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—Hola a ti. —Reece besa mi mejilla y yo le ofrezco una sonrisa, sirviéndome una copa de vino antes de girarme hacia él.

—Hola, ¿qué haces aquí?—Enarco una ceja y él se encoge de hombros.

—Vine a visitar a mis sobrinas, ¿dónde está Makayla?—Pasa su brazo sobre mis hombros y me lleva a la sala—. Traje un regalo para ella.

—Está en su clase de piano, su padre pasará por ella más tarde. —Frunzo el ceño ante las ojeras que noto cuando la luz del sol que viene de las puertas abiertas de la terraza le pega en el rostro—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás enfermo?

Él niega, dándome una sonrisa despreocupada que no me trago en lo absoluto.

»Ten, pareces necesitarla más que yo. —Le entrego la copa, tirando de su brazo para llevarlo al sofá—. Ahora... viniste aquí en busca de una distracción. ¿Qué pasa?—Me pongo cómoda y él respira profundo, bebiéndose la mitad del contenido de la copa en menos de nada.

—Fui a visitar a mamá. Se niega a viajar a Londres. —Respira profundo—. Dice que si va a morir, será en la misma casa y mismo país que mi padre. Quiere ser enterrada a su lado.

—Oh, Reece. —Lo atraigo a mis brazos, acariciando suavemente su espalda—. Lo siento muchísimo—murmuro—. Sé que esto es difícil para ti, más de lo que parece.

—Puedo entender que en algún momento iba a pasar, que yo iba a tener que enterrarla. Pero...—Se aparta, negando—. No puedo procesar la idea de perder a mi madre. De tener que ver su cuerpo en un ataúd—masculla—. Ya perdí a mi padre, perder a mi madre no me dejaría vivir... es mi madre.

—Lo sé. —Tomo su mano y la aprieto—. Lo sé, Reece, y yo... no sé que decirte—admito—. No puedo encontrar palabras para consolarte, porque creo que todo lo que necesitas es soltar lo que tienes en tus hombros. —Respiro profundo—. Llora. Es tu madre, tienes todo el derecho a sentir y llorar su pérdida, Reece. Es un largo proceso, muy doloroso, pero te prometo que no durará toda la vida; así que déjalo salir.

Él respira profundo. Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas y entonces me envuelve en sus brazos, mojando mi blusa mientras se aferra a mi y solloza ruidosamente.

El corazón me duele por él. Por todos los que amamos a Regina y tenemos que lidiar con la idea de perderla.

Porque esa mujer podrá ser testaruda, terca y de mal carácter, pero crió a buenos hombres y marcó el mundo a su forma. Hizo crecer su legado y deja un camino marcado para los Morgan que tendrán que dar la talla en el futuro.

Pero, sobretodo, es madre y abuela. Dejará una gran pérdida en la familia; una pérdida que va a sentirse y no se curará rápido.

—No quiero perderla. —El llanto de Reece me llena los ojos de lágrimas, y no puedo hacer más que abrazarlo y consolarlo mientras se desahoga.

***

—¡Tío Reece!—Makayla corre hacia él cuando entra a la sala y Reece de inmediato deja de lado el jugo de naranja, abriendo sus brazos para recibir a mi hija y abrazarla con fuerza.

Sé que necesita ese abrazo. Prácticamente puedo notar la tristeza desprenderse de él bajo el cálido abrazo que mi emocionada hija le da.

—Mi hermosa sobrina. Mira que hermosa te ves con ese vestido. —Reece la hace girar cuando se aparta y Makayla sonríe encantada.

—¿Te quedas a cenar? Papi trajo comida china.

La información de la presencia de Christopher hace saltar mi corazón. «¿En serio, Hailey? ¿Volvemos a esto?»

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora