¡Te Pagaré!

Treinta y cinco: Sentimientos raros

El ruido de unos murmullos me hizo abrir los ojos levemente, de a poco porque la luz fuerte que entraba por la ventana me molestaba demasiado así que decidí girar la cabeza hacia otro lado, encontrandome con Sunghoon en la puerta y Hana del otro lado.

Frunci el ceño e intenté escuchar qué hablaban.

───Sólo digo no tengas más intimidad aquí, Hoonie, esta es una casa de familia y sabes los sentimientos de mi niña...

Vi las venas en la mano izquierda de Sunghoon marcarse, seguramente por apretar con fuerza la perilla bajo su palma.

───Jena dijo que me ve como un amigo.

───Sabes que ella miente.

───De igual forma, ambas deberían entender que Jake y yo somos pareja y obviamente mantenemos intimidad, si no quiere verlo la próxima no entre sin tocar, señora Lee.

No podía ver el rostro de Hana porque Sunghoon la tapaba por completo y ella estaba del otro lado de la puerta, fuera de la habitación, sin poder entrar.

¿Ella realmente vino a molestar aquí de nuevo?

───Incomodan a las personas en esta casa.

───Me encargaré de que Jake sea silencioso para la próxima.

Me sonroje y me levanté de golpe de la cama, un dolor de cabeza me invadió y todo comenzó a dar vueltas por unos segundos.

No escuché la respuesta de Hana pero ella se fue y Sunghoon cerró la puerta y me miró entonces. Pude verlo sonreírme y cuando todo dejó de dar vuelta, él dejó un beso en mis labios.

───Justo iba a levantarte, ya está lista la comida.

No le respondí, realmente no sabía qué decirle de todas formas, no cuando mi vista estaba perdida en su perfecto, espectacular, bien trabajado y encantador cuerpo de atleta.

Por Dios, jamás en la vida me había llamado la atención un hombre, como ya dije los penes y los pechos sin tetas que tomar realmente no eran de mi interés, sin embargo hace poco estaba gimiendo por la fricción que el miembro de Sunghoon tenía con el mío y en ese momento también estaba babeando por unos brazos fuertes y un abdomen marcado.

¿Qué estaba pasando conmigo? Era mucho más probable de que Park realmente había hecho algún tipo de brujería para que estuviera así de embobado por él.

El resto del fin de semana fue casi lo mismo, realmente estaba demasiado perdido en todo lo que Sunghoon hacía y ya no era sólo su físico, yo realmente me quedaba observando todo de él, fue entonces cuando comencé a notar los pequeños detalles.

Descubrí en ese fin de semana que cuando Sunghoon estaba emocionado por algo; sus manos comienzan a jugar con el borde de su camiseta o con el elástico de sus short. También pude observar que le gustaba meter sus pies bajo la arena caliente y observar tranquilamente las olas del mar, como también noté que tenía una adicción no muy sana por coleccionar piedras que él consideraba "lindas". Eso último era absurdo porque cuando el viaje terminó y ya era hora de volver a casa, Sunghoon había metido a su maleta dos bolsas repletas de piedras que encontró durante nuestra estadía.

Aunque dejando de lado todo aquello, realmente fue un lindo fin de semana. Hana no volvió a mencionar nada del tema de nuestra habitación, sí lo hizo en el almuerzo de esa tarde pero escuché luego como mi padre la había llevado a la habitación y la había regañado. Era la primera vez que escuchaba a mi papá ponerle un límite al veneno de Lee Hana pero me alegré por eso. Jena tampoco mencionó nada, seguramente vernos en esa situación le dejó en claro que Sunghoon realmente anhelaba un buen pene y que ella no podría dárselo. Una lástima para ella pero eso sumaba un punto para mí.

Al final entonces todo fue divertido dentro de lo que cabía, el verdadero problema comenzó cuando volví a mi departamento despues de dejar a Sunghoon en su casa, porque entonces descubrí que lo extrañaba y eso me hizo sentir como un loco obsesivo.

Esa noche había estado pensando seriamente en esa sensación que tenía en el pecho. ¿Podía realmente comenzar a desarrollar sentimientos por Park tan rápidamente? El chico tenía lo suyo pero yo nunca... no lo sé, nunca sentí eso antes.

Casi no pude dormir hasta que Sunghoon me llamó para contarme algo que su madre dijo sobre que tendría que haberme quedado a cenar, yo sólo pude reírme y ofrecerle una disculpa aunque ella realmente no estaba ahí para escucharme. Hablamos por un rato hasta que nos deseamos las buenas noches y él cortó la llamada.

Fue recién ahí cuando pude conciliar el sueño y eso realmente me causó terror.