Amor. Una palabra tan sencilla pero con un significado tan hermoso. Hay mucho por decir del amor, pero nadie se atreve a hablar de él.
¿Qué se oculta a través de aquel sentimiento? Será quizás algo que muchos no entienden, algo que para otros es ine...
Sus manos sudaban y sus movimientos eran inquietos. Su nerviosismo la había superado, pero no había dejado que por culpa del miedo las notas no salieran como ella quería. Respiró con rapidez al notar al público tan emocionado y atento, mientras aplaudían y admiraban a aquella orquesta. Su rostro se iluminó y sonrió.
Saludó a todos y bajó del escenario. Su corazón latía más rápido de lo que ella esperaba, era una emoción haber logrado tocar para toda una escuela.
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Al día siguiente no había parado de recibir halagos por parte de sus compañeros. La tranquilidad que le dió al demostrar aquel talento era una satisfacción enorme para ella.
William y Aurora estaban igual de contentos por Valentine y las ideas repentinas que tenía William para formar una banda eran patéticas, sin embargo, a ella le gustaba que la apoyaran, aunque tal vez no tocara más en ningún otro escenario, decía que las posibilidades de tener éxito en la música eran pocas, aun así, estaba contenta con lo que había logrado, más allá de que no volviera a recibir aquellos halagos que la mantenían con energías positivas.
Al pasar las horas William permaneció al lado de Valentine, con una mirada apagada y su mente en las nubes. Ambos estaban solos. Caminaron hacia su próxima clase. Aurora ya se encontraba ahí, esperándolos.
—¿Qué pasa? —Lo interrumpió de sus pensamientos que solo divagaba en la última vez que había visto a Hudson.
—Como me arrepiento, de besarlo y. —Detuvo la charla para pensar y luego continuar—. Fui a la casa de Hudson para hablar, o eso creía, pero, al final, tuvimos relaciones. Ya sabes.
Quedó congelada al escucharlo, ¿cómo se suponía que debía reaccionar ante esa declaración?
—¿De besarse pasaron a eso? ¿William es en serio? Imagínate cómo va a estar Aurora si se entera. ¿Cómo fue? —terminó de preguntar aún con los ojos abiertos a pesar del sueño.
—Me coqueteo y bueno, caí —dijo con sinceridad, miró el suelo y aparento estar bien.
—Pero, ¿él te gusta? —Era información que ella no había previsto, estaba confundida y necesitaba un contexto lo más antes posible.
—No lo se, estoy mareado ahora, no entiendo nada —es lo último que dijo. Entró al salón y desvió aquellos pensamientos. Valentine lo siguió y quedó impactada e intentó ignorar todo lo que le había dicho, aunque era imposible.
Los minutos parecían pasar lento, con algo de aburrimiento y un poco de hambre, sin faltar la confusión que llevaba sosteniendo durante semanas. No podía esperar hasta que el timbre del recreo sonara para ir a comprar algo para comer.
Cuando recién se hizo la hora, esperó a William y a Aurora, junto a la máquina expendedora con una gaseosa y unos caramelos en mano, con su mente llena de la conversación que había tenido hace una hora atrás con William.
De pronto, su mente quedó en blanco. Su mandíbula se tenso al ver a Joanne caminar por el pasillo sola. Los recuerdos de aquella noche le impedían verla con normalidad.
«¿Se acordará de lo que pasó?»
Esperaba que no fuera así. La había empezado a ignorar después de la fiesta, sin poder verla ni mucho menos hablarle como si nada hubiera pasado. Nadie, que ella supiera, se había enterado de que la besó la persona que más detestaba y odiaba, pero, de todas formas, algo que todavía no entendía la hacía confundir.
De repente sus latidos volvieron a aumentar su ritmo, los nervios no la dejaron en paz.
Siguió ignorándola como si no estuviera ahí, parada, casi cerca de ella. Esperó a que sus amigos llegaran y al parecer estaban demorando bastante, no podía aguantar un minuto más, quería irse y alejarse de Joanne.
Cuando por fin a Aurora y a William se les había ocurrido apurarse y llegar a donde se encontraba Valentine, ella fue y los guió a otro sitio, donde no estuviera ella.
—¿Qué pasa? —preguntó Aurora confundida al notar que la empujaba del brazo y la arrastraba.
—Nada, solo quiero aire fresco —Se dirigieron hacia el patio de la escuela.
—¡Valentine! —exclamó Joanne a unos pasos detrás de ella.
Cortó su respiración para exhalar lo más que podía, cerró por unos segundos sus ojos y caminó como si no la hubiera escuchado, pero la agarró del brazo y la obligó a verla y escucharla.
Aquel tacto hizo erizar la piel de Valentine, con tal solo verla quedo con las ganas de volver a repetir aquel beso. Eran pensamientos que no deseaba, y que no sabía el porqué de ellos.
«Que puta mierda»
—¿Qué quieres? —intentó hablar con su mejor voz molesta y fría, con la intención de que Joanne la dejara. No quería que ella se enterara de que se acordaba de aquel beso y de aquella sensación.
—Que molesta. Solo quiero hablar contigo.
No sabía si era buena idea o si solo debia de pensar en molestarla e ignorar las cosas que pasaron para que ninguna de las dos estuviera incómoda.
—No —Fue lo único que se le ocurrió decir, para luego darse la vuelta y seguir caminando, esperaba a que no la volviera a molestar.
—Tenemos que hablar, sobre lo que pasó en la fiesta —gritó y Valentine se quedó quieta. Aurora la miró confundida y William pensó que su amiga se había metido en un problema con Joanne, como era de esperarse.
«¿Sabe? ¿Se acuerda?»
Pensó por un momento. Creía que estaba exagerando por no poder mantenerse a un paso de ella, quería alejarse, separarse e irse. No quería hablar con ella y tenía miedo de que Joanne se acordará con detalle de todo lo ocurrido.
«Seguro solo quiere molestarme»
Siguió con su camino hasta perderla de vista. Se sentaron en unos bancos cerca de la entrada del comedor y apoyó su botella y dulces sobre el banco.
Se lamió los labios y entrelazó sus manos, miró hacia sus costados. Esperó no encontrarla, y terminó tranquilizandose al notar que no había nadie más. Respiró y mantuvo un orden en todos sus pensamientos que empezaban a colapsar y, que se acumulaban de a poco.
—¿De qué quería hablar? —interrogó Aurora curiosa al no haber entendido a qué se refería Joanne con aquella frase.
—No se, seguro me quería molestar —Su mal humor parecía ascender, tal vez, por la presión que sentía al verla por todos lados.
«¿Qué me pasa?»
Las últimas horas de clases pasaron igual; Joanne parecía que la buscaba e intentaba decirle algo, pero Valentine se negaba y se retiraba bruscamente. Le hizo creer que no se acordaba de lo que pasó en esa noche.
Más tarde, ya en su casa, tenía el pijama ya puesto, preparada para irse a dormir. Al acostarse, se movió en la cama para un lado y para el otro, sin poder conciliar el sueño y sin poder evitar pensar en ella. Quizás tuvo que escucharla, hablar con ella y opinar. A lo mejor solo quería burlarse de ella, Valentine no lo sabía, pero empezó a pensar que si se quedaba un rato más podría ver si realmente Joanne se acordaba o no. Lo imaginó y no le pareció una buena idea, según ella, hizo bien en irse.
Daba vueltas en la confusión que hacía días mantenía. Todavía no entendía el porqué se sentía así, tan metida en sus pensamientos, en ella.
«La odio»
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