LXXXII

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El mundial fue una experiencia inigualable.

Medirse entre ellos era una cosa, pero los extranjeros estaban enfermos. Gracias a Dios llevaban una medalla de plata a casa.

Los franceses le darían pesadillas a todo el equipo por siglos.

De vuelta a casa, los tres venían sentados juntos en el avión. Tony estaba dormido, recargado en el hombro de Danilo.

— ...y igual jugamos re bien

— Y además volvemos a tiempo para mi cumple. — Respondió Carlos, sonriendo.

— ¿Vas a hacer algo? — Preguntó Danilo, a lo que Carlos alzó los hombros.

— No sé, seguro mi mamá arma algo

EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora