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Tres meses antes...
Londres, Inglaterra.

-Shh, tranquila, bebé-meso a Makayla, caminando a la oficina de Christopher para pedirle que me ayude a cuidarla

Necesito descansar. Makayla ha estado enferma desde hace tres días y, aunque ya la llevamos al doctor y la estamos medicando, su malestar no mejora todavía.

Sé que Christopher ha estado ocupado con la campaña, demasiado ocupado, pero al parecer nuestra hija me ha contagiado y ya se siente demasiado esfuerzo incluso tenerla en mis brazos.

Estoy cansada, frustrada, y creo que podría echarme a llorar por lo mal que me siento. He intentado molestar a Christopher lo menos posible pero de verdad necesito su ayuda.

Entro a la oficina y encuentro a Christopher con los ojos fijos en la pantalla, pero de inmediato nos nota cuando la puerta se cierra detrás de mi.

-¿Qué pasa?

Frunce el ceño y me mira preocupado antes de acercarse a mi y tomar a Makayla, llevando una de sus manos a mi frente antes de apretar los labios.

»Tienes fiebre, y te ves pálida-besa mi cabeza-. ¿Ya tomaste algo? Es mejor que vayas a la cama, yo cuidaré a Makayla.

-¿Seguro? ¿No tienes nada que hacer?-parpadeo rápido porque mis ojos arden por el cansancio, pero él niega

-No. Anda, vete a la cama.

-Lamento interrumpirte, gracias-me pongo en puntillas y beso su mejilla antes de salir de la oficina.

***

Me remuevo en la cama, intentando abrir los ojos ante el llanto agudo que suena demasiado cerca de mi.

Es Makayla.

Pero me cuesta abrir los ojos, es como si mi cuerpo me estuviera reclamando el hecho de interrumpir el descanso que ha estado exigiéndome desde hace cuarenta y ocho horas.

Unos ladridos se le suman al llanto y es en ese momento cuando mis ojos deciden colaborar y abrirse para encontrar a Zeus ladrándome, recordándome que mi hija está llorando.

Me levanto de la cama, obligo a mis músculos a reaccionar y camino a la cuna, encontrando a Makayla llorando desconsolada y con su piel comenzando a ponerse morada.

El doctor dijo que exactamente por eso debíamos vigilarla. Si eso pasaba debíamos llevarla de inmediato al hospital.

Mierda.

-¡Chris!-grito, tomando a mi hija en mis brazos mientras me muevo rápido por la habitación en busca de mi cartera-. ¡Christopher!

Zeus ladra con más fuerza, como si sintiera mi desespero y eso también alarma más a la bebé en mis brazos.

Mi corazón late con demasiada fuerza, el miedo se siembra en mi estómago y hace temblar mis extremidades pero me obligo a mantener la cordura sin importar el pánico.

-Señora-Ivan entra a la habitación apresurado-. ¿Qué pasa?

-Hay que llevar a Makayla al hospital, ¿dónde diablos está Christopher?-cuestiono y niega en señal de desconocimiento-. ¡Joder! No importa, muévete.

Paso por su lado y corro escaleras abajo siendo seguida por mi escolta y por Zeus mientras yo intento asegurarme de que mi hija sigue respirando.

Lo hace, pero está hirviendo en fiebre, llora con desespero y eso logra desesperarme por la impotencia que siento al no poder hacer nada para aliviarla.

-Shhh, vamos al hospital, bebé-beso su frente mientras acaricio su espalda-. Lo siento, pronto pasará-mis ojos se llenan de lágrimas

«¿Dónde está Christopher?»

***

-La bronquitis empeoró-me informa el doctor y respiro profundo-. Vamos a vigilarla para asegurarnos de que no le dé Neumonía. Pero ella va a estar bien, en este momento está tranquila y la estamos monitoreando.

-¿Va a estar bien? ¿Seguro?-veo a mi hija, recordando que su piel estaba morada cuando salimos de casa

-Lo estará-asiente-. Puede quedarse aquí con ella, pero lo más probable es que siga su ciclo de sueño normal ahora que tiene los medicamentos.

Asiento.

-Muchas gracias-estrecho su mano y saco mi celular para marcar por milésima vez el número de mi esposo

Y como todas las veces anteriores, me lleva a buzón de voz.

Empiezo a preocuparme. Algo pudo haber pasado y eso hace que un bloque de concreto caiga en mi estómago.

No podría soportar que algo le pasara. Ya casi muere en una misión este año y lo mantuve vigilado durante días porque tenía miedo de que fuese un sueño y fuera a desaparecer en algún momento.

Suspiro agotada y tomo el control para encender el televisor. Estoy a punto de bajarle el volumen cuando lo que aparece en la pantalla me deja helada.

Christopher está en un maldito evento. Gema cuelga de su brazo con una enorme sonrisa radiante posando para las fotos.

La saliva se me vuelve ácida.

Cuando ella le posa la mano en el pecho y él no se la aparta mis ojos se llenan de lágrimas. La rabia, la vergüenza y la indignación me llenan el cuerpo en oleadas tan grandes que me hace temblar.

Le pregunté si no tenía algo más que hacer, y aunque lo tuviera, creo que nuestra hija es más importante que cualquier gala a la que él tuviera que asistir.

Nuestra hija está conectada a oxígeno, estuvo llorando por dios sabe cuanto tiempo empeorando y está en el maldito hospital con su madre igual de enferma mientras Christopher está en una gala disfrutando de la prensa y su... futura viceministra.

Pero lo que parece es un reemplazo de su esposa.

Abro su chat y le mando un mensaje.

Hailey:
Cuando termines de lucir tu maldito traje de tres mil dólares, me gustaría que pasaras por el hospital para visitar a tu hija.

Hailey:
Porque si, la dejaste a mi lado sabiendo que estaba enferma, empeoró y ahora estamos en el hospital. Gracias por tu ayuda.

***

-¿Nena?-Christopher entra en la habitación respirando agitado mientras yo mantengo mis ojos sobre Makayla-. ¿Qué pasó?

-Empeoró porque nadie estaba vigilándola, eso pasó-mascullo-. ¿Estuvo buena la gala? Espero que Gema y su compañía valieran la pena lo suficiente como para dejar a tu hija.

-No la dejé, ella estaba dormida y creí...

-Guarda tus patéticas excusas, sabes que las odio-una lágrima baja por mi mejilla mientras mi pecho sigue doliendo-. Gracias por darnos un poco de su tiempo, coronel. Su hija lo agradece.

-Hailey, sabes que no es así.

-¿Y cómo es?-la voz se me rompe-. Yo estaba aterrorizada, Christopher, creí que mi hija se moría. Y tú... en una maldita gala.

-Era importante.

-¿Más que tu hija?-cuestiono y niega-. Pareciera que si. ¿Sabes? He estado obligándome a entender que la campaña es difícil, que no todo el tiempo podrás estar mientras seas candidato pero... ¿cuanto más? ¿Tendré que vivir atemorizada de que algo le pase a mi hija y tú no estés?

-Nena...

-Nosotras somos tu prioridad, se supone que lo somos-lo miro a los ojos-. Trátanos como tal, Christopher. Quiero de vuelta a mi esposo, estoy cansada del candidato.

-Son el mismo.

-No deberían. Y si son el mismo, entonces deberíamos ser prioridad para el candidato también. ¿Por qué no lo somos?

-Lo son.

-¿Oh? ¿En serio?-lo miro a los ojos y señalo a Makayla-. Ella estaba llorando, ella estaba enferma y tú la dejaste para irte a una maldita gala. Yo estaba enferma, demasiado para cuidarla, para cuidar de mi misma; y tú estabas en una gala. Yo no llamo a eso "se prioridad"

-Lo siento, joder-las disculpas suenan tensas. No sinceras.

-No. No te perdono.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora