·Capitulo 26: ¿Ha sido una buena decisión...?

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—¿Y a usted que le pasó en la mano? —preguntó mi mamá preocupada—.

No le dije nada de lo que pasó, no tenía fuerza, me estaba sumergiendo solo en mi tristeza.

—No es nada —mentí— solo... me rasguñe es todo, voy a mi habitación —.

Subí rápido las escaleras y me acosté en mi cama.

¿Ahora qué hacía? No quería que me tuvieran lástima, que me preguntarán a cada momento: ¿estás bien?

¿Cómo iba a estarlo? Si sentía que me arrebataron un pedazo de mí, de años de compañía a su lado, fue un golpe muy bajo, quería recuperarla, que por favor no se enamorará de alguien más.

—¿Por qué tuvo que terminar así? —sollozé— ¿por qué?—.

(...)

No me pude levantar de la cama.

Parecía que me habían amarrado a ella, que me hubieran pegado a las sábanas para no levantarme y seguir otro día.

Un día de mierda.

Y aparte de eso, me reventaba la cabeza. Los dolores que yo tenía no se los deseaba ni a mi peor enemigo, si me estresaba mucho, la consecuencia era eso, casi quedarme sin neuronas, poseía eso desde pequeño.

Fingí que estaba a punto de un resfrío, me acurruque y trataba de volver a dormir, pero me era imposible, sentía que la cabeza me iba a estallar en cualquier momento.

—Juan Pablo, ¿a qué horas se va a levantar? Es tardísimo —entró mi madre a mi cuarto abriendo las cortinas, dejando entrar toda la luz a mi pieza—.

Me daba fotofobia cuando tengo ese dolor.

—Ma, la migraña —me quejé y tapé mis ojos inmediatamente— siento que me voy a morir —dentro de mí decía que era lo mejor—.

—Ay, perdóneme hijo —cerró las telas de golpe— te traigo una pastilla, ¿te quieres quedar? —.

—Si... luego pido —.

Se fue corriendo a ver un medicamento, cuando regresó, lo trajo con un vaso de agua.

—Acá está —me los entregó y los tomé de golpe— ay Juan, esto solo te pasa por el estrés, ¿pasó algo? —.

—No, seguro serán las tareas, pero nada grave —sonreí para darle tranquilidad—.

—Bueno, descanse y si necesitas algo le avisas a la muchacha —.

—Si, gracias —.

Se alejó de mí y cerró la puerta, no entendía cómo podía sonreir por fuera, si estaba una basura por dentro.

Recordar ese hecho, automáticamente mis ojos se cristalizaron, dolía profundamente todo esto, parecía que había cavado mi propia tumba, tal vez perseguí a dos chicas y perdí la indicada, a mi pequeña.

Pero sabía que ella estaba mejor sin mí, yo solo sacaba lo peor de ella, y solo quiero que esté bien, aunque esté bien con alguien más.

Abril Isaza

Saqué mi cuaderno de mi mochila, junto a un lapicero. El profesor parecía que tenia a Flash dentro de su boca.

No volteaba a los lados, ni siquiera sabía quién estaba en el salón, solo no me quería atrasar, no sé porque tenía la necesidad ahora de copiar y que no me falte nada.

“¿Para qué escribo tan rápido? ¿A quién se lo daré?” Pensé y reí, era ilógico dárselo a alguien, si el lugar se veía lleno.

Terminó de dictar el profesor y me recosté en el asiento.

Eres Tú ~ Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora