Treinta y cuatro: Vergüenza

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───¡Mierda Hana, apaga eso!

Sunghoon se levantó, dejando ver su magnífico cuerpo y esa mancha en sus boxer. Yo lo tomé rápidamente del brazo y lo volví a tirar al suelo, escondiendolo de la cámara de Hana.

Ella pareció reaccionar, aunque no perdí la mirada rápida que le hizo a mi chico, fue lo bastante disimulada y se apresuró a cortar el vivo, pidiendo disculpas aunque dudaba que era para nosotros, seguramente era para sus seguidores.

Cuando ella guardó su celular, yo pude respirar un poco tranquilo.

───¿Ya puedo levantarme?

Park intentó levantarse pero yo volví a empujarlo hacia el suelo, tras la cama.

───¡No!

No iba a dejar que Hana siguiera viendo a Sunghoon así que tomé otra almohada y se la di para que se cubriera. Hana me miraba sorprendida.

───¿Qué creen que hacen? Esta es una casa de familia.

───¿Por qué entraste sin tocar? Es mi habitación, no entras sin pedir permiso.

───¡En esta casa no hay sexo gay!

Iba a gritarle que se fuera a la mierda, realmente iba a hacerlo, estaba cansado de su homofobia, pero justo en ese momento mi padre llegó a la habitación quejándose de que los gritos lo levantaron y entonces todo rastro de sueño desapareció de su rostro cuando me vio y vio la cabeza de Park asomándose por el borde de la cama.

Que. Maldita. Vergüenza.

Y como si fuera poco, Jena entró al segundo, seguramente porque había escuchado el escándalo y juro que quise matarla cuando ella comenzó a buscar desesperadamente a Sunghoon.

───¿Pueden irse? Necesitamos cambiarnos.

Hana y Jena estaban listas para negarse, Hana seguramente iba a seguir diciendo estupideces pero mi padre fue quien las sacó de la habitación, diciendo que no tenían nada que hacer ahí. Le agradecí cuando cerró la puerta y escuché los gritos de Hana cada vez más lejos.

───¿Ya puedo levantarme?

Lo miré. Sunghoon estaba sentado en el suelo, la almohada que le tiré estaba sobre su regazo y sus ojos me miraban desde abajo.

No hacía falta recordar lo atractivo que era Park pero, juraba que con su cabello despeinado, sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas, él se veía sumamente caliente, como todo un actor porno estrella.

¿Era raro que quisiera hacerlo de nuevo?

───Sí, levantate.

Sunghoon se levantó y se sentó a mi lado, me regaló una pequeña sonrisa despues de observarme unos segundos, seguramente consciente de que no sabía cómo diablos iba a ver a mi padre despues de lo que pasó.

───Pareces tenso, ¿y si nos damos una ducha?

Lo miré sorprendido, sintiendo nuevamente todo el calor volver a mi cuerpo.

───¿Juntos?

Su sonrisa me derritio.

───Me encantaría pero no podría mantener mis manos quietas. Bañate primero mientras desempaco nuestras cosas, despues voy yo.

───Lo dices como si fueras un pervertido.

───No creo serlo pero eres realmente mi debilidad y no quiero presionarte. Vayamos despacio y seguro.

Le sonreí y le hice caso, me metí al baño que tenía nuestra habitación. Agradecía a mi padre por darnos esa privacidad y el beneficio de un baño privado.

Tal y como dijo Sunghoon, cuando salí de un largo y calmado baño, nuestras cosas ya estaban guardadas y la cama tendida. Él fue el siguiente en ducharse y yo sólo me recoste en la cama a descansar, planeaba dormir un poco, descansar del largo viaje en auto y de la acción que había tenido hace minutos atrás, y fue mucho mejor cuando Park terminó y se acostó a mi lado, abrazandome de cucharita.

───¿No querías ir a desayunar?

───Estoy cómodo aquí.

Sonreí.

Era la primera vez que realmente tenía un momento tan íntimo como ese, aunque estuve con muchas chicas en la cama, nunca me tomé la molestia de quedarme con ellas despues del sexo, nunca hubo abrazos ni besos despues de la acción, nunca sentí unos brazos rodearme con tanto cuidado ni una respiración en mi nuca que me provocara tranquilidad.

Miré hacia abajo, los brazos fuertes de Park rodeaban mi cintura y yo no pude evitar delinear con mi dedo las venas que se marcaban. Era fascinante la forma en la que me perdía en ellos y era casi espeluznante como con sólo tocar sus brazos podía sentir una nueva erección asomarse en mis pantalones.

Me detuve cuando supe que era demasiado. Park había dicho que íbamos a ir despacio, yo no podía simplemente levantarlo de su sueño y pedirle que me la chupara cuando hace menos de una hora habíamos tenido un orgasmo juntos.

No, para nada.

Me resigne a mis tontos deseos y cerré mis ojos. Dormir era mejor que salir y mirar a mi padre, además me ahorraba la futura pelea que tendría con Hana.

¡Te Pagaré!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora