Capítulo 22

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Ashley

Se me acabaron los segundos de admirar el cuerpaso de mi sexy y pedante compañero de estudios cuando este acaba lo que está haciendo y se voltea.

Cuando repara en mi presencia figura en su rostro una sonrisa de lo más coqueta, como si esperara que yo reaccionara de esa forma.

Avanza hacia donde yo estoy, pienso que me hará algo pero lo único que hace es tomar un recipiente de la vitrina que está sobre mi cabeza, antes de voltearse pasa su dedo pulgar por mis labios despegándolos, no me di cuenta cuando volví a morder mi labio inferior.

Me dejó un sabor picosito en la boca, el cual he saboreado con mucho pero mucho gusto.

Sigue su camino a terminar lo que sea que esté cocinando que huele exquisito.

―¿Qué cocinas que huele tan exquisito? ―pregunto mientras avanzo hasta donde él está

―Unos bistecs empanizados, con ensalada y unas bolitas rellenas de queso, ah y queso derretido por si quieres echarle al bistec ―se me hace agua la boca

―Trae la jarra de jugo que está en el refrigerador junto con unos vasos en lo que yo traigo la cena ―dice el señor mandón mientras trae los platos a la mesa

―Aquí está el jugo y los vasos. ¿Será que tienes por ahí algún mijito? ―soy fanática del mojito y es inevitable que no se me apetezca echárselo a semejante manjar

―Sí, si tengo, abre la segunda gaveta de derecha a izquierda de las que están debajo de la meseta y coge el pomo rojo mediano que hay ahí ―como niña obediente que soy hago lo que Matthew me dice

―¿Es este verdad? ―le señalo el pomo rojo mediano que encontré porque había tres pomos iguales de diferentes tamaños

―Sí, ese es ―dicho esto abro la tapa y me echo un poco en la palma de la mano para probarlo

―¡Qué delicia! Matthew tienes que darme la receta, el que yo hago en mi casa no sabe tan rico como este ―yo no sé mucho de cocina pero entre lo poco que hago está hacerme mi propio mojito

―Lo siento belleza pero esa receta no se la doy a nadie ―Dios, envíame paciencia

―Por favor, por favorsito, no te cuesta nada darle la receta a una buena amiga tuya, que lo va a emplear solo para fines propios, prometo no dársela a nadie más ―de verdad que muero por esa receta

―¿Desde cuándo tú y yo somos tan buenos amigos? Y la respuesta sigue siendo no, ahora si tú quieres de vez en cuando te puedo preparar un poco y regalártelo, quien dice y a lo mejor un día te ganas que te mi receta secreta de cómo preparar el mejor mojito del mundo ―eso no es tan mala idea, por ahora

―Está bien, me conformaré por ahora, pero que sepas que no me doy por vencida. ¡Corre, vamos, que ya quiero probar tu sazón! ―y así emprendo camino a la mesa como si se tratara de una niña a la que le acaban de regalar su dulce favorito

Los dos nos sentamos a la mesa a degustar el exquisito manjar manjar que había preparado Matthew, está riquísimo, y yo como es obvio empapé mi bistec en queso y en mojito. ¡Y qué delicia!

Después de que terminamos de cenar, sí porque ya eran las nueve de la noche ayudé a Matthew a fregar todo lo que se había ensuciado.

Cuando acabamos este se ofreció a llevarme a casa pero ya le había mandado un mensaje a mi papi con la dirección para que mandara al chofer a buscarme. Lo que menos quiero es seguir molestando a Matthew, ya bastante tiene con hacerse pasar por mi novio.

Matthew

Después de colgar con mi papá vi que Ashley llegaba al Instituto y decidí poner en práctica el plan que teníamos en mente para hacer parar a los idiotas que defraudaron su confianza.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora