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De nuevo sus pensamientos la invadieron en aquel día en el que sus labios volvieron a tocarse. No prestó atención al murmullo y a los gritos de sus compañeros al realizar el viaje. Era extraño pensar que a pesar de que ella estaba feliz aún su mente nadaba en aquel último beso. Pensó que no pasaría nunca más, que esa manera de pensarla desaparecería, pero seguían ahí.

Aunque intentaba olvidarlo, su mente no paraba de dar vueltas en esa situación. Aquel roce no fue lo único que la dejó por horas en su mundo mientras los demás festejaba, sino que también su declaración.

Se le hacía imposible que una persona tan odiosa y molesta gustara de ella, «¿Por qué?» era su principal pregunta. Siempre Joanne estuvo detrás de ella para hacerla enojar, hizo que faltara a clases muchas veces y que fuera a dirección por discusiones que Joanne ocasionaba.

«¿Por qué Joanne gustaría de mi? ¿No es que me odia?»

Pasó las primeras horas en el autobús mirando el paisaje, Aurora, —sentada al lado de ella— hablaba con William que estaba a un asiento detrás de ellas.

No podía mirarla ni de reojo, con solo saber que estaba a unos pasos de distancia hacía que su corazón se acelerase y que su respiración se volviera débil.

—¿Qué pasó con Joanne cuando te encerramos en el aula? —Las preguntas curiosas de William hizo que Valentine lo mirara con una expresión de susto en su rostro.

—Me besó —dijo casi susurrando— y después me dijo que le gustaba.

—¡Te dije! —William sostuvo una sonrisa de lado mientras que Aurora tenía la boca abierta.

Negó con la cabeza al pensar en ello y frotó sus ojos hasta sentir que se mareaba.

Pensar en Joanne era como una escapatoria a otro mundo, pero se negaba al querer imaginarla de esa forma.

«Que pesadilla, la odio»

No pudo saber por qué Joanne le había dicho eso, «¿En serio gusta de mi?» Eran dudas tras dudas al no poder imaginarse que aquellas palabras eran ciertas. Intentaba pretender que todo lo que pasó había sido un error en cada momento en donde la tensión participó. «Solo fue un show creado por Joanne».

«¿Qué intenta? ¿Qué quiere?»

Nada resolvía sus preguntas inmaduras que se asomaban y se quedaban reposando en su mente, que la mataban con cada pensar.

Era inevitable dejar todas las dudas atrás y disfrutar del viaje hacia el aeropuerto. Ella solo quería volver a mirarla y que esas chispas irreconocibles aparecieran con cada interacción, con cada cruce de miradas, con cada toque. Aquello que por alguna razón que no quería admitir deseaba.

—Que emoción, ya quiero llegar.

—Yo igual, ya me duele el cuello.

✧・゚: *✧・゚:*

Al llegar al hotel, todos los alumnos bajaron del autobús que los trajo desde el Aeropuerto de Nueva York. .

—Como seguro ya se los informaron, yo soy su coordinadora por esta semana. Por ahora necesito que se agrupen de a cuatro para poder seleccionar una habitación. Y cabe recalcar que en las habitaciones los hombres estarán con hombres y las mujeres con mujeres.

Valentine, Aurora y William se miraron confundidos.

—Creo que ahora es cuando nos separamos —aclaró William con la cabeza agachada y sus brazos cruzados.

—¿Con quienes vamos a ir entonces? Somos dos —Después de estar un rato en espera a que los demás se acomodaran. William quedó solo junto a Hudson y Theo.

—Ustedes tres, son los últimos que quedan de chicos, así que irán ustedes a una misma habitación —Para Valentine esa era una ventaja de ser impar, aunque las chicas no lo fueran, esa era la única razón por la que la atormentaba. Preferiría que fuese una habitación para dos. No quería compartir cuarto con alguien más que no sea sus amigos.

Después de unos minutos solo quedan ellas dos junto a Ophelia y Joanne sin habitación.

«No por favor»

Pensar que estaría con ellas alarmaba cada parte de su cuerpo, pero más le preocupaba estar con Joanne. Después de estar horas en el autobús y en el avión pensando en ella, nunca creyó que estarían juntas en una habitación. Cruzó los dedos con la esperanza de que la coordinadora no las pusiera a todas en el mismo cuarto.

—Muy bien, solo quedan ustedes chicas. Les daré dos llaves para la misma habitación, intenten no perderlas —Dijo con una sonrisa mientras les entregaba la tarjeta para ingresar a la habitación.

Las cuatro se miraron y fueron hacia la puerta 124. Los latidos de Joanne y de Valentine se aceleraron. Entraron y las luces se encendieron. En el lado derecho había un baño y a simple vista había tres camas ordenadas junto a un perchero y un escritorio muy chiquito. La enorme ventana estaba abierta donde daba a un hermoso y pequeño balcón. Desde ahí se podía ver la gran ciudad.

Al entrar Aurora saltó a la cama del medio.

—Yo me quedo acá —Ophelia se sentó en la cama cerca del baño— ¡Y duermo sola!

—Yo también —aseguró Aurora y dejó sus cosas arriba de las mantas.

Valentine y Joanne voltearon a mirarse.

Todavía no podía creer lo que sucedió, Aurora se veía confiada mientras le guiñaba un ojo. Valentine supo que quería que ella y Joanne compartieran cama, pero con los nervios que tenia sabia que era casi imposible. Dormir junto a ella sería algo que no se lo esperaba ni cuando su coordinadora anunció que ellas estarían en el mismo cuarto.

«Y justo solo hay tres camas para cuatro personas»

«Debe ser un error»

—Por mi está bien —Se dirigió a la última cama junto a la ventana. La brisa era fría como le gustaba a ella. Joanne miró de nuevo a Valentine, que seguía parada en la puerta.

«¿No hay un maldito sillón?»

«Es solo compartir cama, no puede pasar nada»

Suspiró y dejó su valija junto a la de Joanne.

Suspiró y dejó su valija junto a la de Joanne

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Mucho por decir del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora