LIII

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El mesero les entregó el menú y se fue, pero ninguno de los tres hizo ningún movimiento. El papá de Tony carraspeó.

— Desde que pasó el accidente de tu mamá y tu tío, yo... perdí totalmente los estribos. Era más seguro que te mantuvieras alejado de mí.

A Tony estaba temblando. — Entiendo.

— ¿Querés volver a casa?

Danilo volteó a ver a Tony con miedo cuando escuchó eso. No quería separarse de él.

— ¿A que casa? Yo vivo en el Fuerte Apache.

Martín suspiró decepcionado. Danilo de alivio. Tony no dejaba de mover la pierna.

—¿Cómo te va en el colegio?

— Bien.

— ¿Y con el fútbol?

— También.

Accidentalmente Danilo se movió hacia atrás, causando un irritante ruido con su silla. Tony y Martín lo voltearon a ver. Fue entonces que Martín noto los papeles que Danilo tenía en la mano y los tomó.

— ¿De donde vas a sacar las firmas?

Danilo y Tony fruncieron el ceño. Martín exhaló frustrado.

— Nací en Fuerte Apache y viví ahí hasta los 20, Antonio. Conozco a mucha gente ahí. — Luego volteó a ver a Danilo y lo señaló. — A tus papás y a tu hermano también. Caro falleció y Manuel sigue en el complejo de Ezeiza. Sebastián no está en las mejores condiciones. Por eso te preguntaba. — Volvió a ver a Tony, que miraba al suelo. Y alzó un poco la voz para captar su atención. — ¡Ya que a Antonio claramente no le interesa mantener una conversación conmigo!

Danilo no respondio, pero no hizo falta, porque Tony intervino, también alzando la voz. — ¡Perdoname por no saber qué decirte cuando apareces de la nada luego de dejarme solo en un lugar que no conocía cuando murieron mi mamá y mi tío!

— ¡Ya te lo dije, fue un momento difícil para mí!

Tony se cruzó de brazos y volvió a mirar el suelo. Danilo no sabía a que hacer. Miro a Tony, pero la voz de Martín lo hizo voltear.

— ¿Entonces?

— No sé, hoy iba a hablar con mi hermano de eso. — No entendía nada, pero no quería ser grosero con su suegro.

— Podes buscar una emancipación para que firmes por ti mismo. En tus condiciones es algo sencillo.

A Martín le daba igual la situacion de Danilo, pero era obvio que a su hijo le importaba. Si esto era lo que necesitaba hacer para captar su atención, estaba dispuesto. Y tuvo razón, porque lo que dijo trajo a Tony de vuelta a la conversación.

— ¿Podes resolver esto para que Danilo juegue sin problemas?

— ¿Ya querés hablar conmigo?

— ¿Vas a hacerlo o no?

— ¿Y por qué lo haría? — Martín esperaba que Tony se lo pidiera como un favor, pero se lo hizo como una exigencia y eso le molesto.

— Mamá decía que aunque no tenías tiempo para mí eras capaz de darme cualquier cosa que quisiera. Ahora veo que solo intentaba no herir mis sentimientos porque es obvio que no te importo. ¡No entiendo que queres y ni siquiera te disculpaste por dejarme solo!

Tony se levantó y camino rápido hasta salir del restaurante. Danilo se despidió de su suegro con un "hasta luego" y fue detrás de Tony.

EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora