¿Y si le decía la verdad? ¿O me inventaba una excusa algo creíble?
Con el semblante serio y nervioso, sentía que iba a tartamudear cada palabra que decía, pero no iba a ser creíble, entonces recompuse mi compostura y la miré fijamente a los ojos, sin importar que Villamil había entrado en estado de shock. Con la voz más calmada del mundo le contesté.
—Justo estaba pasando por un momento difícil y recordé lo que me pasó, es un tema personal, perdón si interferí en ese momento importante para ti, ahora sí, los dejo —rogaba que si sonará real lo que estaba diciendo, me iba a crecer la nariz como pinocho—.
—Gracias por aclararme, ve tranquila —respondió Mariana con una voz serena y me dedicó una sonrisa antes de voltearme para seguir mi camino—.
Me sentí mal por ella, aunque Juan Pablo la quería, se besó con otra, o sea yo, pero me supe dar cuenta que esto no era sano para ninguno de los dos, estaba pagando caro la debilidad de Villamil, por estar de por medio de ellos dos. Llegué donde Julia estaba sentada esperándome, le conté lo que había pasado.
—No te la puedo creer amiga —comentó la rubia más asombrada que antes— definitivamente tienes que salir de ahí —.
—Es que ya lo hice July, pero al parecer el destino me quiere relacionar a fuerzas con Villamil —bufé con algo de enojo—.
—¿No le decías Villa? —.
—Ya no, de ahora de adelante es un idiota, que se apellida Villamil —aclaré—.
—¿Por qué tienen cara de enojadas, señoritas? —una voz masculina nos asustaba por detrás nuestro, giramos para encontrarnos con mi amigo Simón, con cara curiosa—.
—¿Nos quiere matar del susto o qué? —preguntó mi amiga—.
—El mundo no se pierde de nada —respondió con simpleza—.
—Bien malo —hablé indignada a lo cual el chico se empezó a reír—.
—Pero en serio, tenía una cara que echaba chispas —Simón se dirigió a mí, dando a entender que mi molestía era notoria—.
—No es nada, solo... tengo unos problemas —le guiñe el ojo a mi amiga discretamente para que me siguiera la corriente—.
—Sí, unos problemas con sus quince, nada grave —añadió Julia—.
—Bueno, supongo que estoy invitado, ¿no? —.
—Uy cierto, tome —saqué una invitación y se la dí— ahí tiene la información y también le quería decir algo —.
—Diga —.
—¿Quiere ser mi chambelán? —.
—Abi, eso no se pregunta, por supuesto —asintió mi amigo, era casi como mi hermano—.
—Ay, gracias —me paré de donde estaba sentada para abrazarlo—.
Sonó el timbre para regresar a las clases, los alumnos volvían a sus salones y no teníamos que ser la excepción.
—Bueno, bueno, mucho empalague, ya vamos Abril —habló mi amiga con tono autoritario pero chistoso, me separé lentamente de Simón—.
—Nos vemos Moncho—.
—Que le vaya bien, Bri —mi amigo se iba haciendo un ademán con su mano de despedida—.
—Ey Abril, esas palabras —me regaño mi hermano por su culpa, el idiota se empezó a reír burlonamente, a lo cual lo veo fulminantemente—.
—Ay, vamos Bri, no se enoje—.
—Este me pone un nuevo apodo cada día —hablé con algo de sorpresa y sarcasmo—.
—Bri... No suena mal, ¿cierto? —preguntó Juan Pablo, al parecer le gustó el sobrenombre que me había puesto el pelinegro—.
—Supongo —dije sin más para volver a comer, no debía verlo, aunque quiera, pero me dolía pensar en como actuamos al frente de la gente a cuando estábamos a solas como ayer—.
—Tierra llamando a Abril —avisó Julia chasqueando los dedos— ey.
—¿Ah? Si, vámonos —la agarré del brazo para ir al salón, no queria un bombardeo de preguntas—.
Llegamos a la puerta cuando casi la cerraban en nuestra cara, nos sentamos rápido y el tutor, el profesor Valdivia, no empezaba la clase, algo raro.
—Jóvenes, todavía no he comenzado la lección porque quería hablar con ustedes —la mayoría asintió— por órdenes de dirección y docentes, hemos tenido una reunión para ver una nueva oportunidad para que en algunas clases se junten las secciones, por ejemplo, este salón, el A se junta con el B, el C con el D y asi intercalando, pero sería más con el aula vecina, es decir, nosotros estaríamos más con el B que con las demás, como objetivo, que ustedes convivan más como compañeros de un mismo grado —.
¿Esto podía ser peor? Villamil estaba en el B, genial, ahora tendré que verlo más tiempo, la angustia me carcomia, estar cerca de él era como mil puñales en el pecho, saber que nos gustamos, pero también le gusta otra, y está con otra.
—Que me trague la tierra —susurré—.
—Al fin estaré más tiempo con tu hermano, digo... —murmuró Juliana para mí— ¿lo dije en voz alta? —asentí— uy perdón, y se nota que te va a afectar ver a Villamil casi todos los días —.
—No quiero —exclamé con la voz baja, cansada— ¿ves? —.
—¿Que veo? —.
—La suerte no está de mi lado, en todo momento me lo encuentro, o pienso en él, o me cuentan las cosas que hace con su novia, estoy hasta la coronilla de él —.
—Pero evitalo, nada más —dijo con simpleza—.
—Que fácil, nadie sabe que me gusta, que sufro interiormente cada que lo veo con Mariana, que tengo que actuar que nada pasa cuando estamos con alguien, y cuando estamos solos, simplemente lo quiero lejos de mí —respondí con sinceridad, a veces me quisiera mudar de planeta para no verlo jamás. Me escondí entre mis brazos apoyados en la carpeta, boca abajo—.
—Ey, recuerda que seré tu respaldo —susurró Juliana, intentando que saliera de mi escondite—.
—Solo quiero que todo termine —.
Capitulo 1/3 de la maratón !
¿Que tal? ¿Les gustó?
Nos vemos en el siguiente...
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Eres Tú ~ Juan Pablo Villamil
Hayran KurguAlguna vez se habrán preguntado, ¿cómo se siente tener que destruirte a ti misma por estar con la persona que te rompe y te sana a la vez? Abril Isaza lo sabe muy bien, ella es melliza de uno de los mejores amigos de Juan Pablo Villamil, con el cual...