Habían llegado donde estaba tirando el Pincha, Tony estaba en medio de Carlos y Danilo, y los tres se agacharon para ver mejor al muerto.
— ¿Ven el ojo como lo tiene?
Antonio y Carlos asintieron.
— Los tiene siempre mirando para el mismo lado.
— Pero no está vivo — Dijo Carlos. Tony lo miro confundido.
— Claro que no Carlos, ¿que no lo estás viendo?
— ¡Y mira toda la sangre que tiene!
Danilo volteó a ver a Tony, y este al sentir la mirada de Danilo volteó también a verlo
— Vo' que preferís ¿un tiro en la bocha? ¿o un puntazo en la panza?
Danilo miraba a Tony a los ojos, sus narices casi se rozaban, y Tony nunca admitiría que la primera vez que pensó en lo lindo que era Danilo fue en ese instante en el que se vieron a los ojos, estando a unos metros del cuerpo del tal Pincha.
— Un tiro en la bocha, corta. — Respondió Tony, volteando la cara pa' mirar de nuevo al Pincha.
Danilo sonrio ante la respuesta, y luego se inclino para ver a Carlos, que seguía anonadado mirando el cadaver.
— ¿Y vo' Carlos?
— ¿Eh? si, igual, un tiro en la cabeza.
Los tres se levantaron y justo entonces llegó Segundo, el papá de Carlos, que se veía preocupado.
— Vamos pa' casa Carlos.
Los tres voltearon a ver a Segundo, que fijo su vista en Tony por un momento.
— Vo' so' Antonio ¿verdad? Mi señora me contó que la ayudaste ayer.
Tony asintió. — Si, se le notaba cansada
— Gracias hijo, si necesitas algo ya sabes dónde estamos.
— No es nada, señor.
Segundo sonrió. — Por ahora es mejor que ande cada uno pa' su casa. Vo' también, eh, Uruguayo.
Danilo siseo mientras agarraba su bicicleta.
— Yo voy a comprar una cosas y después voy para alla ¿te parece?
Segundo asintió y se llevó a Carlos con él.
Danilo se había subido a su bicicleta y estaba a punto de irse cuando escucho a Tony hablar.
— ¿Qué vas a comprar, Uru?
Tony tenía hambre. Podría comerse una pizza entera. No estaba acostumbrado a saltarse comidas y ese día solo había desayunado galletas. Tenía dinero, pero no sabía a donde ir.
— Y no se, un jugo, algo.
— ¿No sabes dónde venden comida? empanadas, pizza, hamburguesas...
Danilo asintió, miraba a Tony con curiosidad, el chavon se veía re perdido y preocupado.
— ¿Me podés acompañar? te invito algo si me llevas, es que no he comido y si tengo plata, pero no conozco para nada y... la verdad que nunca había tenido que bancarmela solo, me da miedo perderme.
Danilo no pudo evitar reir, incrédulo. ¿Cómo el pibe este había llegado a vivir al Fuerte si no sabía bancarsela solo? No se iba a quedar con la duda, así que se lo preguntó.
— Y bueno, ¿te cuento mientras caminamos?
— Boe, de una, pero contame todo eh.
Tony camino junto a Danilo, sosteniendo las correas de su mochila y mirando al frente. Danilo llevaba la bici con una mano, y la otra la tenía en el bolsillo, escuchando atentamente a Tony.
— Nada, yo vivía en Recoleta, hasta que mi mamá y mi tío tuvieron un accidente y... fallecieron. Y mi papá enloqueció un poco y ya no quería verme más, asi que me mandó a vivir acá. Qué sé yo, le caigo mal a mi viejo por qué soy estupido, y porque no sé hacer nada... ¡Pero no es mi culpa! Mí mamá era la que no me dejaba hacer nada solo. Nunca me había comprado nada yo, había de todo en la casa y yo no salía más que para ir a la escuela y a entrenar.
Danilo estaba boquiabierto.
— ¿O sea que sos un cheto?
Tony se alzó de hombros. — No sé si soy un cheto ahora, vivo acá y no creo que mi papá me quiera de vuelta algún día. Igual no me preocupo, ya juego en Liniers y estoy seguro que voy a llegar a primera muy pronto.
Habían llegado por fin a un local de empanadas. Danilo no sabía que más decirle a Tony.
— ¿Cuánta plata tenés?
— Traje veinte pesos¹ ¿crees que alcance para algo?
Danilo abrió los ojos como platos al observar el billete que tenía Tony en la mano.
— Boludo ¡te vas a quedar pobre si gastas así!
Tony frunció el ceño e inclino la cabeza.
— ¿Es mucho?
Danilo simplemente no lo podía creer. El chetito ese había sacado veinte pesos de la nada y todavía pensaba que era poco.
— ¡Es una re guita! ¡Con eso te podés comprar comida para un mes!
Tony soltó un sonido de frustración.
— ¿Che y si vos compras las empanadas? ¡es que yo no sé de esto! mira cómprame... quince empanadas, de lo que sea, y vos lo que sobre te lo quedas y te compras lo que vos quieras ¿que te parece?
— ¡Pero es un montón de plata!
Tony ya se empezaba a fastidiar. El hambre lo estaba matando y el estúpido de Danilo parecía que no tenía ganas de comer.
— Y bueno ¿no la queres? puedo pedirle el favor a cualquiera, total, ya estoy aca.
Danilo le arrebató el billete de la mano a Tony.
— No, ya está, lo hago yo, pelotudo.
1.- Luego de una exhaustiva investigación, descubrí que en esos años en la Argentina las empanadas costaban como mucho 12¢. Tony llevaba 20 pesos, suficiente para comprar más o menos 166 empanadas.
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EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OC
FanfictionLuego de la muerte de su madre y de su tío, Antonio es enviado por su padre a vivir solo en Fuerte Apache, pa' que aprenda de calle. Allá conoce a Danilo, el unico delantero capaz de anotarle un gol.