31 de diciembre de 2024
No había tenido muchas más noticias de Kitty. Al menos ella no le había llamado ni escrito. Estaba a punto de creer que, nada de lo que intentara funcionaría para recuperarla. Enviarle flores había sido un completo desastre, ya que Kitty no había reaccionado como él esperaba. Su silencio lo había herido mucho más de lo que ya estaba.
Recibió el Año Nuevo con Luan y Caroline en su departamento en Ginebra; agradecía la compañía de ambos, pero no estaba de humor para celebraciones. Así que, en cuanto hicieron el consabido brindis, tras los fuegos artificiales, Maximilian se despidió de ellos y se fue a la cama.
Tomó su teléfono por costumbre sin imaginar que quedaría gratamente sorprendido. Como hacía exactamente un año atrás, había recibido un mensaje de ella.
"Feliz Año Nuevo, Maximilian".
Era escueto, así que no sabía qué creer. Sin embargo, consideraba como algo muy positivo que le hubiese escrito después de muchos días, eso le indicaba que estaba pensando en él. Valoró responder con un texto, pero le parecía muy inadecuado que una voz artificial interpretara sus palabras. Nervioso, mandó un audio en respuesta. Un audio demasiado osado.
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Bajo los efectos de una copa de vino, Kitty había cometido la insensatez de escribirle a Maximilian. Se hallaba en su habitación, vestida con un pijama a cuadros y con Julie a su lado. El corazón le latía a un ritmo trepidante, mientras aguardaba por una respuesta que creyó que no recibiría. Luego, en un dramático segundo, sonó su teléfono y un audio de él se reprodujo. Escuchar su voz, luego de tanto tiempo, la hacía sentir anhelante y ansiosa.
—"Feliz Año Nuevo, Kitty. —Se escuchaba algo ronco, tal vez por la emoción—. Hace un año exactamente vaticiné que serías Campeona del Mundo. Y se cumplió. Esta vez, pretendiendo tener la misma fortuna de acertar, vaticino que serás mi esposa".
El teléfono se le cayó en el rostro cuando lo escuchó, de lo nerviosa que estaba. Algo muy dentro suyo se sentía feliz de que Max continuara soñando con un futuro a su lado; otra parte más racional, temía darle esperanzas de algo que, por más que lo deseara, no debía suceder. En esa pugna de sentimientos encontrados, ganó el lado racional. En consecuencia, no le respondió más al príncipe.
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10 de enero de 2025
Maximilian estaba perdiendo las esperanzas. Luego de aquel pretencioso audio que le había mandado a Kitty en Año Nuevo, no había tenido más noticias de ella. Se sentía tan avergonzado que no insistió más, creyendo que había cometido un error estratégico y que probablemente la hubiese asustado.
Lo peor fue cuando, en el aniversario de su primer beso en la nieve, Max habló con Charlotte para ver a Julie y pasar por casa. Por supuesto que echaba de menos a la border collie, su niña, pero también era una oportunidad increíble para intentar ver a Kitty. Sus esfuerzos fueron infructuosos puesto que, cuando llegó a la casa, Kitty había aparentemente salido.
—Lo siento mucho, Max —le dijo Charlotte con pena de él—, pero Kitty no está. Por favor, pasa adelante. Iré a buscar a Julie. Seguro que se pondrá muy contenta cuando te vea.
Max entró al hogar que tan bien conocía, miró hacia la escalera creyendo que la vería bajar, pero no fue así. Terminó acomodándose en el sofá hasta que una felicísima Julie llegó saltando a su encuentro.
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Corona de nieve
RomanceMaximilien Josep Louis -Max-, Príncipe de Liechtenstein, nunca se ha enamorado. Su fama de casanova es más que conocida, aunque a él parece no preocuparle demasiado. Mientras llega su turno de asumir como Jefe de Estado, pretende divertirse cuanto p...