Capítulo 30

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Marshella

Por los dolores de cabeza constantes que había tenido recientemente y que no creía que fueran producto de mi migraña junto con el exceso de sueño decidí ir al doctor, Williams me acompañó para hacerme algunos análisis y saber la raíz de estos síntomas.

Fuimos con nuestro doctor de cabecera a su clínica y tuvimos que esperar porque tenía a otro paciente en el consultorio.

―Sra. Marshella Roberts ―escucho a la secretaria del doctor llamarme

―Aquí ―digo, y mi esposo me acompaña a la consulta

―Buenos días Sra. Y sr. Roberts, ¿a qué debo su visita? ―pregunta tan educado como siempre

―Pues verá doctor, llevo algunos días con unos dolores de cabeza extremadamente fuertes, con mucho sueño e incluso he llegado a tener algunos mareos. No creo que la migraña sea la causante de esto ya que por más que me tome la medicación no me hace ningún efecto ―le explico al doctor como me siento lo más detallado que puedo

―Está bien Sra. Roberts, le indicaré unos análisis y en unos minutos tendremos los resultados y sabremos que tiene ―Williams y yo solo asentimos

En unos minutos estaba en el consultorio una enfermera muy bonita con unos guantes puestos y todo lo necesario para extraerme sangre.

Después de la enfermera tomar la muestra se retiró y el doctor Jones nos avisó que en media hora tendríamos los resultados.

Y así fue, media hora después entró la misma enfermera que me había tomado sangre anteriormente y le entregó unos papeles al doctor, los cuales supongo que sean los resultados.

Él se toma unos segundos para analizar lo escrito en el papel, la enfermera ya se había retirado y mi esposo y yo estamos a la espera de lo que tenga que decir el doctor Jones.

Levanta la vista del papel y no es que tenga la mejor cara que digamos, esto ya me empieza a preocupar, al parecer no es algo tan simple como yo pensaba.

―Los análisis dicen que tiene un aumento en los glóbulos rojos, pero como no sabemos a qué se debe este aumento haremos más pruebas para estar seguros de lo que sea que usted tenga.

Y así lo hace, me lleva a cientos de lugares para hacerme más pruebas más análisis, en unos rajos X que le hacen a mi cerebro encuentran una bola que parece ser un tumor pero no saben si sea benigno o maligno, por lo que me hacen más análisis para deducir que tipo de tumor es.

Jones nos dijo que podría tardar de dos a tres horas que si queríamos nos podíamos retirar pero les dijimos que esperaríamos aquí.

Yo estaba muy asustada, y aunque Williams trataba de calmarme él también se notaba mal. Ni siquiera puedo formular en mi mente que puedo tener cáncer.

Jamás en todos los años que he tenido de vida pensé que podría morir a causa de una enfermedad tan devastadora como esa, que mi final sería sufriendo en una cama luchando contra una enfermedad que no tiene cura. Nunca tuve razón para pensarlo porque en mi familia no hay ningún historial de cáncer y me duele hacer que mi familia sufra por esto.

Por más que Williams me diga que no piense lo peor y que piense positivo que todo lo decidirá el resultado no puedo evitar tener mis pensamientos fijos en que hay una gran posibilidad de que tenga cáncer.

Así estuvimos las dos horas y media que tuvimos que esperar para tener los resultados en las manos del doctor y este a punto de dar su veredicto. Mi corazón latía tan rápido en mi pecho que en cualquier momento podría salirse de este.

―Lamentablemente los resultados no son lo que esperábamos...―empieza a hablar Jones y mi mente amenaza con dejar mi cuerpo ―Usted tiene un tumor cerebral en etapa tres, lo cual es bastante raro porque usted no tiene casi síntomas ―no puedo formular palabra y entonces Williams pregunta lo que mi boca no puede decir

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora