Eres Tú ~ Juan Pablo Villamil

·Capítulo 2: Sentimientos

Juan Pablo Villamil

Al no saber que mi mejor amigo tenía una hermana melliza y conocerla ahora, todo se había vuelto al revés.

Al juntar nuestras manos en forma de saludo, sentí que la tierra dejó de girar y me dí cuenta que no le era indiferente, aunque se notó molesta por mostrarme pendejo al expresar una frase como si me valiera madre.

—Bueno, ¿que necesitaba usted? —.

Las palabras de Isaza hicieron que nuestras palmas se separen y volviéramos a la realidad. Fue raro, nunca había sentido esto.

—Este... —la voz de ella tambaleaba— le preguntaba si quería ir al parque después de salir de acá —.

—Uhm... de hecho... —.

—Iba a estar conmigo en tu casa —no deje que terminar a mi amigo, no quería que esa chica me cambiará los planes ya hechos—.

—Ya veo... Otro día será, nos vemos en la salida —dijo con simpleza su hermana alejándose de mi campo de visión, ni siquiera se despidió—.

Abril Isaza

Regresé con Julia a la banca en dónde estábamos.

—¿Y bien? ¿Cómo te fue? —preguntó—.

—No sé —fue lo único que me salió decirle—.

—Pero, ¿como así? —.

—Es que le hizo bullying a mi nombre —reí por lo bajo— después le contesté y dijo: "Ah como sea" —hablé imitando la forma en la que me lo expresó—.

—Qué grosero, no me lo esperé —.

—Yo menos —añadí— pero luego me extendio la mano y cuando la toqué... No sé como decirte, fue una sensación muy extraña —confesé—.

—Pero que bonito es el amor —bromeó para después reírse— ¿y que pasó? —.

—No joda, bueno, luego le inventé una excusa a Juanpa y me enteré que hoy va a mi casa —hablé emocionada alzando la voz inconcientemente, haciendo que algunas personas voltearan a vernos—.

Que roche.

—¡Ey! ¿Y ustedes que ven? —dijo Julia haciendo que esas personas regresarán a sus asuntos- procura hablar más bajo, ¿o quiere que todo el mundo se entere o qué? —.

—Perdón, el caso es que es nuestra oportunidad, tú para arreglarte con mi hermano y yo para conocer a ese guapo pelinegro, ¿qué dice? —.

—De una —.

Antes que pudiéramos seguir chismeando, sonó el timbre para volver a los salones.

(...)

Se escuchó la última campana ya para irnos, no hicimos mucho, un par de pláticas y presentación de profesores. Era hora de volverme a encontrar con el dios del Olimpo, me despedí rápido de Julia y fui a la puerta de la salida para reunirme con mi hermano y esperar a Bruno, nuestro chofer y amigo personal. Esperé algunos minutos hasta que vi a mi hermano, pero no iba solo, iba con él.

El corazón me comenzó a latir muy fuerte al cruzar mirada con la suya mientras que se acercaba lentamente también al paso de mi hermano.

—Hola de nuevo —saludo con una sonrisa cerrada—.

—Hola —es lo único coherente que alcancé a decir, antes de que mi lengua temblará de los nervios— y hola hermanito —.

—¡Vaya! Se dió cuenta de que estaba aquí —habló con un tono haciéndose el sorprendido, ¿en verdad era tan obvia?—.