Capítulo 25

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Ashley

Me cansé de estar tomando el sol, me tomó un poco de refresco y voy camino a sumergirme en el hermoso mar que me llama a grito.

Se siente la gloria cuando mis pies pisan la arena blanca caliente producto a los efectos del sol sobre ella y así camino hasta que llego a donde descansan las olas en la suave arena.

Paso a paso me sumerjo en la deliciosa agua, con cada paso que doy me voy adentrando más profundo en el inmenso mar.

Ya cuando el agua me da por los pechos dejo de caminar hacia la profundidad y solo me quedo disfrutando de la calidez del sol y de la ricura del agua.

Nado de un lado para otro, floto por algunos minutos, me quedo simplemente de pie contemplando la maravilla del paisaje que tengo ante mis ojos.

No me cabe la menor duda de que no hay imperfección en la naturaleza, solo en el ser humano con su egoísmo y su ambición, las cosas más simples de la vida se basan en esto, en sentirse feliz y en paz con uno mismo y disfrutando al mismo tiempo de las maravillas que te ofrece la naturaleza.

Me empieza a dar hambre por lo que me doy un último chapuzón antes de salir a comer algo. Camino con toda la calma que encuentro en mi cuerpo para salir de estas deliciosas aguas, es como si el mar me atrajera hacia sí y no quisiera que me despegara de él.

Ya cuando he salido completamente del agua y me acerco a mi auto es que me percato de que alguien me está observando fijamente, y puedo notar no muy lejos de donde se encuentra mi auto otro auto parqueado.

Que si no me equivoco se parece demasiado a mi Lamborghini. Así que como yo soy toda una intrépida loca no me lo pienso dos veces y voy hacia donde ese acosador me mira como si fuera carne fresca.

No puedo negar mi sorpresa cuando veo que es Matthew él que está ahí parado como un tonto observándome fijamente, y efectivamente como había pensado el auto que está a su lado es mi Lamborghini, no lo había visto desde el día en que casi morimos y tampoco recordaba que estuviera entero sino lleno de balazos. ¿Será que lo mandó a arreglar a escondidas de mí?

―¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me avisaste que vendrías? Me pegaste un susto de muerte, pensé que eras un acosador, aunque pensándolo bien tienes cara de serlo ―pareciera que estoy hablando con la pared y no con este idiota

―¡Oye idiota! Te estoy hablando ―levanto la voz a ver si reacciona, y lo logro

―¡Eh! ¿Por qué me gritas fresa? ―¿qué le pasa a este?

―Te grito pues para que me atiendas, me tienes hablando aquí como un papagayo y no me respondes, solo estás ido ―se pasa la mano por el pelo como que pensando que va a decir

―Es que no es interesante lo que dices por eso no te contesto ―¿Cuándo podré hablar decentemente con este hombre?

―¿Qué no es interesante? Como vas a saber si lo es o no si no me prestas atención, únicamente estás admirando mi cuerpo ―abre la boca e intenta replicar pero no lo dejo

―¿Por qué estás aquí? ¿Qué haces con mi auto? Que por cierto como es que lo tienes si desde el día la que lo dejamos en el puente mientras corríamos por nuestras vidas no lo he visto más ―hablo como carretilla, estoy histérica

―Bájale dos rayitas a tu drama Ashley, en primera si te llamé para decirte que venía pero no contestabas tu celular por lo que vine sin más, tengo tu auto porque lo mandé a arreglar después de que casi nos mataran por mi culpa y si me quedé mirándote sin responderte es por tu culpa, nadie te mandó a vestirte tan sexy ―¿cómo se atreve?

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora