Capítulo 28

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Salgo de la gran mansión, sintiendo como el frío cala entre mis huesos, la nieve cae y yo solamente pienso en como carajos están acostumbrados a este maldito clima

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Salgo de la gran mansión, sintiendo como el frío cala entre mis huesos, la nieve cae y yo solamente pienso en como carajos están acostumbrados a este maldito clima. 

El hecho de que Moscú sea demasiado frío, me hace replantearme si él estará bien acá «Sé que lo estará»

—¿Cuando vuelves a venir?— Me dice él pelinegro de Maksim. 

—Sé que estás loco porque yo te visite, Maksim, no seas tan obvio— Le digo para joderlo a lo que el rueda los ojos —Apenas logré escaparme y venir este fin de semana— Menciono —Si fuera por mí, estuviera conmigo. 

—Sería más fácil si dijeras todo— Ya viene el típico reproche —Aitana, Christian es uno de mis mejores amigos, joder. 

—¿Y?— Digo —Me debes un favor, y así seas el Boss, me seguirás ayudando y yo te daré la lealtad que quieres. 

—No se trata de eso— Me mira con los ojos azules oscuros —Se trata de clavar el cuchillo en la espalda ¿O piensas que tu secreto no se sabrá? 

—Maksim— Advierto —Yo decidiré cuando diré lo que tengo que decir, mientras, todo seguirá así. 

—Has lo que se te de la gana— Me dice ya cansado —Después no vengas a pedir ayuda. 

—Ajá— Mi teléfono suena y es la notificación que indica que ya me tengo que marchar 

—Tengo que irme a Italia. 

—¿Italia? 

—Mía tiene una exposición en la galería de arte— Digo y solo la mención del nombre le hace iluminar su rostro —Sí que te gusta... 

—¿Qué? ¿Qué dices? 

—Estás loquísimo por Mía. 

—No. 

—Sí. 

—No. 

—Que sí. 

—Da igual, tiene novio y yo no tengo ganas de arrastrarla a Rusia. 

—Ni me menciones a ese parasito, ya no es nada de Mía y si no quiere que le corte la cabeza, es mejor que se vaya a otro planeta. 

—¿Que hizo para merecer tanto odio?— Me dice, pero yo no tengo tiempo para contarle lo sucedido. 

—Después te cuento— Le digo —Solo diré que trata de traición. 

—¿Necesitas más ácido?— Me río con lo que dice. 

—Tranquilo, no se me ha acabado— Él asiente, para después ordenar a sus guardias que me dejen en el aeropuerto privado. 

—No te metas más es problemas, Aitana— Me dice a modo de despedida. 

—Soy la chica problemas— Digo. 

—Dile a Sabrina que no mate a la castaña. 

—Maldito acosador, con razón eres amigo de Christian y Nicholas— Me quejo. 

Sombras & SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora