LXXXVII

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Castelli lo mandó a llamar. Carlos dejó lo que hacía y corrió hacia el. Castelli lo presentó con Alfredo Soria, el DT del equipo de primera división.

— Me gusta como jugas al fútbol, pibe. Si te parece bien, mañana venís a entrenar con nosotros a la primera.

Carlos asintió emocionado. — Sí, claro.

El DT lo mandó a entrenar de nuevo, pero Carlos se quedó ahí.

— Yo tengo un amigo, es Uruguayo, como usted.

Soria sonrió de lado. — ¿Es jugador de fútbol?

— Si, juega en Primera B. Recién debutó en Liniers. Él y otro amigo nuestro juegan allá. Pero ambos son hinchas de Boca.

— ¿Ah sí? ¿Quienes son? — Preguntó Soria, genuinamente interesado.

— Antonio Guidacci y Danilo Sanchez.

Soria alzó las cejas. — ¡Mira vo'! Si se de quienes me hablas, y que bueno que me decís pibe... igual y la siguiente temporada... armamos una tercia aca.

Carlos hizo un gran esfuerzo para no saltar de alegría ahí mismo. Sabía que aunque Tony y Danilo amaban su club, no desaprovecharian la oportunidad de jugar en Boca.

— Mientras tanto vo' cuídate. Un poco de entreno para que te ajustes y jugas eh

EH, ARQUERO! | Danilo Sánchez × male OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora