y tomo asiento en el lugar libre junto a Rachel, quedando entre ella y Simón.

—¿Te sientes bien?—me pregunta Alexa—. Creí que te tomarías el lunes libre por la borrachera del viernes...

—Si, ¿llegaste bien a casa?—pregunta Rachel y río

—Si, Alexa me acompañó con los escoltas—le pongo el chupete a Makayla y ella recuesta su cabeza en el hombro de Simón—. Ha estado fastidiada hoy, la maestra dijo que había estado llorando desde que Christopher la dejó en la mañana.

—Ow, ven aquí, bebé—Patrick intenta tomarla y el rostro de Makayla se arruga antes de que suelte el chupete y comience a llorar—. Supongo que eso es un no.

—Quedó bastante claro—tomo a Makayla de nuevo y recuesto su cabeza en mi hombro antes de levantarme de nuevo y comenzar a mecerla—. Shh, tranquila, mi cielo.

Todos en la cafetería me miran, pero lo ignoro mientras sigo intentando calmar a mi hija rebuscando en la pañalera su biberón a pesar de que no es hora de eso.

Si Christopher no alteró su horario el fin de semana, no debería tomar el biberón aún, pero de todas formas se lo acerco a la boca. Ella aprieta sus labios aún llorando.

—Tiene calor—la voz de Christopher me sobresalta y miro sobre mi hombro para verlo acercarse—. Me olvidé de ponerle el cambio de ropa menos caluroso.

Miro la ropa de Makayla y entonces me doy cuenta que tiene mangas largas de tela bastante gruesa, así que maldigo y busco en la pañalera un segundo cambio de ropa sintiendo la presencia de Christopher detrás de mi.

—Déjame, yo lo busco—me aparta, tomándome de la cintura y eso hace que todos fijen sus ojos en nosotros, especialmente mis amigas que me miran como si estuvieran a dos segundos de matarme.

Mi corazón late rápido y mi cabeza maquina alguna excusa pero nada se me ocurre. Absolutamente nada.

—¿De qué me perdí?—cuestiona Patrick—. ¿Ustedes no habían firmado el divorcio el viernes? No entiendo absolutamente nada.

Para mi suerte, Makayla llora más fuerte y extiende los brazos en dirección a su padre, así que tomo el cambio de ropa y la muñeca de Christopher, tirando de él en dirección a los baños para cambiar a nuestra hija y alejarnos del drama.

Cierro con seguro la puerta de los baños y encaro a Christopher.

—Ni una palabra sobre esto a nadie hasta que yo se los cuente, ¿me entiendes?—aclaro y frunce el ceño

—¿Por qué?—entrecierra los ojos—. ¿Ahora te avergüenza estar conmigo?

—No estoy contigo—lo señalo—. Estamos... intentándolo de nuevo, pero no estoy contigo, Christopher, eso tengámoslo claro.

Aprieta la mandíbula, pero asiente y toma a Makayla de mis brazos y baja el cambiador de bebés antes de recostar a nuestra hija y comenzar a desvestirla.

—Eso lo tengo claro—dice finalmente—. Pero no entiendo porqué tenemos que guardar esto como un secreto.

—No es que sea un secreto, es que quiero ser yo quien les diga—me acerco y acaricio la mejilla de mi hija cuando deja de llorar—. Pero si te molesta podemos conversarlo...

—No, no—suspira—. Es tu decisión, supongo, al final del día eres tú quien marca el ritmo de lo que hacemos.

—¿Desde cuando eres tan comprensivo?—bufo bromeando y él me lanza una mirada de fastidio mientras cambia la ropa de nuestra hija—. Ellas... no todas, pero al menos Laila y Alexandra saben todo lo que pasó. Todo. Y después de eso creo que lo mejor es que yo las haga entender mi punto para hacer esto, que yo les explique.

»Nunca me he avergonzado de estar contigo, Christopher, y no comenzaré ahora—aclaro—. No me avergüenza ni siquiera el haberte dado una segunda oportunidad después de todo lo que lloré por ti. Así que no vuelvas a decir eso.

—Lo siento—murmura

—Es raro escucharte decir eso—tomo a Makayla cuando termina de cambiarla—. Pero si hay algo que te agradecería es que no cometas los mismos errores del pasado—levanto el rostro para mirarlo a los ojos—. Por favor.

Estoy... arriesgándome como nunca lo había hecho con esto. Porque si Christopher vuelve a jugarme mal probablemente será peor que la última, por la culpa de habérselo permitido al darle una oportunidad.

—Lo sé, joder—acaricia el cabello de Makayla—. Me conoces, no necesito explicarte el porqué de mis acciones. Me conoces mejor que cualquiera, Hailey.

—Y tú también a mi—le recuerdo—. Yo me esforcé por ti, hice y acepté cosas que jamás habría hecho, que mi orgullo nunca me habría permitido, porque te amaba. Y el amor es recíproco, no unilateral. Si me amas, es hora de que dejes todo de lado. Si lo hiciste con algo como arrodillarte, un par de palabras no son nada—suspiro antes de salir del baño

Me encuentro de frente con mis amigas, cruzadas de brazos y mirándome con los ojos entrecerrados. Alexa solo aprieta los labios, como si intuyera lo que pasa, y Laila niega como si estuviera decepcionada.

—Vengan a mi casa después del trabajo—pido—. Yo... voy a explicarles todo. Y, por favor, no me juzguen cuando no conocen toda la historia.

—Tienes razón—Laila asiente—. Pero conocemos tu parte de la historia. La historia en la que te vimos llorar hasta quedarte dormida, ahogarte en tu propia tristeza y maldecirlo una y otra vez. Te vi por el suelo, Hailey, y no quiero hacerlo de nuevo.

Christopher pasa junto a nosotras, besando la cabeza de Makayla antes de mirar a Laila, quien le hace frente sin temor a lo que él pueda decir o hacer.

—Cúlpame todo lo que se te venga en gana, ódiame que a mi no me importa—masculla—. Pero quiero que tengas claro que si hay personas que no pueden juzgar a Hailey son ustedes.

—No, Chris—murmuro negando—. Yo..., yo me encargo, ve a comer—pido y besa mi frente antes de irse

Christopher no es el mejor con las palabras, y aunque lo intenta, eso no va a funcionar con mis amigas.

»Mi casa—les recuerdo a las chicas—. Denme la oportunidad de explicarles. Pero si no...—miro a Laila—, me dolería perderte, pero es tu decisión si no quieres escucharme. Te entiendo.

Con eso, sigo a Christopher y ambos tomamos una mesa vacía de la cafetería, manteniéndonos en silencio durante todo el almuerzo.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora