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—Me odio. —Me tomo el shot y recuesto mi cabeza contra la tumbona, girando mi rostro para ver a mis amigas tomando el sol en las tumbonas junto a mi—. ¿Me odian?

—No. —Todas están de acuerdo.

—Escucha, han pasado cinco años. —Brenda se endereza, ajustando su traje de baño para evitar accidentes—. Y... bueno, es Christopher. Sabemos que nunca dejaste de amarlo.

—¡Por eso me odio!—La señalo y ella ríe, tomando un sorbo de su margarita—. ¿Por qué no puedo dejar de amarlo? Han pasado cinco años. Cinco malditos años.

Cinco años, pero no he parado de verlo en todos lados. Como si los recuerdos de nuestra relación me estuvieran persiguiendo.

No puedo dejar de sentirme atraída hacia él como un metal al imán, no puedo dejar de desearlo, de querer cuidarlo.

«Agh»

—Porque así no funciona el corazón, Hail. —Rachel a mi lado suspira—. No puedes dejar de amar a alguien solo porque quieres. Ojalá así funcionaran los sentimientos.

—Ugh, es un fastidio. —Niego—. Debieron haberme visto, tan... dócil. —Respiro profundo ante el recuerdo de lo bien que se sentía tocarlo, rozar nuestros labios y ser mirada como... si me adorara—. Si él me hubiera pedido en ese instante ir arriba y follar hasta el cansancio, probablemente lo habría aceptado.

—Entonces hazlo. —Laila toma asiento a mis pies, tomando mis piernas para ponerlas en su regazo—. Fóllatelo y sácalo del sistema.

—Me lo follé durante años y nunca salió de mi sistema. —Le quito la copa de vino de la mano—. Estás borracha y das consejos de universidad. Todas sabemos ya en lo que eso suele terminar.

—Lágrimas—dice Rachel.

—Corazón roto. —Laila.

—Caos. —Brenda.

—¿Qué diablos ustedes?—se burla Alexa—. También puede terminar en una buena relación, con una hija y sexo alucinante todos los días.

—Oh, ¿te refieres a mi matrimonio post campaña?—Enarco una ceja y ella rueda los ojos—. Termina en desastre. Follar para olvidar solo enreda mucho más la cabeza y empeora la situación. Además, conociendo a Christopher y conociéndome, solo me haría aceptar embarazarme y casarme de nuevo con él.

No es que se me haya olvidado todo lo que me hizo sufrir. Joder, no se me ha olvidado en lo más mínimo.

Pero fue hace cinco años. Christopher ha demostrado que está arrepentido. Y no solo eso, sino que su comportamiento maduro y su constante intento de recuperarme recordándome que no piensa soltarme ha... hecho que lo perdone.

En realidad lo perdoné el día que decidí soltarlo por el bienestar de nuestra hija y el mío. Pero creo que terminé de zanjar el tema cuando lo vi volverse alguien mejor.

Dentro de lo que cabe.

Pero es un mejor hombre, al menos para su familia. Es más centrado, más maduro, más... lo que siempre debió ser.

—¿Sabes? Ninguna te juzgaría si decides darle una oportunidad después de tanto tiempo—dice Laila—. Creo que ha pasado tiempo suficiente para que ambos sanen, maduren y... quizás era eso lo que necesitaban. Quizás por eso la vida no les permite olvidarse; porque el objetivo era que volvieran a enamorarse siendo mejores versiones de ustedes mismos.

—Eso suena tan romántico—se queja Rachel—. Ya sabes, se amaron en su versión de jóvenes experimentando, en su versión de enamorados, en la de adultos, la de matrimonio y la de padres. Se amaron incluso en el dolor y... ahora deben amarse en sus versiones maduras y aprendidas de la vida.

Recovering love [Christopher Morgan] ¡Pausada!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora