Amor. Una palabra tan sencilla pero con un significado tan hermoso. Hay mucho por decir del amor, pero nadie se atreve a hablar de él.
¿Qué se oculta a través de aquel sentimiento? Será quizás algo que muchos no entienden, algo que para otros es ine...
La imagenes que aparecen arriba en cada capítulo marca de quién es el "punto de vista", (quien es el "protagonista" de cada capítulo)
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Último día de la semana y la intranquilidad la perseguía por todos lados. En aquel pasillo angosto y largo se encontraba ella, junto a la presencia de su compañera que traía una sonrisa burlona e inquieta.
—¿En qué momento vas a dejar de acosarme? —preguntó sarcásticamente mientras se daba la vuelta. La rebajó con la mirada y contuvo las ganas de insultarla. Joanne levantó sus manos y sonrió de lado.
—Estoy apenas a unos centímetros de ti, ni que el mundo girase alrededor tuyo, Valentine. —Caminó hacia ella.
Sus ojos se posaron en Joanne, cansados y con un sueño que se le hizo imposible fingir.
—Déjame, voy a llegar tarde —La ignoró por completo y se dirigió hacia su clase. Pero Joanne adelantó el paso para ponerse frente a ella. Recibió así, una mirada molesta.
«Cómo la odio».
La tentación que surgió al notar que se acababa su paciencia la obligaba a querer empujarla al no obtener el paso para dirigirse con normalidad a su salón. evitó aquel acto y trató de esquivar sus pasos unas dos veces sin tener éxito. Joanne la siguió sin dejar que Valentine pudiera ir al aula.
—¿Qué pasa? ¿Tanta prisa tienes? —Valentine respiró hondo y mantuvo su mirada en ella, sin querer contestar a su pregunta—. Ya pasó media hora, ibas a llegar tarde igual.
Miró el reloj de su celular y maldijo en voz baja al notar que Joanne tenía razón. El aula le quedaba a solo unos pasos, estaba a simple vista y el hecho de saber que llegaría aún más tarde hacía que ya no aguantara más las molestias de Joanne. Suspiró y se dió la vuelta sin querer mirarla.
—¿Ya te vas? —Se rió a propósito y esperó haber llamado su atención, en cambio, Valentine bajó las escaleras buscando el modo de alejarse de ella.
Pero Joanne la siguió a pasos rápidos y quedó a su costado, cruzada de brazo con una sonrisa que Valentine deseó no ver. caminaron en silencio por los pasillos vacíos. Aunque las palabras no surgían y la paz de no escucharla se hacía presente. Joanne buscó el modo de molestarla.
—¿Siempre eres así?
—¿Así como?
—Media tonta —Joanne la miró, pero Valentine desvió su vista hacia las ventanas—, media no, muy tonta. ¿No pensaste que si querías llegar temprano tienes que levantarte temprano?
Su voz sonaba a una burlona cada vez que hablaba con Valentine. Ella caminó como si no la hubiera escuchado hasta esperar a la hora del recreo y liberarse de Joanne que no paró de hacer comentarios innecesarios.
«Que insoportable que es»
De lejos escucharon unos pasos acercarse a ellas.
—¿Valen? ¿Qué hacés acá? —preguntó Aurora al ver a su amiga y a Joanne en medio del pasillo, sin entender el por qué no estaban en clases.
—Adivina —Miró a Joanne que se hizo la desentendida.
—Me agarró hambre. chao —dijo Joanne con una mano en su panza sin dejar de ver a su alrededor mientras se retiraba.
—¿Te molestaba? —Valentine asintió con la cabeza sin dudarlo.
—Por algo no pude ir a clases, no me dejo ir —aclaró— otra vez me van a poner una falta —Rodó los ojos y fingió solo importarle aquello.
Pocos minutos después el silencio se transformó en un alboroto de alumnos que salieron de las aulas y el murmullo se hizo presente entre todas las personas que estaban en el pasillo.
Aurora sostenía su mirada en ella, insatisfecha por lo que escuchó al no obtener alguna otra respuesta.
—William está en el comedor, vamos.
Se quedaron calladas y fueron hacia el gran comedor que quedaba cerca del patio. Al llegar decidieron comprar su desayuno como lo hacía la gran mayoría de los alumnos, para luego elegir una mesa y sentarse.
Valentine empezó a comer su tostado recién preparado, con un exprimido de naranja, sin prestarle demasiada atención a la plática que se había formado. Su mente se encontraba perdida en la forma que tenía Joanne de molestarla.
«La hubiera empujado»
Volvió a mirar al frente. Desconocía el tema de conversación, del cual pretendió entender, mientras asentía con la cabeza y buscaba una manera de preguntar, sin sonar distraída de lo que estaban hablando.
—¿Qué vas a tocar para la fiesta? —preguntó Aurora con toda su atención en Valentine.
«¿Fiesta? ¿Qué fiesta?»
—El teatro, no hay ninguna fiesta -corrigió William con un tono burlón, Aurora fijó su mirada en él y achicó sus ojos.
—Ah, casi me asusto —respondió con ironía al no haber comprendido—Tocaremos "Interstellar".
—Música clásica, me gusta —exclamó William.
La escuela había esperado años para poder hacer una colaboración de arte musical, y el sueño de tocar de muchos se estaba por cumplir, en especial el de Valentine, que pensó que nunca iba a poder subirse a un escenario repleto de personas, hasta hace unos poco días que le informaron de participar en la orquesta.
La emoción empezó a aparecer al recordar que tocaría en frente de muchas personas. Dejó atrás el estrés y el odio que en su momento la habían atrapado en su oscuridad.
Sus ojos volvieron a brillar y se iluminaron. Sus amigos no tardaron en percatarse de su felicidad y del cambio drástico que tuvo su rostro al mencionar la música y todo lo que tuviera que ver con el pasatiempo de Valentine.
La alegría no duró demasiado para cuando sus ojos se toparon con los de Joanne, de inmediato se acercó a la mesa de ellos con seriedad y con un café caliente en sus manos.
—Cuanto tiempo, valentine —Al escucharla volteó a ver a sus dos amigos que parecían estar igual que ella. Supo que volvería a molestarla por aquel saludo sarcástico.
Cruzó las manos y volvió a ignorarla con la cabeza agachada sin dejar de ver el interior del vaso de plástico que estaba sobre la mesa. Joanne agarró la mandíbula de Valentine para que la mirara a la fuerza. Apoyó su café al lado del jugo. una sonrisa maliciosa se formó en su rostro.
William y Aurora solo las miraron sin saber cómo ayudar a su amiga que parecía gritar internamente para que Joanne soltara su agarre. intercambiaron miradas aún confundidos.
—¿Qué mierda quieres? —Se levantó bruscamente y tiró el café en la ropa de Joanne.
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