2. Capítulo 5: Unas horas más

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2 semanas después.

Juan Pablo Isaza.

—He regresado antes... —su voz se quebraba cada vez que hablaba y apenas entendía sus balbuceos—.

—Jul, ¿qué ha pasado? —me escuché nervioso, quería calmar el dolor exterior que enseñaba, si hablamos del interno... quizá no era momento—.

—Mi hermana... Se fue... —rompió en llanto, destrozandome el corazón—.

¿Qué? Ella no tenía hermanos

—¿D-de qué hablas, Julia? —.

—Paulina... —un mini gallo se le escuchó, aunque no importaba en lo más mínimo— no sé sabía nada de ella... —sollozaba tapándose el rostro—.

La abracé con todo el amor que le podía entregar en ese instante, pero sentía una desesperación enorme.

¿Cómo le diría esto a mi hermana?

Juan Pablo Villamil.

No encontraba a Isaza por ningún lado.

Era extraño, me sentía extraño también sin ninguna razón aparente.

—¿En qué piensas? —me encontré con los ojos azules de Isa, mirándome con curiosidad—.

—Recuerdo que así nos conocimos —sonreí, recordando—.

—Al final nunca me dijiste que pensabas, ¿le destrozaste la vida a alguien o por qué andaba tan pensativo en ese momento? —bromeó, devolviendome la sonrisa—.

Pero para mí, no era una broma.

¿Cómo le decía que era verdad? Mejor no. O tal vez sí.

Creo que no duró mucho su expresión cuando vio la mía, mi semblante cambió, sin que me de cuenta.

—¿Es verdad? —volvió a preguntar, con un poco de pánico y tristeza en su rostro—.

—No, es que sí. Digo, no. O no sé, agh —me tapé la cara, disimulando mi frustración otra vez conmigo mismo— escuche, he cometido errores garrafales con mi anterior novia, pero me he arrepentido de hasta lo que no y aprendí a las malas —.

—¿Me jura que no va a pasar lo mismo? —.

Besé su frente y terminé acariciandole las mejillas.

—Claro que no, amor. Otra vez no.

El nudo en mi garganta, ese que me impedía salir adelante, regresó a atarme otra vez y que los verdugos volvieran a mi razón.

(...)

Abril Isaza.

—¡Ya voy! —grité como por onceava vez a la puerta, que tocaban desesperadamente—.

Abrí y vi a mi hermano con Juli.

Sonreí al instante en que los vi, pero no duró mucho porque veo sus expresiones. No traen una buena noticia.

Así que lo único que sale de mí...

—Pasen —.

Les abro más la puerta, les doy un vaso de agua a cada uno, Julia empezó a llorar sin control, hipeaba con intensidad.

Hasta que me doy cuenta. Tiene ropa negra.

—Pues... No me agrada mucho que nuestro reencuentro sea así —doy una risita incómoda— pero... Me da gusto verlos, aunque... ¿Me pueden decir que pasa? —.

Julia empezó a lloriquear más fuerte.

—Abril... —mi hermano se paró y me tomó los brazos con sus manos— tienes que ser fuerte con lo que te voy a decir —indicó, mientras le caían un par de lágrimas—.

Eres Tú ~ Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora