EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OC

EXTRA 1

BACKSTORY DE LA FAMILIA DE TONY

Martín Guidacci nació en Ciudadela, en el Fuerte Apache. No tenía a nadie más que a su hermana que era unos años mayor que él y lo cuido como pudo.

Su hermana hizo su propia vida, con su marido y su hijo, que era un pequeño tornado y con el que Martín se llevaba de maravilla.

Viviendo en su barrio se enamoró de Paloma Álvarez, una chica muy amable que se apoderó de su corazón en cuanto se conocieron y a la que le juro que volvería para buscarla.

Se mudó lejos, se aferró a sus estudios y terminó su carrera en contaduria. Durante sus años de universidad logro hacer varias conexiones y termino involucrándose en lavado de dinero y muchas otras operaciones peligrosas, pero que le permitieron hacer plata.

Martín se reencontró con Paloma y le pidió que se fuera con él, y ella aceptó con la condición de que llevaran también a su hermano. Martín aceptó, aunque no tan convencido, pues Alejandro, el hermano de Paloma, era un niño insoportable.

A pesar de todo, la vida de Martín resultó tranquila y llevadera. Podía permitirse una vida de grandes lujos para él, su esposa y su cuñado.

Hasta que Paloma, que detestaba saber que su hermano se dedicaba a perder el tiempo en el fútbol, obligó a Alejandro a dejar el club en el que jugaba para que se concentrará en sus estudios.

Ella había logrado completar sus estudios y ahora daba clases en la facultad de artes de una universidad prestigiosa.

Que Paloma obligará a Alejandro a dejar el fútbol desencadenó en el chico un caos absoluto. Alejandro, teniendo 15 años, empezó a meterse merca, y entonces fue un quilombo tras otro. Tuvieron muchos problemas por eso, hasta que Alejandro aprendió a manejar sus asuntos con discreción.

Y una vez que las cosas estuvieron estables nuevamente, su esposa le dió la mejor noticia de su vida: Tendrían un hijo.

El pequeño Antonio nació saludable y hermoso. Pero conforme creció, Martín se dio cuenta de que el niño no era lo que el pensaba y fue una gran decepción, pero también un nuevo incentivo. Tenía que asegurarse de dejarle guita suficiente a su hijo para que pudiera tener una buena vida.

Pese a los antecedentes que Alejandro tenía, Paloma aún tenía la confianza en su hermano intacta, y así, Antonio desde pequeño fue dejado bajo el cuidado de su tío en múltiples ocasiones, obteniendo experiencias y conocimientos que ningún niño debería tener.

Alejandro era fanático de la caceria, las apuestas y los juegos de azar. A Antonio le caía bien porque era más relajado que su mamá y solía contarle historias sobre su vida en su viejo barrio.

Conforme Antonio creció, su vida se dividió en dos ambientes: La sobreprotección de su madre y las vivencias grotescas con su tío.

Paloma era incapaz de permitir que su hijo caminará solo a la escuela, pero no tenía problema en que viera a Alejandro esnifar merca delante de él.

Ella sabía que su hermano no cambiaría nunca, y no quería mantenerlo alejado, pues si estando con ellos estaba metido en mil quilombos ¿cómo sería su vida estando solo? Fue así que Paloma instruyó a Tony desde pequeño para que nunca tocará nada de lo que consumía Alejandro.

"Verla, no probarla"

Esa dinámica fue algo que funcionó por varios años.

Hasta que un día, por querer pasarse de listo, Alejandro se metió con quien no debía. En su desesperación, le pidió ayuda a Martín, quien intentó ayudarlo, pero Alejandro no le hizo caso a lo que le pidió, y terminó arrastrándolo a ese quilombo.

Los amenazaron con matar a Paloma y a Antonio.

Martín ya no sabía qué hacer, y Alejandro decidió confesarle todo a su hermana. La llevo con el a dar una vuelta en coche aunque Martín le había pedido que permaneciera escondido, y lo único que consiguió fue que lo mataran a él y a Paloma.

Cuando Martín se enteró, tuvo una crisis total. Mando a dos de sus empleados de confianza a que gestionarán la mudanza de su hijo al Fuerte Apache, pues estaba seguro de que ahí, su sobrino lo protegería.

Sin embargo, cuando intento explicarle eso a su hijo, este se había enojado con él, y la discusión escaló a cosas que Martín no quería explicar, y a insultos que no quería decir, pero no tenía tiempo de enmendar eso sabiendo que los giles que habían matado a su mujer estaban libres por ahí.

El uso su dinero, sus influencias y contactos para meter en cana a todos los malditos esos y gracias a Dios lo logró.

Necesitaba ir a buscar a su hijo.