·Capitulo 23: ¿Otro hermano?

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No podía traicionar su confianza, la única salida era, como siempre, mentir.

—Obvio no, ¿crees que es capaz de echarme veneno así? Usted está medio loco —respondí irónico—.

—Bueno, ya no le voy a preguntar más perro, como dicen: el que por su gusto muere... hasta la muerte le sabe —dijo— solo pienselo bien y... —me palmeó el hombro— te des cuenta de tu error, nos vemos mañana—.

Se adelantó y me volvió a dejar solo, ¿como iba a arreglar esto? A este punto estábamos en la punta del iceberg, todo estaba tan frío sin su calor, como si fuera un amor con hielo, que al final, por intentar cuidarlo se fue marchitando poco a poco para después, morir.

Parecía que así era nuestra ley, una ley de repulsión, estar tan juntos pero tan separados a la vez.

Abril Isaza

Abrí la puerta de mi casa desanimadamente, con Julia atrás mío, le tuve que contar lo que Juan Pablo piensa de mí, ahora, quiere encontrar al culpable de esas ideas.

Subimos sin almorzar a mi habitación, sin antes pedir por favor que nos lleven la comida al cuarto.

—Es que no lo puedo creer —dijo mientras cerraba la puerta— a ver, hay que ver quién ha estado cerca como para inventar eso —insinuó y se sentó en mi cama—.

—Ni sé, tengo mente de pollo —aclaré— pero me debería de odiar para inventar eso en mi contra —.

—Tienes razón, pero... ¿segura que quiere seguir hablando de esto? —.

—La verdad no, me hace mucho daño, sé que me equivoqué y... lo único que quiero es enterrar esto —.

—Si sabes que tendrás mi apoyo siempre, ¿no? —acunó mis manos— y, creo que la mejor forma de enterrar esto, es mejorar como persona —.

—¿Cómo así? ¿Soy mala persona? —pregunté curiosa—.

—Claro que no —rio bajito— a lo que me refiero es que te veas bien, tengas amor propio, autoestima, todo lo que descuidaste cuando estabas con Villamil —.

Sus palabras eran mejores que las de un psicólogo, no sabría que hacer sin ella.

—Gracias, y si, te voy a hacer caso —accedí— mañana empezamos —.

—¡Eso! —alzó su palma y yo completé el “high five” con mi mano —.

Luego de unos minutos, María vino amablemente a dejarnos nuestra comida. Empezamos a almorzar mientras veíamos, en el aparato se reproducía “Friends”. De la nada, accidentalmente Julia apretó un botón del control remoto y el tele comenzó a enseñar una noticia, con un chico familiar, era Nath.

“Y aquí podemos ver un retrato de la familia Rodríguez, que hoy firmaron un importante contrato con la empresa perteneciente a los empresarios Augusto Isaza y Regina Piñeros de Isaza. Acá los vemos saliendo de dicho edificio, junto a su hijo, Jonathan, que parece seguir los pasos de sus padres.
Prontamente veremos cómo se desarrollará el próximo proyecto entre estas dos importantes compañías, que esperemos, que todo sea un éxito. Informó Natalia Delgado.

Terminó la noticia, y... para que mentir, Nath se veía muy bien en esas tomas, su perfil resaltaba con esa nariz respingada y su piel blanca.

—No me digas que te gustó ver a Nath —habló sin creer la rubia—.

—¡NOO! ¿A mí? —bufe— Claro que no —negué exageradamente—.

—¿Ah, si? Si hasta se me hace que se te iluminaron los ojos —rio burlonamente—.

Eres Tú ~ Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora