Capítulo 5

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Estamos en el avión y joder, no dejo de pensar en la hermosa imagen que me brindo Aitana con los ojos azules oscuros y llena de sangre

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Estamos en el avión y joder, no dejo de pensar en la hermosa imagen que me brindo Aitana con los ojos azules oscuros y llena de sangre. Me recordó a cuando tenía diecisiete años y mataba sin compasión. Ahora la veo tranquila, con los ojos cerrados, respirando pausado, quien diría que la misma chica que está durmiendo tan tranquilamente, es capaz de quemar un país entero.

Me jode su indiferencia, el hecho de que no me saluda, ni me busca para joderme como antes, pero yo me lo busqué, y así se quedará, lo que en su momento hubo, se borró ya, y solo compartiremos en un futuro por ser Líder y Ejecutora.

Al llegar a New York, arranco rápidamente a la empresa porque tengo una junta, llego ignorando las miradas que me lanzan, y subo rápidamente por el ascensor, le ordeno a mi secretaria un café antes de la reunión y cuando llega la hora de esta me largo a la junta. Al llegar, todos hacen silencio y se levantan a saludarme con respeto, cosa que ignoro.

—Novedades— Ordeno.

—La empresa ha subido los números desde que usted agarró el mando total señor— Me dice uno de los de finanzas— Incrementaron las ganancias y nos han contactados varias empresas exteriores para hacernos socios.

—Cuando salga de aquí, quiero ver esa información en mi correo— Le digo a lo que el asiente.

Me informan  de varias cosas más, hasta que nos enfrascamos en una reunión de 4 horas, al terminar, me largo rápido, ya que me hartó aguantarme a toda esta gente por más de 30 minutos.

Regreso a mi pent-house y agradezco no tener a ninguna ex loca tocándome la puerta, «O por lo menos no la que quiero».

Pasan los días y noto la rutina de Aitana, va a la universidad, sacando notas perfectas sin esforzarse, de vez en cuando va a las jaulas, ganando en cada pelea, entrena siempre reforzando todo lo que sabe y sale de fiestas con mi hermana y sus amigas, como hoy.

Me dirijo a la discoteca a "distraerme", cuando estoy arriba, la veo bailando, apoderándose de la pista, moviendo las caderas como una diosa, robándose las miradas de todos en la discoteca, «Me calienta la sangre al ver todos los hombres que la miran con otras intenciones».

Me pido un whisky y me le quedo mirando fijo, ella nota mi mirada, se voltea y en vez de ignorarme me sonríe arrogante y empieza a bailar seductoramente al frente mío, «Joder», trago en seco cuando me imagino las escenas de hace dos años, al voltearme al ver quien llega, pongo una cara de confundido «Este imbécil que hace acá».

—Uy, que raro encontrarte viendo fijamente y con ganas de comerte a Aitana— Dice Nicholas.

—¿Que carajos haces aquí?— Le digo.

Sombras & SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora