Matthew
Llevo tres putos días sin saber absolutamente nada de mi mujer. Estoy al borde de perder los estribos, los ineptos policías no habían podido dar con ella, mis hombres y los de mi padre tampoco, parece como si la tierra se hubiera tragado a esa maldita cucaracha.
La mansión Roberts seguía infestada de policías y de hombres de seguridad y todo parecía ser en vano, Steven nunca llamó para pedir rescate ni nada parecido, mis suegros estaban muy mal. La señora Marshella no se podía levantar de la cama por lo débil que estaba, ni siquiera quería probar bocado pero a la fuerza comía una comida al día, quisiéramos o no este descuido le afectaría más de lo que deseáramos.
Para rematar ayer habían empezado nuevamente las clases y yo tuve que asistir obligatoriamente, al igual que hoy, el directivo escolar sabe la situación de Ashley, y a nadie le importa, todos siguen su vida como si nada.
El malnacido de Steven no se presentó ayer a la escuela, ni se ha dejado ver estos días, mis hombres siguen a todas las personas que salen de su casa todo el tiempo pero hasta ahora ninguna iniciativa de donde podría tener a Ashley, y tener que estar aquí en la escuela perdiendo el tiempo es algo más a la colección para empeorar mi humor.
Aun no entiendo la razón del porque mi suegro y la policía insistieron en que estuviera aquí. Mis únicas esperanzas son que el imbécil de Steven se presente aquí en la escuela por obligación, en algún momento se dejará ver, tiene que cometer un error si o si; y esa será mi oportunidad perfecta para rescatar a mi mujer.
Para sorpresa de todos, el centro de atención de todos en este momento decide hacer acto de presencia. Anda por toda la escuela a sus anchas como si no hubiera pasado nada por lo que tiene que rendir cuentas. Ha estado acompañado desde que llegó, no ha estado solo ni un solo momento, no me he podido acercar a él aunque no se como reaccione cuando lo tenga frente a frente, soy un volcán en erupción.
Cuando se acabo el bendito día de clases lo sigo antes de que monte en su coche, hasta que al fin se queda solo.
—¡¿Dónde mierdas tienes a Ashley hijo de puta?! —le pregunto a la vez que lo tomo por el cuello y lo pego a su carro
—ja ja ja... No serás tan imbécil como pensar que te lo diré ¿o sí? ja ja ja... pobre iluso —juro que quiero matarlo
—¡Dime donde la tienes!
—Ella está en donde tiene que estar, en casa con su hombre, está en el lugar que le correponde estar, así que vete olvidando de ella porque jamás la encontrarás, de eso me encargaré yo —le solté un derechazo en la cara que le partí el labio y aun así el hijo de perra se seguía riendo
—¡ELLA NO ES TUYA! ¡MÉTETELO EN TU CABEZA HUECA! La encontraré, de eso no te queden dudas, es mi mujer y a mi lado es donde le corresponde estar no con un animal como tú —iba a seguir propinándole puños en su cara pero llegaron los hombres que lo acompañaban y me separaron de él
—La encontreré hijo de perra, eso te lo prometo...
—ja ja ja... mucha suerte estúpido motociclista
Juro que lo mato ¡JODER!
Tanto los hombres que lo tenía siguiéndolo como yo lo seguimos a una distancia prudente pero no fue a ningún lugar más que a su casa, nos quedamos ahí parqueados esperando a que saliera pero nada, la noche entera despiertos en vela por gusto, el malnacido no había salido, y así fueron los días posteriores hasta que me harté.
Ya llevaba una puta semana si saber de Ashley y teniendo que ir a la maldita escuela de niños ricos y aguantar sus mierdas, estaba fuera de mí y mis límites estaban sobrepasados. Había hecho de todo el autocontrol que jamás imaginé poder tener por no matar a Steven como se lo merecía. La policía no hacía nada, y los ineptos hombres que tenía mi padre tampoco, era como si la tierra se la hubiera tragado ¡¡MALDITA SEA!!
Hoy decidí implementar un método diferente en Steven e hice que parqueara una cantidad inexplicable de carros en todas las calles aledañas en donde vivía Steven, eran como unas diez manzanas y en cada calle tenía un coche vigilando, no era posible que este imbécil llevara una semana sin ver a Ashley, hoy comprobaría si mis teorías eran ciertas.
Media hora después lo veo salir de una casa que no era la de él y que no era de las más lujosas de la zona tampoco. Sabía que algo el hacía para salir sin ser visto por nadie, pero se equivocó, porque aquí estoy.
Compartí mi ubicación con mi gente y con mi suegro, a este último le dije que no se la enviara a la policía hasta que yo le indicara, para que nos siguieran discretamente, estaba seguro de que me llevaría con Ashley, hoy la rescataría y la traería sana y salvo conmigo a casa. Hoy acabaría con esta pesadilla.
Les dí instrucciones a todo el mundo de que se mantuviera en las sombras y callados, esto tendría que salir bien, no tendríamos más oportunidad. Decidí que lo mejor sería esperar hasta que oscureciera y mientras tanto calcular como entraríamos y saber como tenía estructurada su seguridad, y eso hicimos.
Eran muchos hombres los que tenía aquí vigilando y todos fuertes y cargando armas de fuego, no quiero poner a Ashley en más peligro del que ya se encuentra pero es inevitable, no había forma de entrar aquí por las buenas, tendría que ser por las malas y a balazos.
Y a el cielo se había tupido completamente de negro pero no era tan tarde, era el momento perfecto, bajé de mi coche y le di la orden a mis hombres, mandé mensaje a mi suegro de que le compartiera mi ubicación a los policías para que prepararan el operativo, llegarían en cualquier momento, después de que yo haga lo que tengo planeado.
Cargo mi arma y al primer hombre de seguridad que se aparece ante mi campo de visión le pego una bala entre ceja y ceja, con esto todos están alertas pero mejor así, que me teman.
Hago lo mismo a medida que avanzo, ningún lame botas que se ponga delante sobrevivirá, aprendí a disparar desde pequeño aunque nunca haya matado a algo más que un animal la adrenalina no me deja sentir remordimiento en este momento.
Entre por la puerta principal repartiendo balazos a todo lo que se moviera, abrí cada puerta que me encontré en el primer piso y no la encontré, subí las escaleras y al escuchar sus sollozos abrí la puerta de un solo y le pegué un balazo al idiota que estaba en su habitación. No me encontré al hijo de perra de Steven en toda la casa, seguro se había largado como la cucaracha que era, pero no hay lugar en esta tierra donde se pueda esconder de mí.
Abrazo a Ashley a mi cuerpo y la cargo al estilo princesa, su cuerpo no para de temblar, sus brazos se enroscan en mi cuello y su rostro se pega a mi cuerpo derramando lágrimas. Salimos de la casa y escucho las sirenas de la policía, les hago una seña de que mañana Ashley irá a declarar.
Ahora no se encuentra ni cerca de estar bien y no quiero que empeore estando toda la noche en una comisaría rememorando los malos momentos que le habrá hecho pasar esa bestia.
La subo en el asiento del copiloto, le pongo el cinturón y beso levemente sus labios, cuanto los extrañaba. Cuando lo hago, noto como lo tiene partido, como si no se hubiera sanado de un golpe y hubiera recibido otro. ¡¡LE PEGÓ!! Que poco hombre es, maldito desgraciado.
—Todo estará bien amor, ya estás a salvo, estás junto a mi, no dejaré que nada te pase —digo ya sentado en el lugar del piloto y le tomo la mano con fuerza
—Gracias por venir por mi, si no lo hubieras hecho no sé que hubiera pasado... —se le quiebra la voz con un sollozo
—Shhh... no pienses en eso, no te sucedió nada, yo vine por ti y siempre lo haré, siempre volveré por ti, siempre te encontraré, es una promesa —apreté su mano
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Amor Imposible
RomansaSinopsis Ella estaba acostumbrada a tenerlo todo a manos llenas hasta que un día conoció al hombre que le cambiaría la vida para siempre y no de la manera que ella deseaba o de la forma que quisiera sino que la iba a meter en su mundo y le daría a c...