Eres Tú ~ Juan Pablo Villamil

·Capítulo 5: Bajo la Luna

Juan Pablo Villamil

Ya era algo tarde, Juan Pablo dormía, Alejo se fue y yo sali un momento al balcón, la ciudad de Bogotá estaba hermosa en la noche, cada luz en el firmamento iluminaba cada rincón y la vista era de otro nivel.
Me apoyé en la barranda y solo observaba todo el alrededor, incluyendo el cielo, que hoy hay luna llena. Estaba tan perdido en el espectáculo que veían mis ojos que no me percate de nadie que se hubiera acercado.

—Linda noche, ¿no? —susurró Abril, me asuste un poco porque me tomó por sorpresa, la voltee a ver y estaba hermosa, a pesar de que ya tuviera pijama, pelo suelto, sus hermosas pecas y sus ojos apenas se iluminaban con la plena luna a la vista, aún asi, eran bonitos—.

—Sí, está preciosa —no sé si le decía a ella o a la noche, volvi a observar el paisaje— la noche me da tanta paz, solo es tiempo para descansar y despejar la mente, sin deberle nada a nadie —murmuré, ella se puso a mi lado también a ver—.

Nos quedamos así unos minutos, pero para mí no habia nada más perfecto como eso, la tranquilidad que sentía a su lado era inentendible, sentía que era la persona más buena del mundo, aunque se me haya pasado la mano al decirle que la quería más que Mariana, no la quería ilusionar ni mucho menos lastimar, pero ya no sé ni lo que digo, me siento atraído por ella y no se da cuenta, o tal vez si.

—Tienes razón, la noche junto con la luna es el complemento perfecto —prestó mi atención— ¿sabes? a mí me iban a poner Luna, ya que nací en luna llena, claro, también junto a mi hermano, mis papás dicen que esa noche estaba en su máximo esplendor, iluminaba las calles de Bogotá como el sol, a pesar de que él le da el brillo a ella, pero como también nací en Abril, asi me llamaron, como me hubieran puesto Luna, sentiría algo de su belleza en mí —¿acaso no se veía al espejo? era tan hermosa o más que la luna— pero bueno, solo me queda admirarla cada noche tras mi ventana —volteo a verme a los ojos mientras yo me acercaba un poco a ella, estabamos a unos cuantos centímetros—.

—Ojalá se hubiera llamado así, le hubiera puesto de apodo Lunera —rio levemente— pero hay algo que quiero que sepa —jugué con mis manos nervioso, estaba midiendo mis palabras, esta vez mi mente no me iba a traicionar—.

—¿Quiere más privacidad? —se alejó de mí hasta la puerta pasadiza del balcón, yo fruncí el ceño confundido— nada más cerramos esto —cerró las dos puertas de golpe pero sin hacer ruido— y jalamos la cortina —dicho y hecho, juntó las dos telas y quedamos totalmente fuera del campo de visión de alguien—.

Ya me arrepentí.

—Ahora si, dime —dijo autoritaria la chica, trague grueso—.

—Am... —balbuceé, no sabía como decirle, me rasqué la nuca nervioso, ¿cómo le decía que me gustaba sin ilusionarla y aparte no perder a Mariana?—.

Eso sonó muy egoísta.

—Si no quiere decir lo que quieres hablar —me interrumpió— yo tambien le voy a decir algo —.

—Mejor digame usted primero —me estaba cagando del miedo—.

—Está bien —hizo una pequeña pausa y suspiró— me ha empezado a gustar —.

Abril Isaza

Estaba revisando todas las facciones de la cara del pelinegro al decirle mi confesión, era una mezcla de confusión, nervios y algo de satisfacción, no sabia por qué.

Creo que la jodí, sé que le gusta otra persona y yo como tonta diciéndole eso, se habia quedado en shock y solo balbuceaba palabras inentendibles.

—Yo... —al fin se le pudo comprender, pero tenia miedo a su respuesta que ya era predecible— escuche, no me gustaría que cambiarán las cosas entre nosotros, pero también siento algo de atracción por ti, te lo iba a decir pero te me adelantaste, aunque también es cierto que quiero a Mariana y no las quisiera lastimar, a ninguna de las dos —.