EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OC

XXXVI

Ninguno de los tres había hablado desde que Kiru los dejo en FA. Así mismo, llegaron hasta el bloque de Carlos y Tony. Carlos subio de inmediato a su casa, pero Danilo no se movió, y Tony, extrañado se quedó ahí con él.

— ¿No venís? — Le preguntó Tony, mirándolo a los ojos.

Danilo pensaba que Tony estaba molesto con él y que ese día no querría verlo, pero claramente estaba equivocado. Sonrió, y antes de decirle que sí, Tony continuó hablando.

— 'Taria repiola que te quedarás hoy también y vayamos juntos al colegio mañana ¿no?

Al escucharlo, el Uru abrió los ojos como platos. Tenía más de una semana sin ir al colegio. Él solo hacia lo justo y necesario para pasar las clases, con eso era suficiente.

No era un entusiasta de la escuela, pero Cochi era el que lo matriculaba y Danilo no quería decepcionarlo. Justo ahora ni siquiera tenía útiles para ir.

¿Pero le iba a decir todo eso a Tony, que lo miraba con ojos de cachorro, esperando un sí? Ya le había cagado el día con el gol. No quería hacerlo sentir más mal. No quería que Tony se sintiera mal para nada. Rápidamente disimuló una sonrisa.

Gracias a Dios no se había gastado todavía la plata que le ha la dado el Cochi, porque le serviría para comprar cosas de la escuela.

— ¿Sabes que eso iba a decirte? Voy por mis cosas del colegio y vengo a pasar el rato con vo'

Tony sonrió grande y lo abrazó, enterrando su cara en el cuello de Danilo. — Perdón por no decirte nada antes, estaba en otra... muchas felicidades por quedar, Uru. Te lo mereces, sos re bueno jugando. Bienvenido al equipo.

Ahí estaba. La grandiosa felicidad que Danilo esperaba sentir ese día llegó justo en ese momento. Correspondió el abrazo con fuerza, aferrándose a la estrecha cintura del moreno.

— Vo' sos re bueno también Tony. Tenés que fallar de vez en cuando para que la gente no se de cuenta de que sos un Dios.

Tony se rió. ¿Cómo podía Danilo con un par de palabras cambiarle tan radicalmente el estado de animo?

Se quedaron un ratito así, disfrutando del calor del otro. Cuando por fin se separaron, ambos sonreían radiantes.

— Bueno, voy y vengo re rápido.

— Dale, aca te espero.