Capítulo 3

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Golpeo el saco de boxeo imaginándome que es el idiota de Christian, como tiene los cojones de preguntar por qué lo trato así pero no los tuvo para decirme en mi cara que se iba

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Golpeo el saco de boxeo imaginándome que es el idiota de Christian, como tiene los cojones de preguntar por qué lo trato así pero no los tuvo para decirme en mi cara que se iba. Han pasado ya tres día desde que me dijo eso, tres días que lo he ignorado completamente. Sigo golpeando y le encesto una que otra patada al saco, estoy tan metida en mis pensamientos insultando a Christian en los 5 idiomas que sé, que no me doy cuenta cuando entran Mía y Sabrina al gym con una sonrisa que me hace saber que me van a pedir algo. Sigo en mis cosas hasta que una abre la boca.

—Compadezco al pobre saco, él no tiene la culpa de las estupideces que te hace o dice mi hermano— Me dice Mía.

—Sabes tienes razón, debería ir a destrozarle el rostro a tu hermano así las pago con quien es— Le digo en tono amargada porque me interrumpieron.

—¿Cómo sabias que está desquitando el enojo por tu hermano?— Pregunta Sabrina.

—Es obvio rubia, por quien más le pegaría a un saco de boxeo mirándolo con rabia— Dice Mía y me harto.

—¿Ahora a que vinieron? Por si no lo notaron estoy entrenando y saben perfectamente que odio que me interrumpan en momentos así— Digo tomando una botella de agua.

—A las ocho tienes que estar lista, saldremos a una discoteca y quiero verte más hermosa de lo que ya eres y que seas la sensación de toda esa fiesta, necesitamos ir a callarles la boca a ciertas perras envidiosas ¿ok?— Me dice Sabrina.

—Si joden, les rechace las últimas tres salidas y aún siguen pidiéndome salir.

—Así nos rechaces diez salidas seguidas, te seguiremos diciendo— Dice Mía antes de enseñarme fotos de la discoteca— Hoy no aceptamos un no como respuesta, así que iras a presumir lo hermosa que eres.

—A ver si encuentras a alguien con quien follar y te quite esa amargura con la que andas últimamente— Me dice Sabrina comiendo una manzana que tenía cundo llego.

—¿Si digo que si, me van a dejar terminar de entrenar en paz?—Mía asiente.

—Igual no tenías opciones— Dice Sabrina —Te íbamos a sacar arrastrada si no querías.

—Está bien, a las ocho estaré puntual abajo— Les digo suspirando, igual ya quería salir —Ahora váyanse y déjenme continuar en lo que estaba.

Se van y termino los entrenamientos requeridos, me distraigo cocinando algo mientras escucho música sola, me gusta compartir con mis amigas, pero la soledad siempre me ha acompañado durante toda mi vida que ya la considero mi mejor amiga, al final de cuentas siempre estoy así.

Termino de comer y me percato que ya son más de las seis, así que decido subir para empezar a arreglarme, al salir me seco el pelo y me maquillo sutilmente resaltando el azul de mis ojos, agrego un labial rojo, voy a mi armario y decido ponerme un vestido rojo brillante que se pega a mi cuerpo como otra piel más, por ultimo me pongo unas botas negras que le favorecen a mis piernas.

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