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El abrazo se hacía eterno, mientras la intranquilidad se asomaba. No había esperado que esto ocurriera, sin embargo, ya no podía hacer nada al respecto.

—Después intentaré hablar con ella.

Los pensamientos de William recurrían a aquella noche, en la cual los tres estuvieron en desacuerdo con lo sucedido. Aunque a William le agradó poder divertirse un rato cuando estaba borracho y hacer las tonterías que siempre había deseado experimentar, pero ahora, a consecuencia de eso, no estaba de humor para recordar lo bien que se sintió después de ver a Aurora y a Valentine tan decepcionadas de la fiesta.

No podía comprender cómo llegó a besar a Hudson, Se detesto por eso mismo. Aurora estaría más que decepcionada con él, y sabía que después de eso, su grupo se podía llegar a separar y dejarían de ser amigos, y él no quería eso. Pero sus pensamientos recurrían a aquella noche, donde pudo ser el mismo cuando lo beso, algo que lo confundía aún más.

Habló con Valentine sobre la pequeña discusión que habían tenido.

Prometieron que todo saldría bien, aunque no tenía ni la menor idea de cómo iba a hacer para que Aurora vuelva a estar con ellos.

—Me siento como un idiota por besarlo —La culpa de ser un mal ejemplo como amigo le avergonzaba y temía a que Aurora se enterara.

Cruzó los brazos y se lamentó cada vez que la conversación se retomaba. William entendía que lo que había hecho estaba mal, pero el haberle gustado aquel beso lo delataba.

Intentó no sonreír cada vez que recordaba aquel momento, evitaba cualquier tentación al querer volver a sentir aquellos labios que lo mantuvieron entretenido en un sentimiento que aun él no podía entender.

Se lamentaba por todo. Un pequeño resfriado apareció, se limpió las pequeñas lágrimas y evitó mirar hacia arriba.

Quería pedirle perdón a gritos a Aurora por lo cometido, no quería tener la culpa de haberla decepcionado.

Salió de la casa de Valentine y se dirigió hacia la suya. En el camino, las preocupaciones crecieron y no aguantaba las ganas de hacer algo al respecto.

Llegó a su casa y se lanzó a su cama. Sus dudas lo mantenían pensante y luego de varias horas se durmió después de tanta insatisfacción en tan solo un día.

A la mañana siguiente, se mantuvo en reflexionar, en superar y en mantener un poco la calma. Envió muchos mensajes de texto a su grupo, pero ninguna contestó. Se quedó sin ideas y sus emociones lo empezaron a cautivar.

William: porfa, hablemos.

Sus ojos no tardaron en ponerse rojos y sus lágrimas en deslizar por su mejillas, el nudo en su garganta no dejó de crecer y las culpas se mantenían firmes como si todo dependiera de él. No era algo de lo que esperaba que pasará, pero ocurrió y la sensación de haberlo hecho todo mal permanecía en él.

«Quizás si no las hubiera dejado solas»

Sus puños se cerraron e intentó mantener la calma. Los ruidos internos que su mente producía no dejaban aclarar sus ideas y pensamientos, algo que lo hacía querer rendirse en sus llantos y emociones que se apoderaban de él.

✧・゚ *✧・゚:*

Pasaron los días y Aurora no respondía a sus llamadas, a ninguna mirada, solo estaban él y Valentine, solos, sin poder contactar con Aurora. Ambos no eran capaces de hablar de lo que sentían y solo podían estar ahí, sin intercambiar palabras.

Ya no era lo mismo.

Esos dos días de la semana se hicieron un infierno para ellos. William intentó repetidas veces hablar con ella, pero a lo mejor no era el momento, porque Aurora los seguía ignorando a ambos, sin querer saber nada de ellos y con las lágrimas a punto de desbordar.

Mucho por decir del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora