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Despertó y se vistió lo más rápido que pudo, estuvo atento a la hora y corrió hacia la habitación de su hermana.

—Ophelia levántate, son las seis de la mañana vamos a llegar tarde —gritó y prendió las luces del cuarto.

—Hoy es sábado, déjame dormir —Acomodó su almohada para volver a intentar dormir.

Theo miró su celular y soltó un suspiro. Salió y cerró la puerta de la habitación de Ophelia, bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina para preparar un desayuno.

—¿Por qué te levantaste tan temprano? —Su mamá se acercó y se sentó en la pequeña mesa en frente de él.

—No me puedo dormir.

Sus brazos estaban por encima de la mesa y con una mano sostenía la taza de té ya vacía. Respiró con dificultad al preocuparse por Aurora. Solía mirarla a lo lejos para apreciar su belleza, nunca se había animado a hablarle, hasta aquel día. Se arrepintió. Se sentía mal por aquella reacción que tuvo ella cuando él le habló.

Por alguna razón que él desconocía se sentía culpable. Evitaba cada sentimiento que hiciera que las lágrimas se desbordaran. No quiso volver a hablarle, aunque en el fondo si lo deseaba.

«¿Ella tendrá novio?»

Quiso creer que por esa razón lo había tratado así, pero seguía con las ganas de llorar, porque supo que ella nunca iba a estar a su lado. No importa si tenía novio, no pensaba las posibilidades de que Aurora le correspondiera sus sentimientos.

—Vamos a ver a Joanne, Hudson también va —Dijo Ophelia mientras bajaba las escaleras.

—¿Aurora gusta Hudson? —Miró por un rato a su hermana para luego levantarse de su asiento y mirar la taza que llevaba viendo ya hace una hora.

—No se, ¿por? —Se paró enfrente de Theo y le quitó la taza para dejarla en el lavaplatos—. No te preocupes.

—Lo se —Ambos saludaron a su mamá y salieron de su casa.

Estuvo todo el camino con distracciones por todos lados. Las flores amarillas le recordaban a ella. El verano le hacía pensar en ella.

—¿Estás pensando en Aurora? —Theo no respondió a la pregunta de su hermana, solo se quedó callado mientras observaba el paisaje lleno de verde.

Llegaron a la mansión y vieron a Hudson parado en la puerta, así que ambos fueron con él y la puerta fue abierta por Joanne.

—No hacía falta que vengan.

—Que linda forma de saludar a tus amigos, Joanne.

—Les dije mil veces que no quería verlos, no es mi culpa —Ellos sabían que el sarcasmo era su forma de hablar, por lo que solo la ignoraron y pasaron a su hermosa y perfecta sala.

Todos se sentaron en los sillones mientras los mozos traían bebidas.

—Ayer la pasé muy bien —habló Hudson— supongo, Joanne, que estamos a mano, tu te quieres follar a Valentine, y yo follé por segunda vez a William.

Theo quedó con la boca abierta a punto de tomar un sorbo de su jugo. No pudo evitar pensar en su amigo y en William estando juntos.

Ophelia quedó impactada por aquella declaración. No le sorprendió que lo hiciera otra vez con William, pero sí quedó confundida por como lo dijo. Un miedo recorrió la habitación cuando los tres miraron a Joanne con un notorio rojizo en sus pómulos. Su mandíbula estaba bien marcada por apretar con fuerza sus dientes y sus puños se encontraban cerrados.

—Me encanta que presumas que te lo cogiste, ¿pero por qué mierda me tenés que meter a mí?

—Perdón, perdón. Igual no dije nada malo, si es verdad. Una cosa es que te de vergüenza forllartela, bueno, ni siquiera puedes hablar bien con ella, así que no es mi culpa.

Joanne se paró de golpe y se dirigió hacia Hudson, pero Theo la detuvo y volvió a sentarla.

Sintió la adrenalina por detenerla, era agobiante cuando se enojaba. Puso sus ojos en blanco por unos segundo, volvió a sentarse y quedó en silenció hasta que alguno hablara.

—Basta Hudson —elevó la voz Ophelia.

—¿Yo qué hice?

—Joanne, ya encontrarás la oportunidad de hablar con ella, no te enojes con este imbécil —No le quitó la mirada a Hudson—. ¿Por qué todos tienen algún problema amoroso?

—¿Todos? —preguntó Hudson.

—Bueno quizás tu ahora estás bien porque tuvieron sexo. Pero no me digas que no te sentiste mal porque no te respondía los mensajes. Te vi como mirabas su chat.

»con Joanne, ¿Qué les pasa con la comunicación? no sabe, no sabes —Se dio la vuelta para mirarla— como ser buena. Y Theo está enamoradísimo de Aurora pero ella no parece interesarle —Soltó un suspiro y cayó en el sillón para relajarse—. Y perdón que lo diga así, pero ya cansa. Joanne calma tus nervios y no vayas directamente a hablarle, toma tu tiempo, e intenta acercarte a ella de otra manera.

Ophelia soltó todo lo que quería decir sin ninguna interrupción.

El silencio se volvió incómodo, y todos se miraron entre sí.

—Ya se pueden ir —Joanne se levantó y abrió la puerta—. El lunes hablamos.

Theo supo que Aurora no estaba interesada en él, no quiso intentar hablarle ni declararse, así que siguió como si sus sentimientos no se morían por amarla y como si sus pensamientos no estuvieran ahí. Decidió dejar atrás aquellas preocupaciones y fijarse en otras cosas que no le dieran ganas de llorar.

 Decidió dejar atrás aquellas preocupaciones y fijarse en otras cosas que no le dieran ganas de llorar

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Mucho por decir del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora