Libro 1 de la Saga Penumbra
En medio de sombras ancestrales y lealtades cruzadas, Aitana despierta en un laberinto de identidades entrelazadas. Criada por la oscuridad de dos mundos opuestos, se embarca en una danza mortal por ascender en un imperio...
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Cierro la computadora en donde acaba de finalizar una llamada, la cuál sentí que me recargó completamente, veo la hora y me doy cuenta que duré más de cinco horas en videollamada con ella.
Mi corazón se achica al pensar en todo el tiempo que estoy perdiendo, pero también recuerdo que es por su bien.
El teléfono me suena repetidamente, por lo que decido contestar antes que me revientan de llamadas.
—Señora— Me dicen, logro reconocer la voz de una de las empleadas de la mansión —No debería decirle esto, pero le tengo más lealtad a usted.
—¿Qué pasa?— Pregunto dejando de lado la computadora.
—Están acusando a la señorita Sabrina de traición...— Apenas escucho eso, cuelgo, me arreglo y salgo inmediatamente para la mansión.
Llego lo más rápido posible, sin importarme en dejar botado el carro.
Entro, la imagen que veo es la de los señores Walker mirando con total odio a Sabrina, Hannah y Abby de un lado burlándose, miembros de la mafia mirando con odio a Sabrina, Nicholas con mirada de decepción y Christian, sin demostrar nada.
Me voy hacia Sabrina que está afligida pero no lo demuestra.
—¡Te di un hogar!— Le grita la señora Walker —¡Te lo di todo, te protegí y me pagas de esta manera, mataste a mi hija, maldita!
Me tenso al escucharla decir esto «¿A todos se les quemaron las neuronas?».
—¡Alto!— Grito al ver como se aproxima a ella —¡Tú desde que llegamos acá no has puesto un gramo de protección en Mía, así que no vengas de moralista a dártelas de la mamá del año, porque bien sabes no lo eres!
Me mira totalmente ofendida, mientras que Sabrina mira unas hojas que yo le arranco.
—¡Tú también eres una maldita malagradecida!— Me grita.
—¡Exigimos que pague las consecuencias— Dice uno de los miembros hacia Christian y el señor Walker —¡Dió la dirección de la mansión y ayudó a que mataran a la princesa de la mafia!
—¡Esto es falso!— Grita Sabrina.
—¡Es real!— Le grita Hannah —¡Mataste a tu mejor amiga!
Yo miro a Sabrina con profundidad, ella solo me mira repetidamente.
Arranco las hojas de sus manos y veo, veo a Sabrina hablando con dos de los hijos del Árabe, carga un vestido blanco que le he visto y solamente se ve su espalda y cabellera rubia.
—Aitana...— Me intenta decir pero la callo —No puedes creerles.
—Cierra la maldita boca, Sabrina— Le digo y me volteo mirando a Christian, mostrándole las hojas —No puedes creer esta mierda cuando no se ve la cara de ella.
