36

1.3K 106 7
                                    

El dolor de cabeza la despertó sin dejarla dormir. Se acomodó lo más lento que pudo para no molestar a Valentine que aún seguía dormida. Al no lograr volver a descansar por aquella punzada decidió levantarse. Se paró de golpe y vió como toda la habitación se movía, no pudo permanecer de pie y se aferró a los bordes de la cama. Miró las sábanas blancas sin querer levantar la mirada hacia arriba por su mareo tan repentino.

Respiró profundamente antes de agarrar su celular y mirar la hora; eran apenas las seis de la mañana. Suspiró y volvió a acostarse y cerrar los ojos. Controló su respiración. Era en lo único en lo que pensaba para dejar de marearse y evitar causar náuseas. Pero fue casi inutil, porque fue interrumpida por aquellas preguntas que se asomaban.

«Qué mierda. ¿Qué me pasó ayer?»

Giró su cabeza hasta tener a su vista a Valentine, quien le daba la espalda. Sus ojos se nublaron y un dolor irritante apareció. Se acordó de algunas de las bebidas que tomó anoche en aquella fiesta en el hotel. No pudo recordar mucho, solo que estaba muy enojada.

✧・゚: *✧・゚:*

Las nueve de la mañana se acercaba y Joanne no pudo pegar un ojo durante esas ultimas horas. Se levantó, esta vez despacio, con ambas manos apoyadas en su cama para mantener el equilibrio

—¿Estás bien? —Ophelia fue hacia ella a pasos rápidos.

—Si, solo me duele la cabeza.

En cuanto giró a ver a Valentine sus palabras se mezclaron y quiso hablarle, pero de un segundo a otro se arrepintió, quedó callada mientras Valentine se ponía sus zapatillas.

Todas se cambiaron y bajaron al primer piso para desayunar. Esta vez sería en el restaurante del hotel, que les ofrecía el desayuno y la merienda para más tarde. Tuvieron que dividirse en grupos para sentarse en mesas de a cuatro ya que el lugar no optaba con una mesa para todos los estudiantes.

Era tenedor libre, por lo que cada uno tenía que servirse lo que quería consumir. Hudson y Theo fueron a ver que podían comer antes de irse a visitar Nueva York. Mientras que Joanne y Ophelia se quedaron en la mesa.

—¿Qué pasó anoche?, no recuerdo nada —Apoyó su codo en la mesa junto a su cabeza en su mano. Su respiración estaba acelerada, algo que trataba de controlar pero que aún no podía manejar al estar un poco perdida.

Las ganas de vomitar se habían desvanecido, pero el dolor de cabeza y el mareo seguían ahí. Pensar se le hacía difícil. Aunque había mejorado un poco.

—Parecías una nena chiquita que todavía no entendía nada de la vida —bromeó con una curva en sus labios-. Nada, estabas muy borracha y me dijiste que estabas mal porque Valentine te ignoraba.

Era cierto que todavía estaba mal por lo mismo, que algunas de sus expectativas de hablarle habían desaparecido muy de repente. Juraba que había salido todo bien en aquel último beso, que por fin podía liberar y decirle todo lo que sentía por ella. Pero fue una decepción al notar la actitud de Valentine tan distante y fría con ella.

«Nunca más voy a poder besarla»

No era una realidad que quisiera admitir, pero sí era la realidad en la que vivía, y ya no podía cambiarlo. Se lo había dicho, y aunque no se arrepentía ella hubiera querido nunca haberle confesado que le gustaba. Porque a pesar de sentirse perdida por un amor no correspondido, era un amor que no se olvidaria rápido y con el tiempo.

—¿Te conté que le dije a Valentine que me gusta? —habló lo más bajo que pudo, con sus ojos hacía abajo y con ninguna reacción en su rostro que reflejaba felicidad.

—¡¿Qué?! ¿Cuándo? ¿En qué momento? ¿donde? ¿qué te dijo? —Su voz sonaba más apurada de lo normal. Arqueó una de sus cejas con la boca abierta .

—Antes de viajar quedamos encerradas en el salón y la bese —hizo una pausa lenta para tomar algo de aire—. Y me confesé.

Ophelia volvió a sonreír y quedaron ambas en un silencio al notar a Hudson y Theo acercarse con el desayuno. Apoyaron la bandeja en la mesa y repartieron las bebidas y las tostadas a cada una.

—Te traje café con leche y a ti Joanne café puro, como te gusta —Hudson las miró a ambas en total silencio— ¿Pasó algo?

—No, esta bien.

✧・゚: *✧・゚:*

La tarde transcurrió en visitar varios museos y lugares históricos.

Ya todos se encontraban de nuevo en el hotel preparandose para la noche. Muchos, como Joanne, regresaron sin ganas de caminar y los ojos cansados.

Joanne disfrutó ver el arte que portaban aquellos museos que reflejaban mucho en ella. Las ganas de dibujar y pintar en un lienzo se hicieron presentes. Pero no había traído nada de sus pinceles y pinturas al viaje por lo que se le sería imposible. Así que decidió dibujar en su cuaderno mientras admiraba el paisaje de aquel ventanal en su habitación.

Ophelia, Aurora y Valentine entraron al cuarto. No era tan tarde, pero las cuatro prefirieron estar ahí, en donde el calor no era abusivo y podrán disfrutar de la calma que les traía aquel lugar.

Ophelia decidió retomar unas de sus lecturas mientras que Aurora hablaba por chat con William y Valentine estaba tomando una ducha en el baño.

Pudo terminar aquel dibujo después de estar unos minutos con quejas de ella misma porque la inspiración se había ido.

Sus ojos se cruzaron con aquel color celeste que tanto anhelaba ver. Apretó sus labios y dirigió todo su cuerpo a ella mientras caminaba hacia la cama. Pero ella sintió que iba hacia ella.

«Yo se que no me odia»

Su respiración se había calmado hace ya unas horas atrás. Aunque ahora volvió a aumentar. Su corazón palpitaba cada vez más fuerte y sus manos empezaron a sudar de a poco. No desvió su mirada en ningún momento, Joanne quería que sepa que la miraba.

—Valentine —pronunció su nombre y la miró concentrada.

Ophelia agarró la mano de Aurora, se apresuró y salieron de la habitación para dejarlas solas.

Ophelia agarró la mano de Aurora, se apresuró y salieron de la habitación para dejarlas solas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mucho por decir del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora